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"El sevillano con tecnología punta es penalizado aquí porque no se le cree"

Son y están

En contra de los que piensan que la carrera de Filología sólo tiene como salida laboral el dar clases, su especialización en lingüística computacional e inteligencia artificial le hizo ver la oportunidad de crear una empresa de aplicaciones tecnológicas, y en pocos años ya cuenta con clientes en Estados Unidos y ha sido galardonada por Microsoft y Vodafone

27 de febrero 2011 - 05:03

EL avatar llamado María, asistente virtual que ofrece la Consejería de Salud para todo tipo de consultas y gestión de citas, con una calidad evidente en sus contenidos y en su realización gráfica, no es fruto de una empresa japonesa de robótica, ni de una start-up del Silicon Valley californiano. Es la mejor tarjeta de presentación de un equipo de investigadores sevillanos (Pilar Manchón, Gabriel Amores y Guillermo Pérez) que encabeza su empresa Indisys y que ha vivido el itinerario de mudanzas habitual en muchas iniciativas de base tecnológica. Comienzo alojado en la incubadora del Edificio Eurocei (San Juan de Aznalfarache), creado por la Junta con fondos europeos. Prolongación de expectativas en la incubadora municipal del Edificio CREA (Sevilla-San Jerónimo). Y ahora volando por su cuenta y riesgo en un edificio de oficinas del parque tecnológico Cartuja, después de lograr el reconocimiento internacional a su calidad.

Pilar Manchón, de 38 años, está casada con un norteamericano, director de seguridad informática, al que conoció en la prestigiosa Universidad de Stanford, en California. Tienen un hijo y viven en Espartinas. Ella es hija de taxista y de ama de casa. Su hermano mayor es piloto de aviación y la pequeña es la más famosa de la familia: Beatriz Manchón, piragüista, poseedora del mejor palmarés internacional que haya alcanzado un deportista sevillano. Nervión fue su barrio de crianza, formada en el Colegio Sagrado Corazón y en el Instituto Luca de Tena. Pilar también ha practicado mucho deporte, para divertirse y sin llegar a cotas de alta competición: "He hecho piragüismo, rugby, natación, waterpolo y muchas actividades de riesgo, como paracaidismo, escalada, rafting, submarinismo...".

-¿Su etapa universitaria fue para ponerle una medalla?

-Empecé la carrera de Física, pero después me pasé a la Filología inglesa. Con 19 años me fui un año a Londres para aprender bien inglés. Trabajaba sirviendo copas durante el invierno y de socorrista en verano. Así me pagué la carrera en Sevilla, yendo cada verano a Inglaterra. La conseguí sacar en cuatro años, el último estuve de erasmus en Gante (Bélgica). Ahí empecé a profundizar en el tema de la traducción automática. Volví a España. Empecé mi doctorado y solicité becas para irme al extranjero. La primera importante fue la del British Council a través de La Caixa, y en la Universidad de Edimburgo hice un máster ya ligado a la inteligencia artificial a partir del lenguaje y la ciencia cognitiva. Mientras estudiaba con esa beca, solicité una beca Fulbright para irme después a Estados Unidos. La conseguí y estuve un año en Stanford, aprendí muchísimo de lingüística computacional junto a las eminencias que allí enseñan e investigan sobre inteligencia artificial. Vuelvo regularmente. Es, además, la zona donde reside la familia de mi marido.

-¿No tuvo opciones de trabajar en Estados Unidos?

-Sí, estuve dos años en Florida trabajando para la empresa Netbyte, dedicada a interfaces de voz para servicio telefónico. Mi novio y yo, cuando decidimos casarnos, teníamos ofertas de trabajo en Estados Unidos, en Londres y en España. Decidimos venirnos a pasar al menos un año y así él conocía a mi familia y yo podría terminar mi doctorado y seguir investigando en el grupo de lingüística computacional que dirige Gabriel Amores en la Hispalense. Y a partir de lo que empezamos a desarrollar, le propuse a Gabriel crear una empresa, así nació Indisys.

-¿Sufrieron mucho en sus inicios?

