Salud Mental: Los olvidados de San Lázaro
El deterioro de la ubicación provisional, desde hace más de 30 años, de la Unidad de Salud Mental, ha motivado una campaña por el cierre y traslado a un lugar adecuado
“30 años y ni uno más. Cerremos San Lázaro”. Las familias de personas con problemas de salud mental, agrupadas en la asociación Asaenes, se sienten abandonadas, tras décadas de promesas incumplidas por parte de las autoridades sanitarias. Espacios muy deteriorados, cutres, lúgubres; viejos, sin intimidad, tristes, sin calidez, desolador... Con estas palabras, pacientes y familiares describen la Unidad de Hospitalización de Salud Mental San Lázaro.
Estas instalaciones hospitalarias cuentan con 30 camas distribuidas en habitaciones triples. Dependen del área Virgen del Rocío, en lo referido a los pacientes y al personal facultativo; y del área hospitalaria Macarena, en lo referente a espacios, enfermería y administración. “El hecho de que la unidad sea compartida por ambos hospitales genera grandes dificultades para los pacientes y sus familias en la coordinación de los cuidados”, explica Rocío Lozano, presidenta de Asaenes. Una de las históricas reivindicaciones es precisamente la unificación de la unidad; es decir, que dependa de un solo hospital.
La Unidad de Salud Mental San Lázaro abrió de manera provisional hace ya más de treinta años. “Se optó entonces por esta ubicación, ante la ausencia de otras alternativas. Desde hace tres décadas nos han prometido el traslado a un centro más apropiado. Se han realizado algunas mejoras: han pintado; han colocado una puerta de emergencias; camas nuevas, pero las habitaciones siguen siendo compartidas por tres pacientes”, añade la presidenta de Asaenes. Además, los menores a partir de 14 años que necesitan ingresar no disponen de espacios específicos, de modo que tienen que compartir las zonas de adultos, lo cual es también motivo de queja y denuncia desde hace años.
“Las instalaciones transmiten tristeza y desolación”, explica Rocío Lozano. El entorno carece de espacios al aire libre y resulta, según denuncian las familias, inapropiado para la recuperación de personas que sufren graves problemas mentales como psicosis, esquizofrenia o trastorno bipolar.
El entorno hospitalario influye en la recuperación de los enfermos ante cualquier patología; y muy especialmente en menores de 14 años. Ante la falta de recursos específicos en salud mental orientados a los adolescentes, la mayoría de los ingresos de los menores son a domicilio. No obstante existen casos (la enfermedad mental grave suele afectar principalmente en la edad adulta) de jóvenes afectados por estos problemas de salud que necesitan el ingreso hospitalario.
Las familias sienten que son tratados como pacientes de segunda. “La salud mental es la cenicienta de la sanidad”, asevera la psicóloga clínica Maite Marcos, directora técnica en Asaenes, al incidir en que la ubicación de San Lázaro “no es la idónea para la recuperación de los pacientes”. Su situación, a pocos pasos del cementerio y cerca de una unidad de cuidados paliativos, se suma al deterioro y falta de espacios amplios o zonas comunes para el posible desarrollo de terapias ocupacionales.
“No tienen espacio al aire libre, lo cual es muy importante para ellos. Muchos fuman y aunque esté prohibido se buscan las maneras”, explica Pilar, familiar de una paciente. “Pasan las horas sin nada que hacer. No existen talleres ni momentos para poder respirar al aire libre”, añade. Sólo cuentan con una pequeña sala con una televisión. “Cada vez que entra un paciente cambia el canal. No tienen nada más”, denuncia. La ocupación mediante talleres terapéuticos y un espacio al aire libre para ellos se suman a las peticiones de las familias.
Desde hace varias semanas, ante décadas sin soluciones reales, Asaenes ha lanzado una campaña para promover el cierre y traslado de esta unidad de hospitalización a través de internet (www.asaenes.org www.asaenes.orgy www.change.org). Ya han recogido más de 2.000 apoyos. Esta campaña culminará el próximo miércoles 28 de noviembre en el Palacio de San Telmo, donde las familias se concentrarán.
Apoyo de los Defensores
La Oficina del Defensor del Pueblo de ámbito estatal y del Defensor del Pueblo Andaluz, de ámbito regional, han emitido varios informes en los que instan a la Consejería de Salud a que invierte en mejoras en la Unidad de Salud Mental de San Lázaro.
Con fecha del 19 de julio de 2017, la Oficina del Defensor del Pueblo estatal emitió, entre otras, estas sugerencias dirigidas a las autoridades sanitarias: “Adoptar las medidas necesarias para que en la provincia de Sevilla se disponga de espacios suficientes y adecuados para la hospitalización en salud mental de menores de edad”; y “adoptar las medidas necesarias para ajustar la plantilla de la Unidad de Hospitalización a las necesidades del servicio, tanto en cuanto a la existencia de personal suficiente como a su especialización en salud mental”. Esta oficina, que en 2017 dirigía Soledad Becerril, también instó a la Consejería de Salud, hace ya más de un año, a “realizar las gestiones oportunas para acometer una reforma en la Unidad de Hospitalización que contemple, al menos la supresión de las habitaciones de tres camas”.
