Sevilla gana con la Fábrica de Artillería un espacio cultural de primer nivel
El sector occidental se ha rehabilitado en los últimos años con una inversión que ha superado los 20 millones de euros
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Una intervención que ha recuperado, al menos en partem un fantástico edificio para la ciudad que se convertirá en un espacio cultura de primer nivel. La inauguración de la exposición Los Machado. Retrato de familia ha supuesto la puesta de largo oficial de la Real Fábrica de Artillería como centro cultural. La muestra dedicada a los Machado es el primer gran evento que acoge el edificio tras una millonaria obra acometida principalmente con fondos europeos que tomó impulso en el año 2020. El hasta ahora llamado Centro Magallanes, rebautizado como Centro Cultural Real Fábrica de Artillería de Sevilla, aspira a convertirse en el gran contenedor cultural del sur de España. Sevilla recupera así un edificio emblemático, aunque las obras no estarán completamente finalizadas hasta marzo del próximo año.
Los primeros espacios de la antigua fábrica de Artillería que se han abierto a la cultura, algunos de ellos ya habían acogido actos esporádicos, son los comprendidos en el ala oeste. En concreto, la zona de ampliación promovida por Carlos III que han sido renombradas como Sala Botani I, Patio de Carlos III, los aseos, la tienda y el atrio de acceso a la Sala Botani II, así como las zonas de acceso a la Sala Botani I y la sala escénica. Botani, por cierto, es el apellido del ingeniero encargado de la construcción del complejo. Antes de que acabe el año, está previsto que se abran la Sala Botani II y la sala escénica. Todos estos espacios serán dedicados a la cultura al más alto nivel.
“La rehabilitación del sector occidental de la Fábrica de Artillería es la mayor intervención sobre el patrimonio edificado que se ha realizado en Sevilla desde la Exposición Universal”, estas palabras del anterior alcalde, Antonio Muñoz, impulsor del proyecto, resumen a la perfección la importancia de una intervención en un espacio de más de 9.000 metros cuadrados que ha contado con una inversión que supera los 20 millones de euros y que ha sido posible gracias a la financiación europea dentro del programa Interreg POCTEP, que ha aportado 11 millones de euros, mientras que el resto ha sido inversión municipal. Tras un parón en 2023, el gobierno encabezado por José Luis Sanz tuvo que hacer una modificación presupuestaria de 1,4 millones para finalizar los trabajos.
Para convertir Artillería en un centro cultural de referencia se ha llevado a cabo una actuación en diferentes espacios históricos, como las antiguas naves de Barrenado o Naves de Botani, o el Taller de Fundición, que ahora será Taller de Creación, o las Naves de Crisoles, que serán espacios formativos, divulgativos. Además se recuperará el tránsito público a través de la calle central que comunica la calle Cofia con Eduardo Dato, y que permitirá la transparencia funcional perdida a lo largo de estos siglos. Concretamente, las crujías de la fachada a Eduardo Dato han sido habilitadas como zona de administración y gestión; el taller de barrenado se transformará en sala polivalente; la nave de Botani será el nuevo foro Magallanes; el taller de Fundición quedará consolidado como zona de creación y la nave de crisoles serán espacios de formación.
Mientras la parte occidental de Artillería luce de manera renovada, la zona oriental, que acoge de manera esporádica algunos rodajes, espera su momento. Allí se encuentran las llamadas naves neoclásicas. La fundición nueva, conocida como la catedral por su grandiosidad, la fundición vieja, o el taller de herramientas.
La Real Fábrica de Artillería de Sevilla representa un importante hito de la arquitectura industrial sevillana, íntimamente relacionada con la expansión ultramarina española en la Edad Moderna. La Fábrica de Bronces de Sevilla, originaria de la actual Fábrica de Artillería, surge alrededor de 1565 como iniciativa privada de la familia Morel, ubicada en dos solares del barrio de San Bernardo, con tan sólo un pequeño taller y dos hornos. En 1559, el Cabildo Catedral le encargó a Bartolomé Morel el tenebrario y varias piezas de la nueva torre y el Giraldillo. El 11 de marzo de 1634 dispuso el rey Felipe III que fuesen aquéllos adquiridos para el Estado por lo que pasó a ser propiedad de la Real Hacienda, iniciándose una etapa denominada de los “Asentistas”, en la que los fundidores quedaban unidos a la fábrica por asientos o contratos de diez años. Este periodo fue muy productivo debido al comercio con las Indias y a los encargos del ejército, las flotas y los señores feudales.
La original Real Fábrica de Artillería inicia su construcción en el primer tercio del siglo XVIII recibiendo un fuerte impulso constructivo durante el reinado de Carlos III en 1782 y responde, en su tipología, a la concepción de grandes edificaciones militares de la época con un sentido unitario del espacio.
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