Una sentencia que crea aún más incógnitas sobre el caso
Caso Marta del Castillo
El fallo introduce la participación de otras personas no juzgadas.
La sentencia por el asesinato de Marta del Castillo crea aún más incógnitas de las que ya existían sobre la desaparición de la joven. Dicen los juristas expertos que en la mayoría de las ocasiones el juicio no sirve para acreditar la realidad de lo ocurrido y el caso de Marta del Castillo parece un ejemplo claro de esta opinión.
Al comienzo de la resolución, los jueces realizan una declaración de intenciones, al exponer que dado el "eco que el caso ha tenido en la prensa" pretenden que llegue a la opinión pública de la forma más clara posible el "proceso mental" del tribunal a la hora de adoptar las decisiones.
El esfuerzo de los magistrados ha sido, sin duda, ímprobo, pero los resultados no han sido quizás del todo satisfactorios. Antes del juicio existían muchas incógnitas sobre el horario en que fue sacado el cuerpo de Marta del piso de León XIII, quién intervino en esta labor, cómo se deshicieron del cuerpo y, sobre todo, el destino que le dieron al cadáver, algo a lo que los procesados aseguraron que no podían dar respuesta cuando el fiscal les preguntó durante la vista oral.
El tribunal sí ha considerado probado que el cadáver fue sacado antes de la madrugada, sobre las 22:15, con lo que resta fuerza a los testimonios de los testigos que vieron a Miguel Carcaño manipulando la silla de ruedas en torno a las dos de la madrugada del día siguiente. Con esta afirmación, el tribunal otorga más credibilidad al testimonio del asesino, al que no dejan de tachar de "manipulador", que al de los vecinos del barrio.
Tampoco dejan claros los jueces quién intervino en esas maniobras para hacer desaparecer el cuerpo. Dice la resolución que "al menos un tercero desconocido" ayudó a Miguel Carcaño y al Cuco a colocar el cadáver de Marta en la silla de ruedas, a sacarlo de la vivienda, y a darle un destino que tres años después de la desaparición sigue ignorándose. Siembran una duda más al incluir a otras personas distintas a las enjuiciadas en este proceso en las maniobras para hacer desaparecer el cuerpo.
Es cierto que las pruebas contra los acusados Javier Delgado y María García sobre su presunta implicación no eran del todo contundentes, por lo que su absolución era incluso hasta previsible por parte de la familia de Marta, como avanzó el propio Antonio del Castillo en una comparecencia ante la prensa.
Lo que no era tan evidente era que Samuel Benítez fuese exculpado de todos los cargos, después de haber confesado en dos declaraciones policiales su implicación en los hechos. Su supuesto era similar al de Francisco Javier García Marín, el Cuco, que también confesó su participación, después se retractó y, sin embargo, el juez de Menores lo condenó por encubrimiento, por haber colaborado con Miguel Carcaño a la hora de deshacerse del cuerpo de Marta.
Éste es uno de los peligros que la familia apuntó sobre el doble enjuiciamiento de un mismo hecho en el que aparecen implicados adultos y menores, aunque el tribunal ha rechazado la cuestión de inconstitucionalidad que en este sentido planteó la acusación particular.
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