El tranvía salvará el cruce de Ramón y Cajal con un túnel que costará tres millones
Los técnicos consideran necesaria la infraestructura para evitar un caos de tráfico en el punto de confluencia con San Francisco Javier
Sevilla/Un túnel para garantizar la circulación del tranvía y evitar situaciones de colapso derivadas de la confluencia del convoy con los carriles reservados al tráfico privado y el transporte público. La Delegación de Movilidad ha incluido en la memoria técnica elaborada para la ampliación del Metrocentro desde San Bernardo hasta la estación de Santa Justa un coste de tres millones de euros para la construcción de un paso subterráneo que se realizará en el cruce de las avenidas Ramón y Cajal y San Francisco Javier.
A estos tres millones, los técnicos le suman otros 11 para poder ejecutar el trazado hasta la calle Luis de Morales a la altura del Centro Comercial Nervión Plaza. El importe total de esta primera fase será de 14 millones de euros. Para calcular la partida necesaria para construir los 1,2 kilómetros han tomado como referencia los presupuestos que sirvieron para la licitación de las obras del trazado actual del tranvía desde la Plaza Nueva hasta San Bernardo. De acuerdo con los proyectos constructivos redactados, el coste de la ejecución material de la obra (plataforma tranviaria y los equipos e instalaciones estrictamente necesarios para su explotación, excluyendo la reurbanización y peatonalización de la Avenida de la Constitución y de la calle San Fernando) ascendió a 19,7 millones, lo que arroja una ratio de 8,7 millones por kilómetro. En esta primera fase de la ampliación del Metrocentro, la longitud proyectada se queda en 1,25 kilómetros. Tussam aportará el medio millón necesario para las marquesinas, bancos, pantallas y las expendedoras de billetes instaladas en las paradas.
En el pliego de prescripciones técnicas que han de regir en la contratación del proyecto se detalla que la plataforma por la que discurrirá el tranvía será la misma que ya se utiliza en Ramón y Cajal (grava, vigas de hormigón y césped). El ancho de vía exigido es del denominado internacional y la longitud de los andenes será igual a las fases anteriores, con una longitud de 41 metros. El desnivel existente entre la plataforma del andén y el nivel de la calle se salvará mediante rampas suaves, con una pendiente máxima del 6% y una anchura superior a 1,8 metros. Los elementos que forman parte de una parada serán iguales o similares a los actuales. Uno de los aspectos que deberán ser estudiado es la integración urbanística para que el pasajero se sienta atraído por las vistas y se resuelvan los problemas de visibilidad en algunas zonas del trayecto.
Aparte de la redacción del proyecto constructivo hasta el entorno del estadio Ramón Sánchez-Pizjuán, el informe detalla la necesidad de redactar un plan especial, ya que la ampliación no se encuentra recogida en el Plan General de Organización Urbana. Este plan especial es un instrumento de planeamiento que complementa las previsiones del PGOU para recoger a nivel urbanístico el trazado del tranvía, que requiere una tramitación ambiental. Tanto las paradas como el trazado definitivo serán establecidos por este plan especial. No obstante, los técnicos de Movilidad entienden que las posibles opciones son muy limitadas teniendo en cuenta los puntos de origen y de destino, y la necesidad de ofrecer el servicio al concurrido eje comercial de Luis de Morales. La delegación apuesta por que el trazado discurra por San Francisco Javier, ya que cuenta con una demanda bastante alta por la concentración de personas que trabajan en oficinas.
Las obras para ampliar el trazado del tranvía desde San Bernardo hasta la estación de Santa Justa comenzarán tras el verano de 2018. El proceso administrativo que consumirá mayor tiempo al proyecto será la redacción del plan especial y la correspondiente tramitación ambiental. El plazo máximo fijado en el pliego para estos trabajos es de 20 meses, aunque los técnicos de la Gerencia de Urbanismo confían en tenerlos listos en 15. Una vez que sea aprobado el plan especial, el siguiente paso será la tramitación en la primavera de 2018 del correspondiente proyecto constructivo para la primera fase: el tramo San Bernardo centro-Nervión. La estación de Santa Justa está contemplada en el vigente PGOU como uno de los principales nodos intermodales de la ciudad. Con la ampliación del tranvía, Movilidad busca lograr una conexión de los tráficos interurbanos y metropolitanos de viajeros procedentes de Renfe, Cercanías y el consorcio metropolitano de transportes con la línea 1 del Metro. También atraer al público del casco histórico de la ciudad a través del transporte público.
El informe detalla que el contrato ha salido a licitación por 484.000 euros (IVA incluido), estando presupuestada para 2017 una partida de 66.500 euros y para 2018 otra de 417.450 euros. Para elaborar el proyecto constructivo, el plan especial y la evaluación ambiental serán necesarios especialistas en planeamiento, medio ambiente, geotecnia, estructuras tranviarias, integración urbana y topografía. La adjudicataria contará con un mes desde el día siguiente a la firma del contrato para presentar el documento preliminar del plan especial y la evaluación ambiental a la Delegación provincial de Medio Ambiente. Una vez reciba el documento de alcance, contará con otro mes para presentar en el mismo organismo los documentos para su aprobación inicial. La redacción del proyecto constructivo durante cuatro meses será después del periodo de alegaciones de los dos escritos anteriores.
Un túnel para vehículos diseñado en 2009
Los técnicos de la Delegación de Movilidad señalan que el estudio elaborado por Tussam durante el mandato de Juan Ignacio Zoido para analizar la viabilidad de la ampliación del tranvía hasta la estación de Santa Justa será utilizado para el proyecto de construcción, aunque matizan que se revisará para mejorarlo y adecuarlo al trazado. En este documento no se contempla el paso subterráneo de la avenida Ramón y Cajal con la de San Francisco Javier. La primera vez que aparece el túnel en un estudio fue en el proyecto redactado en 2009 por el equipo de Alfredo Sánchez Monteseirín. La diferencia fue que en ese caso el paso subterráneo diseñado para evitar el previsible caos de tráfico en la intersección de ambas avenidas no era para el metro ligero, sino para el vehículo privado. El proyecto se quedó en el cajón tras recibir más de 450 alegaciones públicas.
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