La seguridad de Sevilla tiende al 'gran hermano'
La Sevilla que juzga y legisla
La distopía de George Orwell se ha hecho realidad y el ente que observa y vigila está más que instalado en la sociedad. Y esto, según los expertos, no ha hecho más que empezar.
La pasada Semana Santa más de un centenar de cámaras de vídeo grabaron las calles de Sevilla, existió un control GPS de las cofradías para determinar su ubicación y la iluminación de las calles se pudo regular según lo requiriesen las circunstancias. Éstas fueron algunas de las medidas de seguridad llevadas a cabo en la ciudad durante uno de sus grandes acontecimientos con el aprovechamiento de las nuevas tecnologías.
Pero aquí no queda todo. ¿Cómo evolucionará Sevilla en las tecnologías de apoyo a la seguridad ciudadana? Según Armando Cabral, ingeniero informático especializado en este tipo de sistemas, la tecnología avanza a pasos agigantados y su uso va a ser determinante los próximos años para aumentar las medidas de seguridad no solo en fechas concretas, sino de forma continua.
De hecho, Sevilla es pionera internacionalmente en el uso de un sistema de seguridad común, controlado por los distintos cuerpos de seguridad y gestionados por el Cecop, para ofrecer seguridad en los grandes eventos. Actualmente, las principales medidas que se toman son la monitorización de aforo y control de masas, establecer un alumbrado diferente por zonas, que permita variar las intensidades como medida disuasoria o de seguridad y analizar en tiempo real las principales redes sociales, para poder producir una alerta en caso necesario.
¿Y en el futuro? Pues a juicio de Cabral, existen tres pilares fundamentales en los avances tecnológicos que servirán para mejorar y renovar las medidas de prevención y seguridad: “La llegada del 5G, que incrementará la velocidad de forma ostensible; la llegada del grafeno a las baterías, que aumentarán su capacidad; y la computación cuántica son las piedras angulares que revolucionarán las medidas preventivas y de seguridad”.
Según el experto informático, en un futuro cercano se podrán tomar medidas preventivas que hoy en día sólo se pueden vislumbrar, y sólo en parte, en China. El gigante asiático es el mejor ejemplo de gran hermano y ya tiene instaladas por todo el país, según cifras no oficiales, cientos de millones de cámaras. Incluso sus policías poseen tecnología portátil para conseguir información a través de los rostros de los viandantes.
Caso práctico
Sevilla no posee aún la capacidad para implantar esa tecnología pero, según los expertos, su implantación está cercana. Si nos imaginamos la celebración de un evento de gran magnitud en la ciudad en un futuro no demasiado lejano, los métodos podrían ser los siguientes: para empezar, los cuerpos de seguridad desarrollarían listas negras de asistentes mediante el cruce de datos de diferentes entidades nacionales e internacionales. Si varias personas no autorizadas por causas penales quisieran acceder al acto, las cámaras podrían identificarlas de varias maneras. Si viajaran en coche, con la lectura de las matrículas de los vehículos que entran en la ciudad y circulan por ella; si llegaran en otro medio de transporte, por medio del reconocimiento facial en las cámaras de las estaciones o el aeropuerto. Además, en las vías de acceso al evento, habría instaladas también cámaras con reconocimiento facial, que podrían ser itinerantes incluso.
Una vez comenzado el acto, Armando Cabral nos explica que la tecnología permitiría, mediante reconocimiento de flujo, conocer exactamente el número de asistentes y la forma en la que se está moviendo en la zona del evento, detectando incluso los puntos de posibles conflictos. El programa de evacuación y de seguridad se iría adaptando automáticamente en función de estos datos. Si se produjera un altercado, se adaptaría la luz para calmar a los asistentes, se marcarían las zonas de evacuación, la megafonía y los paneles darían información de las instrucciones a seguir, los agentes más cercanos serían informados sobre la marcha con una fotografía de los sospechosos, las cámaras seguirían la ruta de los sospechosos si lograran salir del evento, etcétera.
“Todo esto –recalca Cabral– suena a ciencia ficción, pero son tecnologías existentes (algunas en estado primario) y que la evolución tecnológica permitirá mejorar, hacerlas más accesibles y que puedan aplicarse en unos años en nuestra ciudad”.
Seguridad versus privacidad
Es un hecho que a mayor vigilancia, menor privacidad, por lo que “es complicado predecir lo que va a ocurrir en tiempos lejanos, porque casi cualquier avance tiene que producirse con un cambio en la legislación”, señala el experto, quien pronostica que uno de los grandes retos futuros es el de construir una legislación fuerte y unificada para proteger los derechos de los ciudadanos, sin perjuicio de la seguridad común.
No será un camino fácil. En EEUU, ciudades como San Francisco han prohibido el uso de las técnicas de reconocimiento facial. Son ya muchas las voces que claman a favor de la privacidad, por lo que la polémica está servida y el debate, más abierto que nunca. ¿Será Sevilla más segura en 2039?
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