“Ser Influencer es fácil, todos lo somos”
EnRedados
Hablamos con Sergio Codera, sacerdote viral por su peculiar forma de transmitir la palabra de Dios
Sacerdote salesiano e Influencer, así podemos presentar a Sergio Codera (39 años). Bautizado en la Catedral de Barcelona - lugar de nacimiento- posee grandes raíces andaluzas. “Mi madre, Juana, es de Montoro (Códoba). Mi abuelo emigró al norte con sus hijos, como muchos andaluces, para trabajar”.
En 1992 su madre, vino a la EXPO-92, conoció Rota (Cádiz) y se enamoró del lugar. “Recuerdo que me enseñó una postal para ver si me gustaba. Me encantó. Y me dijo: pues nos vamos a vivir allí”. Ella sola, trabajadora y luchadora, ya había visto un local para montar su peluquería, una casa donde vivir, y una escuela para Sergio: Los Salesianos, lugar donde crece y madura como persona.
En Campano (Chiclana) conoce salesianos consagrados jóvenes y alegres, entusiastas y con “un corazón inmenso” a los que admira y con su testimonio hicieron que de alguna forma se planteara la vocación.
Pero no fue hasta los 18 años cuando dejó la costa gaditana y comenzó la aventura de ser Salesiano, algo que lleva con mucha honra. “Mi consagración como salesiano fue en el año 2001, y como sacerdote en el 2010. Este año he cumplido 10 años de sacerdote”.
Su vinculación con Sevilla es también bastante especial. “Aquí me preparé para ser sacerdote y me ordené en la Basílica de María Auxiliadora, lugar donde también realicé mi profesión perpetua”.
Ha vivido y trabajado en las casas salesianas de Triana, en la Sede Inspectorial, en el Colegio Mayor Don Bosco, y en la Parroquia Jesús Obrero del Polígono Sur. Y también ha dado clase en varios institutos públicos de Pino Montano (Félix Rodríguez de la Fuente) y Sevilla Este (Valle Inclán).
En la capital hispalense estudia realización audiovisual y trabaja muchos años en ‘María Visión’, con el programa en directo de televisión “Quiero Ser Santo” y la puesta en marcha con labores de producción de cuatro programas más donde “tratábamos de transmitir la alegría del evangelio con estilo salesiano”.
Y es en Sevilla donde vuelve para cuidar, entre otras cosas, de su madre que lucha contra un cáncer. Ahora mismo vive con ella, cuidándola y “compaginando mi vida de salesiano, sacerdote, hijo y cuidador”. Parece complicado, y muchas veces lo es… “Pero con confianza, en estos momentos, Dios me sostiene y me da la fuerza para poder alegrar a los demás y sobrellevar todo con esperanza y una sonrisa”.
Un sacerdote fuera de lo común que transmite a través de las redes sociales paz, alegría y, sobre todo, mucha fe en Jesús.
- ¿Cómo llega un sacerdote salesiano a ser un Influencer en el mundo digital?
- Ser Influencer es fácil; todos lo somos. Lo importante es darnos cuenta que con todas nuestras palabras, gestos, publicaciones, etc. ¡Con todo lo que hagamos!... Transmitimos un mensaje. Y ese mensaje influye en los demás.
- ¿En qué momento decide abrirse un perfil en Instagram, una red tan del "postureo"?
- Siempre he tenido afición por la tecnología. Con 10 años tuve mi primer ordenador (en 1990), un Amstrad CPC, junto con mi padre jugaba a programar… No es algo que haya decidido tener, lo raro para mí hubiera sido no tenerlo.
Soy de la generación que ha visto cómo han surgido todas las redes sociales que existen (y las que han dejado de existir). Desde el mítico IRC, el Chat de Terra, el auge de los foros web, el Tuenti, Facebook, Twitter, Instagram y Tiktok… Lo normal.
- ¿Pensó en algún momento que iba a llegar a los más de 10.000 seguidores?
- Era uno de mis objetivos, y tenía ilusión de llegar a los 10k porque cuando alcanzas ese número Instagram te da el privilegio de poner historias con swipe up (desliza hacia arriba), y eso para mí es una herramienta muy útil.
Además, es una alegría poder transmitir el Evangelio a una comunidad más grande porque el bien que puedes hacer siempre es mayor.
- Hay quien piensa que las redes sociales son algo así como el "demonio"...
- Las redes sociales pueden ser como un cuchillo afilado, con el que te puedes cortar, o puedes cortar un buen jamón y hacer feliz a muchas personas.
Las personas que demonizan las redes habrán tenido una mala experiencia. Como el que se corta cortando jamón. Ahora tienen dos posibilidades: o aprenden a usar bien esta herramienta, o mejor que lo dejen y se dediquen a otra cosa. Esto es así. Hay que saber estar, y estar bien formado. Y aun así no siempre es fácil. Pero, ¿quién ha dicho que lo bueno sea fácil?
