Sevilla 'obliga' a Málaga a pujar por la gala de los Goya
La gran fiesta del cine español
El éxito de la organización del evento más mediático del año en el auditorio de Fibes empuja a otras capitales a hacer sus propuestas a la Academia de Cine
Una carrera mimética sin sentido porque la Academia de Cine todavía no ha decidido si la cita volverá a salir de Madrid. ¿Quién puede organizar el evento? Quien tenga capacidad técnica, un presupuesto que debe rondar el millón de euros y una apuesta política e institucional clara, como mínimo
La gala de los Premios Goya 2019, que salieron después de 18 años de Madrid para celebrarse en Sevilla, ha despertado una carrera mimética de otras capitales, envidiosas, en el mejor sentido, de la proyección alcanzada por la capital hispalense. Ni la Academia de Cine ni el Ayuntamiento de Sevilla han cerrado aún un balance del evento, pero ya hay ciudades que se han apresurado a lanzar sus propuestas, alentando un debate al que algunos se suman de manera forzada.
¿Quién quiere acoger la próxima cita?
Sevilla aún no se ha pronunciado y tiene aún que echar sus cálculos. La organización ha supuesto par las arcas municipales un coste que ronda los 900.000 euros, quizás poco más. Un presupuesto que se ha entregado a la Academia de Cine que, además de esta aportación, cuenta con las cuotas de los académicos, los patrocinios y la inversión que realiza la RTVE, cuyo coste de producción es proporcional al impacto mediático que consigue esta entrega de premios y su alfombra roja.
¿Resulta rentable el evento para Sevilla?
Sin duda. A falta de cifras oficiales, el impacto económico habría superado los cinco millones de euros y la publicidad conseguida por la ciudad es impagable. Sólo la proyección que se ha hecho de Fibes amortiza ya cualquier campaña promocional que quiera hacerse del palacio de congresos que, por cierto, fascinó al equipo de la Academia desplazado a Sevilla para supervisar las instalaciones. El Ayuntamiento de Sevilla ofreció en un primer lugar el Teatro de la Maestranza, en un entorno más céntrico y monumental, pero la decisión fue firme nada más pisar el palacio de congresos de Sevilla Este, con un aforo de 3.500 butacas (que se quedaron en unas 3.200 por necesidades técnicas). Es el mayor auditorio de estas características de España y se quedó pequeño. Aseguran que 500 butacas se podrían haber ocupado sin problema. De hecho, hasta Sevilla, que es la tercera ciudad con más académicos, se desplazaron unos 2.000 de ellos, lo que supone cuatro veces más de lo habitual en las últimas galas y se acreditaron más de 300 medios de comunicación. Un público de fuera que llenó por completo ocho hoteles.
¿Qué ciudad puede competir con esto?
De entrada hace falta aforo, infraestructuras y buenos transportes. Y el AVE es un punto positivo también para Sevilla. Lo sería igualmente para Valencia o Málaga. Llevar la gala a Palma de Mallorca tiene otros hándicaps, a pesar de que el aeropuerto es el tercero en importancia a nivel nacional. En cuanto al aforo, el mayor problema lo presenta Málaga, que carece de auditorio y que tendría que acondicionar el Palacio de los Deportes Martín Carpena que, de entrada, no se presupone como el mejor de los escenarios. Valencia y Palma sí tienen auditorios, pero con menor capacidad. Lo mismo que le ocurre a Granada, otra ciudad andaluza que ya en años anteriores ha sugerido su ofrecimiento a la Academia de Cine. También surgen otros nombres, como Zaragoza o Bilbao. Pero ¿alguien ha realizado una propuesta firme?
Parece ser que sólo Palma de Mallorca lo habría abordado con seriedad para la pasada edición y ahora quiere retomar el proyecto. Valencia, que sería una firme candidata, no se ha planteado todavía formalmente esta posibilidad, según ha podido confirmar este periódico. Todo son meras especulaciones.
¿Por qué se eligió Sevilla?
