Sabores que hablan: El Traga eleva lo cotidiano a lo auténticamente sublime

La presa ibérica en adobo y el lomo de vaca frisona a la brasa son ejemplos de cómo el restaurante logra realzar la calidad de la materia prima a través de técnicas de cocción precisas y respetuosas con todos los productos

Aguachile de langostinos con gelée de manzana verde.

05 de septiembre 2024 - 05:00

En el número 6 de la calle Águilas, El Traga se ha propuesto revolucionar el paladar de quienes buscan algo más que llenar el estómago. Este rincón gastronómico, que toma su nombre de la mítica taberna de Vicente “El Traga”, poco tiene que ver con su antecesor, salvo por esa chispa que enciende la conversación y despierta el apetito. Emilio Ruiz, el chef al frente de esta aventura culinaria, decidió hace unos años que la cocina tradicional merecía un giro de tuerca. El Traga es el resultado de esa inquietud, un espacio donde los sabores de siempre se visten de gala sin perder su esencia. Es ese guiño a nuestras raíces que nos debemos cada día, pero con un toque de sofisticación que sorprende y enamora.

Nada más cruzar la puerta, el aroma a especias y el murmullo de las cocinas abren el apetito. La decoración, un juego entre lo rústico y lo moderno, invita a sentarse y olvidarse del reloj. Aquí, el tiempo se mide en platos y conversaciones. La carta de El Traga es un viaje por la geografía del sabor. Emilio ha decidido que la calidad no tiene por qué ser un lujo al alcance de unos pocos. Sus dos proveedores principales: el mercado de abastos y la imaginación. El resultado son platos como el tartar de atún rojo, que captura el Mediterráneo en cada bocado, o las croquetas de gamba roja, que hacen que uno se pregunte cómo algo tan pequeño puede explotar así en la boca.

Por otro lado, la carne encuentra su razón de ser en La Traga. La presa ibérica en adobo y el lomo de vaca frisona a la brasa son ejemplos de cómo el restaurante logra realzar la calidad de la materia prima a través de técnicas de cocción precisas y respetuosas con todos los productos.

 Asimismo, si hay algo que define a El Traga es su capacidad para sorprender cuando menos te lo esperas. La deconstrucción de tarta de queso, por ejemplo, es un desafío a los sentidos que ha conquistado incluso a los más escépticos. Y qué decir de la torrija de brioche, un postre que bien podría ser la razón por la que uno vuelve una y otra vez.

El equipo de sala, liderado por Ana Gómez, suma puntos a la experiencia. Conocedores de cada plato y cada botella, son capaces de leer al comensal y sugerir maridajes que elevan la comida a otra dimensión. Por todo ello, no es de extrañar que el gran éxito de El Traga no haya pasado desapercibido y es que cuando la comida habla por sí sola, sobran las palabras. A pesar de ello, Emilio y su equipo no se duermen en los laureles. Cada temporada traen numerosas novedades a la carta, siempre con un ojo puesto en el producto de proximidad y otro en las técnicas más vanguardistas. 

Es ese equilibrio entre tradición e innovación lo que hace de El Traga un lugar único. Porque si algo tiene claro Emilio es que en la cocina, como en la vida, el que se para, retrocede. De hecho, se trabaja codo con codo con productores de la zona, apostando por ingredientes de temporada que dan vida a sus creaciones. 

El Traga es ese lugar al que uno vuelve no solo por la comida, sino por cómo te hace sentir. Porque en un mundo cada vez más acelerado, sentarse a la mesa de El Traga es un recordatorio de que las mejores cosas de la vida, como un buen guiso, necesitan tiempo y dedicación.Un lugar donde cada uno de sus platos cuenta una historia y cada bocado es un viaje a través de sabores que hablan por sí solos.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último