Otro documento anterior del Defensor del Pueblo Andaluz, que data del 10 de octubre de 2016, pidió al Hospital Virgen del Rocío, a través de una resolución, “que habilite zonas de hospitalización diferenciadas para menores y adolescentes”.
Pasos hacia el traslado
Mañana lunes, 26 de noviembre, responsables del Servicio Andaluz de Salud (SAS), y directivos hospitalarios, tienen previsto un encuentro con la presidenta de Asaenes Salud Mental Sevilla, Rocío Lozano, para “seguir avanzando en el futuro traslado que demandan”, explican fuentes oficiales de la Consejería de Salud. La semana pasada, la portavoz de las familias ya mantuvo reuniones con los gerentes del Hospital Macarena y del Hospital Virgen del Rocío.
El compromiso que la Consejería de Salud trasladará a Asaenes es “que la unidad se trasladará al Hospital Virgen del Rocío y que se empezará a trabajar de manera inmediata en este proyecto, que tiene un coste estimado de dos millones de euros”, adelantan fuentes oficiales de la Consejería de Salud. Ante los compromisos incumplidos, hasta la fecha, la Junta de Andalucía explica que “las dificultades económicas de los últimos años han ido posponiendo este proyecto que se priorizará en 2019 por parte del SAS”.
La unidad de agudos de salud mental San Lázaro asume a los pacientes del área Virgen del Rocío desde el cierre del manicomio de Miraflores, centro que funcionó de 1890 a 1985, con un modelo asistencial aberrante, que estaba basado en el confinamiento y el aislamiento de los enfermos.
La unidad de salud mental en San Lázaro fue reformada en 2016 y en concreto, la Consejería de Salud invirtió entonces en mejorar el control de Enfermería, con un acristalamiento para facilitar la visión de los profesionales, además de las renovación de las camas. A nivel de dotación de profesionales se reforzó la plantilla existente de enfermería con un enfermero más en turno de noche, quedando en la actualidad con tres enfermeros de mañana, dos de tarde y dos de noche; a los que se suman tres auxiliares por turno. Estas mejoras ejecutadas, hasta la fecha, no son suficientes para las familias.
La fuerza de las familias tras la reforma
La reforma psiquiátrica de principios de los años 80 del siglo XX permitió eliminar los manicomios, instituciones psiquiátricas consideradas como una aberración en salud mental. Al desaparecer el manicomio, la atención al enfermo mental grave se dejó en manos de las familias y de la comunidad. En la década de los 80 comenzó a crearse una red de centros que aún hoy no logra responder a las necesidades reales de estos pacientes y de sus familias.
El papel de las asociaciones ha sido clave, como espacio compartido por los familiares para avanzar en la asistencia y la inserción sociolaboral de las personas con problemas de salud mental. Asaenes Salud Mental Sevilla nació en 1987, de la mano de unas 40 familias que participaron de manera activa en la puesta en marcha de dispositivos que entonces no existían. Estas familias fueron aliadas de la administración sanitaria en la reforma psiquiátrica. Años después se fundó Faisem.
“Desde sus inicios, Asaenes se ha caracterizado por su colaboración con la administración pública. Hemos acompañado a la administración en la creación de los primeros pisos, lo cual nos constó mucho especialmente a la hora de sensibilizar”, recuerda Rocío Lozano, presidenta de Asaenes. Hoy en día esta entidad, que ofrece ayuda y talleres a las familias, está integrada por 1.200 socios de Sevilla y provincial “Comenzamos con cuatro trabajadores y ahora contamos con 25, además de seis delegaciones”, añade su presidenta. Su misión es ver al enfermo como persona y no a la enfermedad mental. “Los cuidadores deben cuidarse a sí mismos, para estar en condiciones de apoyar a su familiar”, añade.
Asaenes trabaja en varios programas: uno de ellos dirigido a personas sin hogar, mediante un convenio con el Ayuntamiento de Sevilla; otro proyecto se desarrolla en el Hospital Psiquiátrico Penitenciario; un tercero se desarrolla con menores convivientes; y otro consiste en un club joven infanto-juvenil. Entre las peticiones históricas de Asaenes destaca la incorporación del perfil del psicólogo clínico en las unidades de hospitalización y en los centros de Atención Primaria, para favorecer la asistencia y recuperación de los enfermos. La deuda de la administración sanitaria con estos pacientes y sus familias es histórica. Son numerosos las resoluciones, sugerencias e informes del Defensor del Pueblo Andaluz y del Defensor del Pueblo Español dirigidas a la administración para que mejore la asistencia en salud mental.
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