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El apóstol de los sagrarios abandonados ya es santo

El papa Francisco canonizó en Roma al sacerdote sevillano Manuel González, obispo de Málaga y Palencia y seise de la Catedral de Sevilla.

El apóstol de los sagrarios abandonados ya es santo
Texto: Juan Parejo · Vídeos: Dds

16 de octubre 2016 - 13:07

Las campanas de la Giralda volvieron a repicar de júbilo. Sevilla cuenta desde este domingo con un nuevo santo. Manuel González García, obispo de Málaga y Palencia, fundador de las Misioneras Eucarísticas de Nazaret y promotor de la eucaristía, fue canonizado por el papa Francisco en una multitudinaria ceremonia en la Plaza de San Pedro del Vaticano. La representación sevillana estuvo encabezada por el obispo auxiliar, Santiago Gómez Sierra, y los miembros del Consejo Episcopal. El arzobispo emérito de Sevilla, el cardenal Carlos Amigo Vallejo, también estuvo presente.

La ceremonia de canonización se celebró con todo el boato habitual. Hasta 70.000 personas se dieron cita en la Plaza de San Pedro para presenciar la canonización de Manuel González y otras seis personas: el mexicano José Sánchez del Río, asesinado a los 14 años durante la revuelta contra los llamados cristeros; el sacerdote argentino José Gabriel del Rosario Brochero, el cura Gaucho, los italianos Lodovico Pavoni y Alfonso María Fusco y dos religiosos franceses, Salomone Leclercq y Elisabetta Catez. Las imágenes de los siete nuevos santos de la Iglesia católica lucieron en la fachada de la Basílica de San Pedro.

El papa Francisco utilizó la habitual fórmula en latín para proclamar la santidad del obispo sevillano y pedir que fuera inscrito en el libro de los santos. El prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, el cardenal Angelo Amato, acompañado de los postuladores, que en el caso del sacerdote sevillano fue Javier Carnereno Peñalver, presentó a Francisco la petición de canonización y leyó una pequeña biografía de cada uno. Tras las palabras del Papa, las reliquias de los nuevos santos fueron llevadas al altar, donde fueron depositadas.

En su homilía, Francisco destacó de los nuevos santos su firmeza en la fe: "Estos siete testigos que hoy han sido canonizados, han combatido con la oración la buena batalla de la fe y del amor. Por ello han permanecido firmes en la fe con el corazón generoso y fiel". Finalizada la ceremonia, el Papa saludó a los cardenales y obispos presentes, entre ellos Amigo Vallejo, al que abrazó con efusividad, mientras el coro cantaba la canción de La Guadalupana.

El santo Manuel González García nació en Sevilla el 25 de febrero de 1877. Fue bautizado seis días después en la parroquia de San Bartolomé. Fue seise de la Catedral de Sevilla. Sus danzas ante el Santísimo fueron el preludio de su misión por extender el culto a la eucaristía. Con 12 años, en octubre de 1889, ingresó en el Seminario Menor. El 21 de septiembre de 1901 recibió la ordenación sacerdotal de manos del entonces arzobispo hispalense, el beato Marcelo Spínola. Su estancia en Palomares del Río fue un hito en su vida. Allí se dio cuenta que el Sagrario estaba abandonado y que nadie rezaba ante el. Una imagen que le marcó profundamente.

En 1915 fue preconizado obispo auxiliar de Málaga. El 16 de enero de 1916 fue consagrado obispo en la Catedral de Sevilla. Y el 25 de febrero entró en la capital costasoleña. El 22 de noviembre de 1920, Benedicto XV le nombró obispo residencial de la diócesis malagueña. En esta sede andaluza vivió el drama de la persecución religiosa en España en tiempos de la II República, llegando a ser expulsado de la ciudad y teniendo que refugiarse en Gibraltar.

El 5 de agosto de 1935, Pío XI le nombró obispo de Palencia, donde falleció, en olor de santidad, el 4 de enero de 1940. Está enterrado junto al Sagrario de la catedral palentina, como fue su deseo. Las virtudes de Manuel González llevaron a san Juan Pablo II a declararle venerable el 6 de marzo de 1998. Fue beatificado en 2001.

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