- ¿Transmitir la palabra de Dios está reñido con las nuevas tecnologías?
- Jesús nos pidió a todos los cristianos esto: “Id por el mundo entero y predicad el evangelio a toda criatura”. (Mc 16, 15). Y no dijo que lo hiciéramos por medio de las redes sociales porque hace 2000 años no existían, pero sino, estoy seguro de que no sólo nos lo hubiese dicho, sino que Jesús hubiese sido el primero en usarlas, y estar ahí anunciando su mensaje y transmitiendo sus obras por medio tuits, post, historias, podcast, y haciendo directos desde Youtube. Al fin y al cabo, son canales de comunicación que facilitan la misión.
- De hecho, el propio Papa Francisco usa muy bien las redes sociales, pero denuncia cierto narcisismo en ellas.
- Vivimos una cultura de la imagen muy fuerte, y lo que el Papa denuncia claramente es la imagen vacía que podemos transmitir disfrazada de aparente felicidad.
Es decir, él nos anima a pasar del like (me gusta) al amén (así es), de la apariencia a la realidad, de la propaganda al compromiso. Es decir, el Papa Francisco anima a los cristianos a que en las redes sociales transmitan autenticidad.
- ¿Qué es lo más satisfactorio que saca como influyente en la red?
- Poder ayudar a las personas, conocer sus historias, y ver cómo Dios usa tus palabras para llegar al corazón de ellas o aportarles un poco más de luz justo cuando más lo necesitan.
Desde personas que han logrado superar una depresión, a jóvenes que han descubierto la vocación, pasando por personas que se sentían rechazadas por la iglesia y que ahora han descubierto a esa iglesia que es madre, que acoge, liberándose de prejuicios y rencor.
También hay historias preciosas de solidaridad, como la del pequeño Samuel, al que hemos ayudado por medio de una campaña de crowdfunding para costear el dentista que sus papás no pueden pagar y pueda volver a sonreír…
- Sus publicaciones son muy divertidad (canta, baila...) y no siguen el estereotipo del "clásico" sacerdote.
- No soy un sacerdote clásico, soy un sacerdote actual y, además, salesiano. Hijo de Don Bosco. Patrón del circo y de los ilusionistas, fundador de joven de la Sociedad de la Alegría, y posteriormente de la Congregación Salesiana.
Desde pequeño he sido muy devoto de Santo Domingo Savio, que decía: “Nosotros hacemos consistir la santidad en estar muy alegres”. Mis grandes referentes siempre han sido gente muy alegre y de buen corazón.
- ¿Ha tenido alguna llamada de atención por parte de la Iglesia?
- A día de hoy no he tenido ninguna llamada de atención institucional (ya veremos qué pasa después de esta entrevista). (Risas).
Al contrario, siempre he recibido el apoyo moral de mis superiores, la financiación necesaria (servidores, hosting, webs…), y ayuda en la difusión. Estoy muy agradecido. Además, no olvidemos que la primera llamada de atención es del Papa Francisco a todos a “hacer lío”.
- ¿No cree que si algunas homilías fueran más atractivas (como su perfil) habría más público en las misas?
- Entiendo tu pregunta, pero no es lo mismo. Las personas no van a misa a divertirse, van a misa a encontrarse con Dios, a alimentarse de su Palabra, o comulgar con Él. La Eucaristía es algo sagrado, que merece mucho respeto tanto por Dios como por las personas que acuden a ella.
Con esto no quiero decir que las misas deban ser aburridas, pero sí te digo que no voy a ponerme a bailar ni a hacer algo que pueda escandalizar a alguien que por ejemplo acude a misa para estar con Dios, para honrar a sus difuntos, o para pedir fuerza para un familiar enfermo.
La misa tiene valor por sí misma, y lo más grande es que ahí, en el pan se hace presente Jesús. Quien comprende esto, no necesita más. Es el gran milagro. Lo que sí que creo es que en la misa sí deberíamos hacer un esfuerzo en actualizar el lenguaje o, mejor dicho, los lenguajes. Usar palabras que todos comprendan, medir bien los tiempos, y empatizar con los fieles “pisando tierra”.
- ¿Tiene algún proyecto a corto plazo que nos vaya a sorprender en las redes sociales?
- Sí, a nivel de evangelización digital estoy en un grupo internacional de sacerdotes. Nos llamamos los @CURASLOCOS, y ahora mismo estamos logrando objetivos muy bonitos.
Nos podéis ver en todas las redes sociales. Y también animo a un grupo de jóvenes evangelizadores llamado @quierosersanto_ y la web www.quierosersanto.com (Esto daría para otra entrevista). (Risas).
Sueño con que mi congregación cree un Centro de Evangelización Digital como lo hay ya en muchos otros países. Y saben que conmigo pueden contar. Pero para eso hay que tener un buen proyecto, dedicar tiempo, personas y dinero. Y bueno, quién sabe. Seguiremos trabajando en ello y haciendo propuestas.
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