-Muchísimo porque no encontrábamos financiación. La constituimos ante notario el 28 de julio de 2003, y hasta el 15 de mayo de 2005 no se inició la actividad. Éramos cinco personas, con Guillermo Pérez como director técnico. Vimos clara la oportunidad de negocio porque desarrollamos una tecnología muy innovadora en relación a lo que había en el mercado internacional: aplicaciones de lenguaje natural y de sistemas de diálogos inteligentes para las necesidades de grandes empresas o instituciones, como interfaces automáticos de cara al público. Ese era el objetivo. Donde más avanzamos es en los asistentes virtuales on-line, marcamos una diferencia significativa con respecto al resto de nuestros competidores. Nos pasamos dos años trabajando en la sombra, sin generar ingresos, para reimplementar al ámbito comercial esas investigaciones de la universidad. Y salimos al mercado en 2007 ganando nuestro primer concurso nacional, el de asistencia virtual para la Consejería de Salud andaluza. Ojalá ocurriera siempre que se apostara por una empresa nueva y sin experiencia, cuando presenta un producto claramente mejor que el de otras grandes y con influencias.

-¿Aparecen más clientes en el extranjero que en Andalucía?

-Sí. Hemos acelerado nuestra proyección internacional porque en España es frustrante la dilación en la toma de decisiones por parte de las empresas, y por la elevada cantidad de proyectos que se quedan congelados. Asistimos regularmente a ferias y congresos internacionales de nuestra especialidad, donde hemos de presentar nuevos estudios e innovaciones. Ahora sale nuestro libro Gestión de diálogo multilingüe y multimodal, editado por la Hispalense. A raíz de esos contactos nos han llamado de muchos países. El año pasado, Gartner, la consultora tecnológica más prestigiosa del mundo, nos eligió entre las tres empresas jóvenes con mejor tecnología emergente y mayor potencial de crecimiento, junto con iRobot y NeuroSky. En España, Microsoft nos dio en 2009 el premio a la mejor experiencia de usuario y Vodafone en 2010 el premio a la innovación en telecomunicaciones.

-¿Qué inteligencia artificial da vida a 'María', la asistente virtual de Salud?

-A la par que las gráficas están muy conseguidas, y los interfaces 3D tienen calidad fotográfica, el lenguaje corporal está muy estudiado, nadie tiene la calidad que aportamos para manejarlo desde un teléfono móvil. Y todo hecho en Sevilla. Tiene capacidad para dar información precisa sobre preguntas sencillas o complicadas, remite al enlace más escondido que pueda estar en Internet y autorizado por la Consejería de Salud. Tiene conciencia de concepto, de la historia del diálogo, de los sobreentendidos. Es la semántica y la pragmática a disposición del usuario. Emulamos la inteligencia funcional, que es la capacidad de llevar a cabo gestiones, procesos, comandos, etcétera. Y la inteligencia social, que es la capacidad de interactuar con adaptación al nivel de tu interlocutor. Y además está la inteligencia emocional, que es la capacidad de crear una cierta empatía con el usuario, de reaccionar a la información que el usuario te da y de saber mostrar una emoción adecuada a la información que le estás proporcionando.

-¿Qué balance se hace del funcionamiento de 'María'?

-Puede atender simultáneamente a mil personas. Lleva decenas de miles de citas y de consultas. Implica un gran ahorro a la Junta, reduce a la tercera o cuarta parte el coste de atención telefónica.

-¿Cuántas personas trabajan ahora en Indisys?

-Somos 18. Estamos buscando la segunda ronda de financiación para nuestra expansión internacional. Tenemos a Invercaria como capital riesgo y aspiramos al Fondo Jeremie de la Unión Europea. Ya estamos en Chile y en Estados Unidos, hay empresas asociadas como partner que son de esos países, y también las hay de España, Italia, incluso Kenia.

-¿Cómo sobrelleva los prejuicios que descartan la capacidad de inventiva tecnológica del sevillano?

