Los enfermos que superan el Covid pero no se recuperan
Coronavirus
Un porcentaje de positivos sufre una versión larga del Covid y siguen en rehabilitación, con dificultad para respirar, cansancio, dolor muscular, caída del pelo o ansiedad meses después de superar el virus
Han pasado más de siete meses desde que se conocieran las primeras infecciones de coronavirus en Sevilla, sin embargo, todavía son algunos los afectados que no pueden hablar en pasado de la enfermedad. Se toparon con el Covid en la primera ola, cuando incluso había gente que comparaba este virus con una simple gripe, y aún les persiguen sus secuelas. Una versión larga del coronavirus a la que ya empiezan a sumarse los pacientes contagiados en la segunda ola y que verifican la existencia de esta especie de Covid persistente en determinados perfiles de infectados.
Son mínimos y apenas representan entre el 10% y el 20% de los infectados, según los primeros estudios. No obstante, presentan secuelas serias y requieren un seguimiento profundo a pesar de haber superado la infección. Se trata, en su mayoría, de pacientes de mayor edad y que durante la fase aguda de la enfermedad presentan cuadros neumónicos más graves, con insuficiencia respiratoria y necesidad de medidas de soporte respiratorio o ingreso en Unidades de Cuidados Intensivos.
En cualquier caso, un mínimo porcentaje, pero que, meses después de salir del hospital continúan asistiendo a revisiones médicas y procesos rehabilitadores dirigidos, en el caso del Hospital Virgen del Rocío y Virgen Macarena, por unidades multidisciplinares creadas exclusivamente para el seguimiento de pacientes que han estado ingresados con diagnóstico grave de Covid-19, aunque también sirve de apoyo a los médicos de atención primaria, y que en el caso del Hospital de Valme se lleva a cabo a través del Equipo Covid de Medicina Interna. Igualmente, los servicios de Neumología e Infecciosos hacen este seguimiento en sus consultas a los pacientes que lo requieran.
Pruebas respiratorias, análisis, radiografías y TAC intentan dar luz a una enfermedad que para muchos ha supuesto un giro de 180 grados en su vida.
La consulta del Hospital Virgen del Rocío está formada por un equipo multidisciplinar, en colaboración con el servicio de enfermedades infecciosas pero integrada, en su mayoría, por neumólogos, y empezó a funcionar a mediados del mes de junio. Por ella han pasado en torno a 200 pacientes que se infectaron en la primera ola y están empezando a llegar ya los primeros afectados de la segunda. "A un ritmo mucho más elevado de lo que nos llegaron los pacientes que se infectaron en primavera", advierte la doctora integrante de esta unidad en el Virgen del Rocío, Cecilia López. Su objetivo común es proporcionar a los pacientes una atención global prestando especial atención a las alteraciones que se están observando más comunes.
"Hay un porcentaje alto de pacientes que, aún sin tener secuelas morfológicas en las pruebas de imagen, sí se quejan de sensación de falta de aire, de debilidad muscular o de presentar una menor fuerza en las piernas, por ejemplo. Por lo general, podemos decir que aproximadamente un 18% de aquellos que han tenido una neumonía grave siguen presentando algún tipo de lesión residual varios meses después, aunque esto no quiere decir que sea una lesión residual permanente", explica el neumólogo, Francisco Rodríguez Portal, miembro también de este equipo de seguimiento postcovid en el Virgen del Rocío, que advierte, no obstante, de que "en términos médicos" aún es pronto para hablar de enfermedades crónicas como consecuencia de la infección de coronavirus. "Estamos viendo ahora apersonas que se fueron de alta en los meses de abril o mayo y eso, en términos médicos, es muy poco tiempo para poder decir que ya tenemos una enfermedad crónica. Realmente son secuelas similares a las que vemos siempre cuando hay una agresión pulmonar intensa con cualquier tipo de neumonía y la verdad es que, la mayoría de ellos, cuando los volvemos a ver a los seis meses, por ejemplo, hay una clara tendencia a la mejoría", señala.
El doctor explica que otro tipo de secuelas habituales que les llegan a la consulta están relacionadas con el área neurológica y por ello son derivados a esta especialidad para su estudio y seguimiento. "Algunos pacientes presentan pérdida de concentración, lapsus de memoria, tienen cefaleas, entumecimiento en las manos y piernas o la habitual pérdida del gusto y del olfato", señala.
Pilar Cejudo es la encargada de la rehabilitación respiratoria en esta unidad. Su función es mediar la capacidad de esfuerzo de estos pacientes e intentar la recuperación de la actividad física previa a la infección mediante distintas terapias y programas. Para ello, la prueba clave es la realización de un test de la marcha. "Es una prueba sencilla, pero que da mucha información", explica la doctora.