El debate tras el éxito de la gala de Sevilla es muy confuso. Aquí no hay candidaturas, ni propuestas formales, no plazos ni calendarios. La Academia de Cine, como responsable del evento, se reúne cada año para decidir el formato y organización de la gala y, el año pasado, tomó en consideración la posibilidad de sacar a la gala de Madrid. ¿Cómo fue? El Ayuntamiento de Sevilla no tuvo ningún contacto formal antes del verano de 2018. Pues todo se fraguó en unos meses a raíz de la elección de Mariano Barroso como presidente. Este director, tras un encuentro con Antonio Muñoz, concejal de Cultura del gobierno de Juan Espadas, vio con buenos ojos el ofrecimiento de la ciudad y, tras la insistencia mostrada por el Ayuntamiento, fue imposible de rechazar, según confirma a este periódico. Sevilla no sólo ofrecía una sólida apuesta institucionalapuesta institucional, sino que reunía las condiciones técnicas para acoger el evento y una vinculación con la industria y la propia Academia muy fuerte. Lo de ciudad de cine no es simplemente un eslogan. Aun así era todo un reto, pues el único antecedente que había, en el año 2000 la gala salió por primera vez de Madrid, en este caso a Barcelona, fue una mala experiencia.
¿Qué buscaba la Academia?
Sobre todo, nuevos aires. La fiesta del cine español inició un declive hace ya varios años, en concreto desde 2015. La de 2018 obtuvo la peor cuota de pantalla de los últimos años y la anterior, la de 2017, obligó a la Academia incluso a replantearse el formato, convocando un concurso de ideas que resultó otro fracaso. Este año ha recuperado la cuota perdida, alcanzando la mayor audiencia desde 2010.
En Madrid, los Goya habían pasado a ser un evento más y el apoyo institucional ha ido menguando hasta casi extinguirse con el gobierno de Manuela Carmena. Sin esto y con un cada vez menor interés por parte de los patrocinadores, la gala suponía un gasto muy elevado para la propia Academia de Cine, sin entrar en la cuantía de las subvenciones por parte del Gobierno central. De hecho, las otras grandes citas de la industria, los Premios Feroz y los Forqué también habían salido ya. Los Forqué se entregaron ya en 2017 en Sevilla y los Feroz han salido por primera vez este año para irse a Bilbao.
La organización de los Goya fuera de Madrid abría también el abanico a patrocinadores locales. En resumen, salir fuera es más rentable para la propia Academia de Cine que tiene más facilidades para sacar provecho a la cita.
¿Volverán a salir de Madrid?
La decisión no está tomada, según confirma Mariano Barroso a este periódico. "No puede haber nada porque no nos hemos reunido aún para evaluar la cita de este año. Hay ciudades que han mostrado interés, pero no ahora, desde hace tiempo, pero los órganos de la Academia son complejos y esto va muy lento", apunta, encantado de la experiencia de Sevilla que, sin duda, ha relanzado estos premios, justo lo que necesitaban.
Una ayuda recíproca, pues Sevilla se ha consolidado como destino de cine y referente de la industria. Esto es, ha refrendado su apuesta política, clave en este asunto y que no tiene por qué extenderse al resto de capitales. Este puede ser el caso de Málaga que, a pesar de tener su consolidado Festival de Cine Español, no había mostrado hasta ahora interés por atraer la cita de los Goya, algo que ha sido criticado en las últimas semanas por algunos académicos que ven con malos ojos esta falta de ambición.
Esta circunstancia, unida a las declaraciones del nuevo presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, que en la alfombra roja destacó el compromiso de Andalucía con el cine español, empujan irremediablemente a Málaga a entrar en la puja, pero fuentes municipales insisten en que hay cuestiones que habría que resolver previamente, como al ausencia de un escenario adecuado y el propio presupuesto necesario.
¿Habría ayuda de la Junta de Andalucía? En el caso de Sevilla no ha habido expresamente un apoyo económico para este evento, aunque sí lo hubo para otros anteriores como la gala de los Premios del Cine Europeo, entre otros relacionados con esta industria. ¿Se traducirá en dinero el compromiso ya mostrado por Moreno en Fibes? Es algo que se desconoce y que se suma también a la incertidumbre que produce el nuevo escenario político que puede salir de las próximas elecciones municipales.
En la Academia de Cine cuentan con que cualquier decisión necesitará meses y cualquier propuesta que salga ahora de las ciudades puede ser cuestionada por un nuevo gobierno en ese mismo plazo. Así que por ahora sólo hay algo claro, que Sevilla ha agitado el debate y ha despertado un interés de instituciones y patrocinadores privados que, sin duda, benefician a una industria pujante sobre todo en Andalucía. Y eso, de entrada, ya es bueno.
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