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La sequía deja un agujero de 15,5 millones de euros en Emasesa

La ausencia de lluvias ha generado a la empresa de agua gastos extraordinarios y una disminución de ingresos por menor facturación en el consumo de agua y menor producción de energía eléctrica

Abril 2024: Emasesa anuncia oficialmente el fin de la sequía en Sevilla y su área metropolitana

El pantano de Melonares en agosto de 2023, en plena sequía. / Juan Carlos Vázquez

La sequía que ha padecido Sevilla y su entorno durante estos últimos años ha generado a la empresa metropolitana de aguas (Emasesa) un "importante" déficit presupuestario a consecuencia de los gastos extraordinarios y la disminución de ingresos por menor facturación en el consumo de agua y menor producción de energía eléctrica. El impacto económico de la sequía ha sido de 15,5 millones de euros para Emasesa, especialmente en los años 2022, 2023 y 2024, según cálculos de la empresa.

Estos gastos se debieron a actuaciones y medidas para paliar los efectos negativos sobre la prestación del servicio de agua a los ciudadanos desde que en noviembre de 2021 se decretó la prealerta por sequía en los municipios a los que abastece.

En el capítulo de los gastos extraordinarios figuran tratamientos aplicados al agua, diversas obras, campañas de ahorro, asistencias y estudios, oficina de atención a la sequía y el coste financiero para la empresa. Las mayores cuantías de estos gastos se han producido en los dos primeros años, 2022 y 2023.

Por lo que respecta a la disminución de ingresos, esta se ha producido por el menor consumo de agua derivado de las prohibiciones de regar jardines, praderas, árboles, zonas verdes y deportivas con agua potable, entre otras medidas, que se pusieron en marcha por parte de los ayuntamientos abastecidos por la empresa metropolitana. El resultado de este menor consumo de agua es una menor facturación valorada en 3,4 millones de euros. Los ingresos también han bajado por la menor producción de energía eléctrica, una disminución que se ha cuantificado en 400.000 euros menos.

La empresa explica que estas situaciones de crisis requieren esfuerzos extraordinarios no contemplados en los planes y presupuestos ordinarios, así como la ejecución de manera anticipada de obras o instalaciones que ya estuvieran planificadas en los diferentes planes de inversiones.

Emasesa admite que tiene que restablecer el equilibrio económico-financiero para superar este déficit presupuestario y lograr que el límite de consumo de agua se coloque en los 90 litros por habitante y día como estrategia a largo plazo para tener un sistema lo más resiliente posible ante la nueva realidad hidrológica consecuencia del impacto del cambio climático en nuestro territorio. Recuerda la empresa que esos son los objetivos con los que se diseñó la nueva tarifa, en vigor desde mediados de 2024.

Estos datos forman parte del informe postsequía publicado por Emasesa, en el que se analiza el impacto social, económico y ambiental de la situación de escasez y de la implantación de las medidas. Así lo estipula el Plan de Emergencia ante situaciones de sequía (PEM) que Emasesa activó en noviembre de 2021.

Febrero 2024. La tromba de agua provocó inundaciones en Sevilla. / Jose Ángel García

Las lluvias de enero a abril evitaron que se duplicara el impacto económico

Afortunadamente, las lluvias que trajo 2024 desde enero a abril han evitado que ese impacto económico se duplicara con otros 15 millones de euros. Así lo asegura la empresa en su informe sobre la postsequía.

Gastos de Emasesa por la sequía. / Emasesa

Así lo admite la empresa. "La previsión presupuestaria para 2024 en caso de haber continuado la situación de escasez, donde se alcanzaban los  12,8 millones de euros de gasto extraordinario y la previsión de disminución de ingresos superaba los 2 millones, sumando un déficit total para el 2024 de 15 millones de euros". 

Emasesa expone que de haber continuado la escasez de lluvias se habrían elevado los gastos en nuevas medidas como la compra de agua procedente del embalse del Huesna y El Pintado; los costes de energía eléctrica para elevar el agua del río Guadalquivir hasta el sistema de captación; la ejecución de la obra de la instalación de ozonización  en la Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP) Carambolo o actuaciones en infraestructuras de la red arterial del sistema de distribución. "Afortunadamente, el cambio de tendencia en la pluviometría desde enero a abril de 2024 no hizo necesario realizar este esfuerzo presupuestario", señala.

La adaptación de las infraestructuras

En estos años de sequía las actuaciones se han centrado sobre todo en garantizar la calidad del agua al consumidor, mantener el nivel de eficiencia de las redes y aumentar la disponibilidad de recursos.