"Los pacientes que vemos a los tres meses de recibir el alta nos llegan con una capacidad pulmonar preservada, no les falta el oxígeno cuando van caminando, pero, sin embargo, sí detectamos una debilidad de la musculatura que puede ser a consecuencia del tiempo que han estado encamados, pero hay otros factores. La falta de oxígeno también afecta a la musculatura al igual que el estado inflamatorio que conlleva esta enfermedad", señala Cejudo.
En este sentido, indica la doctora, el daño muscular se puede presentar tanto en la musculatura periférica, por lo que se realizan pruebas para comprobar la fuerza en los cuádriceps que son los músculos más importantes de la pierna y fundamentales para caminar, como también en los músculos respiratorios. Y esa es la razón por la que los pacientes presentan una sensación de falta de aire. No obstante, destaca la doctora Cejudo, "después de haberles puesto un programa de rehabilitación y de entrenamiento para mejorar estos déficits, la gente se recupera".
Otras de la valoraciones que se hacen a estos pacientes están relacionadas con la posibilidad de la existencia de una repercusión cardíaca. "Para ello también contamos en la unidad con un cardiólogo que nos hace una valoración sobre posibles secuelas vasculares tipo trombos en pulmón o en piernas, pero que en realidad son pocas, estamos hablando de menos del 5% de casos estudiados", manifiesta el neumólogos Luis Jara, también miembro de este equipo.
La unidad también cuenta con la colaboración de un psicólogo que es el especialista que ofrece las pautas para ayudar a los pacientes a afrontar sus miedos y tratar cuestiones también observadas por estos especialistas como el insomnio, la ansiedad o incluso el miedo a salir o relacionarse con otras personas.
"La verdad es que nos preocupaba mucho la posibilidad de que esta enfermedad dejara una lesión permanente, pero afortunadamente eso no es tan frecuente ni tan intenso. Hay que transmitir optimismo, es verdad que la fase aguda es muy grave y que la recuperación es lenta, sobre todo desde el punto de vista muscular y neurológico, pero realmente no estamos viendo un porcentaje elevado de lesiones residuales permanentes. Más del 50% de los pacientes se les da el alta tras la primera valoración", subraya el doctor Rodríguez Portal.
El también neumólogo Agustín Valido es uno de los encargados de coordinar la consulta de seguimiento de estos pacientes en el Hospital Virgen Macarena. Junto a él trabajan los responsables de la unidad de Medicina Interna, Miguel Ángel Rico, y Enfermedades Infecciosas, Jesús Rodríguez Baño. Por esta consulta han pasado 147 que se infectaron en la primera ola y de ellos, aproximadamente un 12%, ha mantenido algún tipo de alteración respiratoria después de tres meses de seguimiento tras el alta hospitalaria. Las secuelas más frecuentes e inicialmente más graves observadas por este equipo de profesionales están relacionadas con el aparato respiratorio. "Son pacientes que sufren una agresión pulmonar importante durante la fase aguda de la enfermedad debido a la intensa inflamación que se desencadena a este nivel y eso da lugar, en determinados casos, a un proceso de reparación anómalo que puede dar lugar a una fibrosis pulmonar", advierte el doctor Valido.
En este caso, el neumólogo señala que, por el momento, en la serie de sus pacientes revisados no se han observados secuelas asociadas a otros órganos diferentes más allá del sistema respiratorio. "Sólo hemos observado dos pacientes que sí fueron diagnosticados de enfermedad tromboembólica asociada a Covid-19 durante la fase de recuperación. Esta relación entre ambas enfermedades parece estar debida a factores protrombóticos y la lesión endovascular que se produce por la infección por SARS-COV-2", explica.
En el Hospital de Valme, el seguimiento a los pacientes que se van de alta tras superar la fase aguda de la enfermedad se lleva a cabo a través de un seguimiento telefónico y su citación en el hospital de día para aquellos casos que lo precisen desde el punto de vista clínico.
El jefe del servicio de Medicina Interna, José Antonio Mira Escarti, destaca que las principales secuelas que han detectado sus compañeros del Equipo Covid en algunos de los pacientes curados del coronavirus son astenia, artromialgias, disnea o dificultad respiratoria secundaria al esfuerzo junto a ansiedad y cuadros de depresión. "Asimismo, en la especialidad de Neumología, han detectado en algunos pacientes curados imágenes patológicas de afectación pulmonar residual, es decir, que después de la curación del Covid continúa la imagen radiológica de lesión pulmonar, como es el caso de la fibrosis pulmonar", indica el doctor, que al igual que sus compañeros destaca que "aún falta constatar si se mantienen o se van resolviendo".
A nivel general, y descrita por la bibliografía científica relativa a la pandemia, Mira Escarti también cita patologías dérmicas (urticarias y alopecia) junto a patología neurológica residual. Sin embargo, subraya el hecho del "avance continuo" en los estudios sobre el impacto de este virus, dado que su desconocimiento provoca que "no se disponga todavía de estudios totalmente sólidos en su comportamiento y consecuencias clínicas, incluyendo las posibles secuelas de pacientes Covid curados".
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