Sevilla cuenta con la cueva calcolítica mejor conservada de Europa

SEVILLA

La Junta declara BIC la necrópolis de 'El Negrón' en el municipio de Gilena

El yacimiento es el más grande que se ha encontrado para este fin de la Edad del Cobre

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Sevilla cuenta con la cueva calcolítica mejor conservada de Europa / Juan Carlos Vázquez Osuna

A escasos tres kilómetros del municipio sevillano de Gilena se encuentra uno de los tesoros mejor guardados de la arquitectura funeraria de la época del Cobre. Un yacimiento que ha sobrevivido al paso del tiempo con un estado de conservación singular. Imbricado en el interior del inconfundible manto de olivares que cubren la localidad se encuentran las cuevas artificiales calcolíticas de Antoniana I. La Dirección General de Bienes Culturales de la consejería de Cultura de la Junta de Andalucía ha declarado Bien de Interés Cultural (BIC) a esta necrópolis que perteneció al próximo poblado de El Negrón hace 4.500 años. Su principal singularidad es que se trata de la cueva artificial –hipogeo en el argot arqueológico– mejor conservada y más grande de Europa del periodo de la Edad del Cobre. En la parte trasera del yacimiento, se pueden encontrar otras dos cuevas que han sido selladas para evitar que sufran deterioros o cualquier tipo de acto vandálico.

La entrada está conformada por tres escalones, en lugar de la rampa habitual en este tipo de yacimientos.
La entrada está conformada por tres escalones, en lugar de la rampa habitual en este tipo de yacimientos. / Juan Carlos Vázquez Osuna

Su hallazgo fue absolutamente fortuito. En 1985, el dueño de la finca en la que se enclava hundió las ruedas de su tractor en el punto más alto de la cúpula de la necrópolis, que también es el más débil. Se aprovechó este descubrimiento fortuito para excavar y los arqueólogos dieron con una estructura tallada en el subsuelo con fines sepulcrales. Además de ser la mejor conservada, también es la que cuenta con más nichos adosados. De hecho, en su interior se encontraron 12 cuerpos en posición fetal.

Se trata de uno de los pocos ejemplos de enterramiento en cueva artificial del calcolítico, ya que en esa época lo habitual era utilizar dólmenes. La entrada de esta cueva artificial está compuesta por tres escalones. Gabriel Moncada, coordinador técnico de reconstrucción histórica de la Colección Museográfica de Gilena, indica que este tipo de acceso es singular, porque lo habitual era su disposición en rampa.

Su interior –que no tiene una forma definida, pero está a medio camino entre circular y pentagonal– cuenta con una cámara central abovedada y con cuatro nichos adosados. En el de la izquierda no se encontró ningún cadáver o ajuares funerario, "lo que hace suponer que pudo haber funcionado como altar en el que depositaron ofrendas orgánicas como flores o comida que desaparecieron con el paso del tiempo". En la cámara central se encontraron seis cuerpos y los demás en las tres cámaras restantes.

David Ruiz García, responsable del servicio municipal de Arqueología de Gilena.
David Ruiz García, responsable del servicio municipal de Arqueología de Gilena. / Juan Carlos Vázquez Osuna

Los enterramientos consistían en depositar el cuerpo del inhumado en diferentes nichos de la cueva artificial. Su uso –prolongado durante siglos– pudo reservarse para acoger los restos de aquellos individuos que en vida fueron socialmente reconocidos por su poder o por pertenecer al grupo social dominante. Para aprovechar el espacio y reservar sitio para los cadáveres, los huesos de los antiguos inhumados se amontonaban junto a las paredes.

Escollo desde el que se comenzó a excavar la cueva.
Escollo desde el que se comenzó a excavar la cueva. / Juan Carlos Vázquez Osuna

Los 12 cuerpos hallados en las cuevas de Antoniana I fueron de ambos sexos y también encontraron uno infantil. "Esta cuestión es llamativa, porque a las personas se las enterraron con su ajuar por su status, pero éste lo conseguían a lo largo de sus vidas. Un menor de edad apenas tenía status y solían enterrarse aparte", señala Moncada. Por otro lado, también explica que "aunque en el caso de Antoniana I se ha perdido mucha información, los enterramientos del Calcolítico en el resto de la Península evidencian que se trató de una sociedad muy igualitaria". "Los únicos enterramientos excepcionales, que han demostrado pertenecer a una clase social privilegiada son los de mujeres", apostilla y pone de ejemplo Valencina y La Señora del Marfil.

En el interior del yacimiento también se puede apreciar que hay una intención de "abovedar" tanto su sala central como sus nichos. El motivo es que "si edificas el techo de forma plana, cede más fácilmente". "Sin embargo, si dispones un subterráneo con un techo abovedado, desplazas el peso de la tierra hacia los laterales como si fuese un arco".

Un visitante contempla la muestra de la Colección Museográfica de Gilena.
Un visitante contempla la muestra de la Colección Museográfica de Gilena. / Juan Carlos Vázquez Osuna

Otra de sus particularidades es que conserva el ajuar totalmente completo en el Colección Museografica de Gilena. Unas piezas que están dispuestas en las vitrinas de la bautizada como Sala de la Muerte del inmueble. David Ruíz García, arqueólogo y conservador de la Colección Museográfica de Gilena y responsable del servicio municipal de Arqueología recalca que estos enseres, son "totalmente inusuales" en este tipo de cuevas artificiales. "Las piezas cerámicas son muy abundantes", de hecho hay 56 recipientes o 41 puntas de flecha de sílex. Una de las joyas de la corona de esta habitación es un ídolo con forma de bellota. Está fabricado en colmillo de elefante africano, con una perfección en su talla que la convierte en toda una pieza artística de la Prehistoria. Ruíz hace hincapié en que, posteriormente, en las excavaciones de Montelirio –en Castilleja de Guzmán– se han encontrado cinco similares.

Ídolo con forma de bellota en la Colección Museográfica de Gilena.
Ídolo con forma de bellota en la Colección Museográfica de Gilena. / Juan Carlos Vázquez Osuna

Por otro lado, en el entorno más próximo se han descubierto otros sepulcros semejantes en Lora de Estepa, Pedrera o Alameda. También se encuentran algunos cerca de Lisboa, pero son muy escasos.

Si bien es cierto que las visitas a la necrópolis deben realizarse con cita previa, la Colección Museográfica –con el ajuar completo que se encontró en el interior las cuevas– ofrece una visión muy amplia de cómo fueron los enterramientos en el Calcolítico.

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