-Sufrimos varios prejuicios. Primero, perplejidad por ser españoles. Sólo cuando tocan, ven y prueban nuestra aplicación, se dan cuenta de su calidad y se interesan por ella. Después, por ser andaluces. Todo el mundo cree que somos de Madrid o Barcelona o, al menos, que nos hemos ido allí para hacer carrera. Cuando les dices que vienes de Sevilla, te miran con incredulidad. Y no es una cuestión de si podemos irnos a otro lugar. Claro que podemos, tanto Guillermo como Gabriel y yo ya hemos trabajado en otros países, y nos llegan ofertas. Nos quedamos porque tenemos conciencia de que en la sociedad sevillana hemos de tirar del carro quienes tenemos la capacidad de sacar proyectos adelante.

-¿Le supone un gran esfuerzo mantenerse en sus trece, en lugar de hacer las maletas?

-Hay momentos en los que se te hace casi imposible seguir aquí, cuando te has dado diez veces contra un muro de incomprensiones y te das cuenta que en tu propia tierra valoran más a alguien por el simple hecho de ser foráneo. Los que gracias a nuestro esfuerzo hemos logrado becas para estudiar en el extranjero, tenemos que quedarnos para sembrar y crear riqueza para los demás.

-Ponga ejemplos de agravio en su propia tierra.

-Hay en Sevilla importantes empresas que, después de evaluarnos y considerar que nuestras soluciones son mejores que las de la competencia, han preferido contratar a la empresa de fuera, más cara y peor. Es absurda la falta de confianza de los andaluces en relación a otros andaluces. En Cataluña y el País Vasco, el hecho de no ser catalana o vasca me quita puntos en un concurso, y llegan a comentarme que no nos eligen, pese a considerarnos los mejores, porque les compensa contratar a una empresa de la tierra, de peor nivel, pero que les garantiza recibir una subvención del gobierno autonómico. En Andalucía, también estamos penalizados. Por todo lo contrario: por ser andaluces, pese a exhibir tecnología punta. Hay una predisposición a contratar a quien no es andaluz. Y a incluir como partners andaluces subvencionados a empresas vascas.

-Por su experiencia en el extranjero, ¿qué le gustaría desarrollar y no puede hacer?

-Me encantaría tener una empresa donde la cultura laboral permitiera ser más feliz trabajando. En España es imposible por lo absurda que es la legislación laboral. No hay forma de implantar modelos que en otros países son naturales. En otros países lo que se pretende es ser productivo, y aquí se favorece trabajar un número de horas independientemente de cómo seas de productivo. Mentalidad de funcionario que lo piensa todo en clave de hora de entrada y de salida. La mentalidad de muchos trabajadores en España es que toda la responsabilidad recae en la empresa, y que ellos no están para asumir responsabilidades.

-Un consejo a los jóvenes con inquietudes.

-Conseguir que el activo más importante sea tu equipo de profesionales. Ser ambiciosos a partir de lo que se consigue trabajando mucho. Tenemos una oportunidad por la capacidad de crear una tecnología innovadora. Y en la carrera profesional llegas a un momento clave en el que has de demostrar tu valía personal y tu capacidad de aguante. El momento crítico de tomar decisiones duras, de hacer sacrificios, de tirar para adelante, de seguir aguantando, de apretar los dientes y tirar, es ahí cuando se define quién eres, es ahí cuando se demuestra tu capacidad. Y para eso no tienes que ser un genio. Ninguno de lo que estamos en Indisys lo somos, tenemos una capacidad intelectual media.

-¿Qué opina de la Sevilla actual?

-Me gustaría que creciera mucho más. Hemos perdido enteros respecto a otras ciudades de Andalucía y de España. Está más sucia y descuidada. El carril bici está muy bien pero a la vez no se ha resuelto el problema del aparcamiento. Sevilla tiene un gran potencial desaprovechado como ciudad de negocios. A gentes de muchos países les encanta viajar a Sevilla. Organizar una reunión aquí es un plus, lo he vivido participando en proyectos europeos. Pero hay que crear eventos y actividades que renueven constantemente el atractivo de la ciudad.

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