Abril 2024. El Gelgal aliviando miles de litros de agua tras las lluvias. / Jose Ángel García

Dióxido de cloro. Para lograr el objetivo de la calidad del agua se ha puesto en marcha una nueva instalación de dióxido de cloro (en la estación de Bombeo Trasvase) necesaria para el tratamiento de agua bruta de peor de calidad, circunstancia que puede presentarse con mayor frecuencia durante los episodios de sequía.

Ozono. Para afrontar próximas situaciones de escasez de lluvias, en caso de que sea necesario incorporar agua procedente del río Guadalquivir hay que instalar tratamientos con ozono en la Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP) Carambolo, como indica la autoridad sanitaria en su informe de marzo de 2024.

Esta obra ha sido licitada finalmente por Emasesa, en lugar de por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. Esta actuación iba ser de ejecución inmediata en el último Real Decreto de sequía 8/2023. Emasesa afronta esta obra con fondos propios y el proceso de adjudicación se halla en su fase final.

Este tratamiento con ozono persigue fortalecer los sistemas de potabilización de la estación del Carambolo para poder tratar con garantías aguas de peor calidad procedente tanto de los recursos ordinarios disponibles en los embalses del sistema como los procedentes del río Guadalquivir que pudieran captarse durante episodios de sequía y escasez extrema.

Como recursos alternativos, en caso de que los recursos ordinarios del sistema no sean suficientes o presenten calidad inapropiada, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir ha realizado dos actuaciones que permiten disponer de recursos del río Guadalquivir y aumentar la capacidad de captación desde la parte de aducción de Melonares. De esta forma, el sistema actual ha mejorado al disponer de una vía más de captación para situaciones de emergencia y, además, se puede captar la totalidad del caudal necesario para el sistema desde el embalse de los Melonares.

Planta desalobradora. Como actuación a medio y largo plazo, se trabaja en la instalación de una planta desalobradora que permita la utilización de agua del estuario del río Guadalquivir para el abastecimiento de la población. Este proyecto beneficiaría a los sistemas que gestionan Emasesa y Aljarafesa. Emasesa afirma que este es "un proyecto amplio con multitud de aristas que deberán afrontarse de manera multilateral en los próximos ciclos de planificación hidrológica". En la actualidad es un anteproyecto en desarrollo del que Emasesa aclara que se trata de "una actuación de largo alcance que debe afrontarse de manera planificada en futuros planes de inversiones". Emasesa está estudiando la viabilidad de este proyecto de captación e instalación desalobradora para utilizar los recursos procedentes del estuario del río Guadalquivir, lo cual supondrá un reto para toda la demarcación hidrográfica del Guadalquivir. 

Emasesa señala que el proyecto de planta desalobradora es una de las líneas estratégicas enfocadas a la incorporación de recursos alternativos al sistema, tanto de aguas regeneradas como aguas subterráneas, de forma que puedan utilizarse para reemplazar suministros que actualmente se abastecen con agua potable o para ampliar las zonas de abastecimiento en las zonas donde el uso de agua regenerada sea una alternativa de abastecimiento. Todo ello, con el objetivo de reducir el impacto  en el consumo de agua de las masas de agua de nuestro entorno y, consecuentemente, aumentar la autonomía del sistema para el abastecimiento de agua potable a la población y mejorar la calidad en estos ecosistemas  acuáticos.

Recalcular el volumen disponible en los embalses

Con los estudios de ictiocenosis y sedimentológico realizados en los embalses del sistema se concluye que el volumen efectivamente disponible para el abastecimiento a la población es inferior al contemplado hasta el momento, ya sea porque la capacidad de embalse haya disminuido por el efecto, fundamentalmente, de la sedimentación propia del paso de los años, como porque en los cálculos de volumen disponible se debe considerar aquel necesario para que las poblaciones de peces mantengan adecuadas condiciones de vida y así se evite el deterioro de las masas de agua embalsadas por problemas de sobrepoblación, hablamos del denominado Volumen mínimo ambiental.

Considerando todos estos resultados, la reducción total en el volumen efectivamente disponible sería de unos 80 hm³ para el conjunto del sistema, lo que significaría más del 12% de la capacidad de embalse contemplada actualmente, dejando el volumen útil en 560 hm³ aproximadamente.

Con las batimetrías realizadas en el embalse de Melonares se ha detectado una importante variación de la capacidad nominal de almacenamiento, que reduce la capacidad en más de 20 hm³. Emasesa ha solicitado a la CHG que se realice una revisión exhaustiva de toda la información disponible para poder determinar correctamente la capacidad real de almacenamiento en este embalse.

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