Un 'selfie' con la Giralda
urbanismo
El Ayuntamiento ensaya la peatonalización de Mateos Gago durante el plan de Navidad
La obra definitiva arrancará después de Semana Santa
Paseando por una calle Mateos Gago sin tráfico, uno se pregunta por qué nadie había pensado antes en peatonalizar la vía principal del barrio de Santa Cruz. Grupos de personas caminan por medio de la calzada, se paran a hacerse fotografías con la Giralda de fondo o simplemente disfrutan de las vistas. A veces hay que apartarse porque siguen pasando los taxis y los vehículos de residentes y de clientes de hoteles. Pero no hay coches aparcados a los dos lados de la calle y, a primera hora de la tarde, sólo hay una furgoneta de carga y descarga, que además está incumpliendo el horario fijado por el Ayuntamiento de Sevilla.
Es un gustazo pasear por Mateos Gago sin tener que pedir paso a turistas desorientados y sortear veladores y caminar toda la calle por la calzada. Es un ensayo de la peatonalización que el Ayuntamiento pondrá en marcha después de Semana Santa, para la que hará una obra de reurbanización de la calle. Desde ayer hasta el final de la Navidad no pasan coches por Mateos Gago. "Creemos que puede ser positivo. Ahora mismo no podemos todavía valorar nada porque la Navidad no es una temporada alta para un comercio tradicional como el nuestro", dice Ángeles Moreno, de la tienda El Azulejo. "Nuestra época fuerte empieza después de Semana Santa, pero es justo cuando nos van a hacer la obra. Ya veremos cómo funciona. Espero que la calle no se llene de veladores y no se pueda pasar, que se unifiquen todos los veladores, que no haya papeleras horteras debajo de cada mesa..."
"Algún día tenía que ser peatonal esta calle. Tarde o temprano", apunta Francisco Javier García, dependiente de una tienda de souvenirs. Cuenta que el día está funcionando bien y que para los turistas es mucho más cómodo que no haya coches. Para los hosteleros la peatonalización es buena noticia, pero les afecta más el horario de cierre. "Nosotros estamos siempre llenos, que pasen coches o no nos da un poco igual. Lo que no puede ser es que tenga que cerrar a las once de la noche y echar a la gente", explica uno de los taberneros de Álvaro Peregil.
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