La ruta quetzal de Rigoberta
De guatemala a sevilla Homenaje y reconocimiento a la Economía Social
La indígena maya que recibió en el 92 el Premio Nobel de la Paz defiende en Sevilla la política y el cooperativismo
Rigoberta Menchú hizo la ruta quetzal (nombre maya de la moneda de su país) entre Guatemala y España "por la cercanía de nuestros pueblos y de nuestros problemas". Fue la invitada de Cepes (Confederación de Entidades para la Economía Social de Andalucía) en dos actos multitudinarios en Antares, una rueda de prensa y una conferencia sin un solo papel. "No hay recetas en este momento, es tiempo de incertidumbre".
La presentó María del Mar Moreno, consejera de la Presidencia, que recordó que la indígena que obtuvo en 1992 el Premio Nobel de la Paz procede de un país, Guatemala, con el mayor índice del mundo de mortalidad de mujeres. El año pasado 800 murieron asesinadas.
Rigoberta dio otras cifras. Los 22 idiomas que conviven en un país multiétnico y multilingüe, las 180 variedades de tejidos hechos a mano. "Lo que ahora viene de China no tiene nada que ver con los mayas". La Fundación Menchú ha graduado a 300 profesores de Contexto Multicultural. "En los Acuerdos de Paz de hace 14 años figuraba el proyecto de una Universidad Maya. Estamos trabajando en la filosofía, en la metodología".
La expectación era tremenda. Empleadas de Antares fueron las primeras en pedirle que les firmara ejemplares de su libro Li Mi'n, una niña de Chimel (Una fábula verdadera en la tierra de los mayas). Rigoberta Menchú tiene 3.000 amigos en Facebook, pero prefiere el cuerpo a cuerpo para fajarse en las 70 asambleas que en otros tantos municipios celebrará el partido nawal ante las elecciones. Criticó la falta de compromiso político de algunas ONG que trabajan en su país. "Si se presentan como apolíticas, bienvenidas la esclavitud y la humillación".
"Cuando hace cuatro años decidimos formar un partido político, nos dijeron que necesitábamos cincuenta millones de dólares", dijo a la prensa. "Hacer política hoy es una tarea revolucionaria. Antes era una posibilidad de hacer negocio". Su país salió de un conflicto armado que duró cuarenta años. "La corrupción, el narcotráfico y el crimen organizado antes eran paralelos al Estado. Hoy forman parte del Estado".
Esta embajadora de la Unesco echó mano de la diplomacia cuando se le preguntó por la silla vacía del Nobel chino de la Paz Li Xiaobo y por las referencias de Vargas Llosa a las seudodemocracias payasas de Bolivia y Nicaragua. "Aprendí que no hay que ser juez y parte".
Fue más explícita cuando se le pidió su opinión sobre la última tregua de ETA. "Aprendí en todos los conflictos que si no hablan los actores número uno, no sabremos dónde está la solución".
Su sueño sería ser alcaldesa. Le esperan meses de mucha actividad. "Por eso tengo diabetes, porque estamos presionados en un ambiente muy violento". Calificó de "racista e intolerante" la respuesta de Europa al flujo migratorio. "¿Qué hizo Occidente con el bien común?". "Mientras haya hambre y pobreza, las fronteras deben permanecer abiertas".
El hombre está pagando muy caro, dice la líder maya, su pretensión de querer ser más que la Madre Naturaleza. "Nos creemos demasiado inteligentes y hemos depredado y construido un futuro lleno de incertidumbre". En su país le llaman economía informal y es el eje nuclear del sistema económico de Guatemala: familias que subsisten con las flores, el café, la canela. Desdeña el neoliberalismo y las fórmulas del capitalismo. Sobre la refundación planteada por Sarkozy, se limitó a decir que "no he hablado con él".
El mundo sería mucho mejor si se atuviera al calendario sagrado de los mayas denigrado "por Hollywood, que ha querido hacer negocio y lucro". Rigoberta hizo doblete. Su imagen, con otros catorce iconos con el epígrafe de Constructores de la Paz -Dalai Lama, Mandela, Teresa de Calcuta, Martin Luther King, Muhammad Yunus, Juan Pablo II, entre otros- estaba en una exposición del Movimiento Interreligioso de Sevilla en el Centro Cívico Las Columnas de la calle Pureza.
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