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Una ruta por la Sevilla de Cayetano de Acosta, "el último gran barroco"

El Rastro de la Historia

Cinco lugares de Sevilla con el zarpazo del escultor portugués, autor del retablo del Salvador y la Fama de la Fábrica de Tabacos

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Rastro de la Historia Acosta
Silverio

27 de noviembre 2024 - 03:00

Del escultor Cayetano de Acosta se sabe más bien poco. Conocemos que era portugués -algunos documentos lo nombran como "el portugués Cayetano"-, que nació sobre 1710 y murió en 1780, que recaló en Sevilla entre 1725 y 1729, que maduró como artista en la Catedral de Cádiz, que fue el escultor preferido del exquisito cardenal-arzobispo Francisco Solís Folch de Cardona -más príncipe que pastor-, que recibió el influjo de Duque Cornejo, que trabajó en la ciudad durante el tercer cuarto del siglo XVIII... Sobre todo sabemos algo muy importante: fue el "último gran escultor de la escuela barroca sevillana", tal como lo definió el ya desaparecido padre jesuita Francisco García Gutiérrez, quien se encargó durante años del patrimonio histórico-artístico de la Diócesis de Sevilla.

Acosta destacó por dos tipos de trabajos: la arquitectura de retablos y la escultura en piedra. Del primer oficio solo diremos que fue el responsable de dos grandes retablos de la ciudad, los de la iglesia del Salvador y el convento de Santa Rosalía, expresiones máximas de un barroco ya convertido en rococó. Volveremos algún día a estos retorcidos y gloriosos altares. Hoy nos interesa centrarnos en su obra en piedra, la que puede ver desde la calle cualquier paseante con tiempo y ánimo de espíritu para entretenerse con sus volutas y rocallas. Vaya por delante aquello que dijo Francisco Amores: "Acosta es el mejor escultor de piedra de su tiempo" y, sin más dilación, pasemos a fijar una ruta con cinco paradas para disfrutar de su obra a la par que se ejercitan las piernas.

1- Jardines de las Delicias. Por cuestiones históricas que ahora no vienen al caso, en el histórico parque creado por el asistente Arjona en el siglo XIX terminó recalando una parte de los bustos y esculturas con las que el ya mencionado cardenal Francisco Solís mandó adornar, en pleno siglo XVIII, los jardines del Palacio Arzobispal de Umbrete, considerado como el primer "jardín artístico" del sur de España. No hay ningún documento que corrobore que Acosta fue el autor de estas piezas, pero para Alfonso Pleguezuelo y Francisco Amores hay pocas dudas de que los pedestales de tales piezas son de su autoría. Las razones para esta atribución son dos: las evidentes semejanzas estilísticas de los pedestales con otras obras de Acosta y su condición escultor favorito de Solís. El portugués era maestro mayor de escultura del arzobispado cuando se hicieron tales obras. Se especula, asimismo, con la autoría de Acosta de las esculturas que se apoyan en dichos pedestales y de la famosa fuente del Neptuno niño (mal llamada de Baco), aunque también podrían haber sido ejecutadas en el taller de escultura de la Granja de San Ildefonso o compradas directamente en Italia. En cualquier caso, el conjunto convierte a estos jardines en uno de los lugares más deliciosos (como su volteriano nombre indica) de Sevilla.

2- Real Fábrica de Tabacos. Es quizás la más conocida de las obras de Acosta. De este gran edificio dieciochesco realizó sus mejores adornos escultóricos, entre 1755 y 1756, empezando por la conocida diosa de la Fama que remata la portada diseñada por Sebastián Van der Borcht para proclamar a los cuatro vientos las glorias de la España de los Borbones. Hoy es símbolo de la Universidad de Sevilla. Tampoco es desdeñable la ejecución por Acosta de la bella fuente del patio central, las yeserías de las escaleras principales, las gárgolas y otros elementos decorativos del edificio.

3- Portada de la Casa de la Moneda. También diseñada por el ingeniero militar Van der Borcht, del que Cayetano de Acosta fue un fiel colaborador. El escultor realizó sus elementos decorativos, el desaparecido escudo de la Monarquía que daba gran solemnidad a la fachada y la clave en forma de cabeza de León, aunque algunos señalan que esta pieza podría ser de su hijo Francisco que trabajaba habitualmente con él.

4- Alegoría de los ríos Po y Guadalquivir del Palco del Príncipe de la Real Maestranza. Y, en general, todas las esculturas de este palco principal de la plaza de toros de Sevilla. La obra ya estaba concluida en 1765 y de su remate se encargó Cayetano de Acosta con esta famosa obra. La razón de la alegoría del río Po (la del Guadalquivir es evidente) se debe al primer hermano mayor de la corporación nobiliaria, el infante Felipe de Borbón, hijo de Felipe V, duque de Parma y fundador de la rama de los Borbón-Parma. Fue la historiadora del Arte Fátima Halcón la que encontró en la Maestranza toda la documentación que acredita la autoría de Acosta.

5- Esculturas de los leones de las columnas del extremo norte de la Alameda de Hércules. Datan de 1764, cuando el asistente Larumbe impulsó una remodelación del espacio fundado por el Conde de Barajas en el siglo XVI. Los dos leones rampantes sostienen sendos escudos, uno de España y el otro de la ciudad de Sevilla. Se cree que ambas piezas pudieron estar policromadas.

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