La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La lección de Manu Sánchez
Un bien natural de la ciudad que hay que preservar. Así de contundente se muestra el catedrático de Ecología de la Universidad de Sevilla, Enrique Figueroa, sobre la más que previsible tala del centenario ficus de la iglesia de San Jacinto de Triana. Figueroa, una de los voces más autorizadas en Sevilla para hablar de patrimonio verde, defiende que hay que agotar todas las posibilidades antes de proceder al apeo de este singular árbol que es un emblema de Triana y que forma parte de su paisaje e historia desde el año 1913, cuando fue traído desde Puerto Rico por los frailes dominicos. El catedrático de la US advierte que si la parroquia no puede afrontar el mantenimiento continuado del árbol, algo que es imprescindible para evitar desagradables accidentes, debe hacerlo el Ayuntamiento por responsabilidad.
"El Ayuntamiento está elaborando el catálogo de árboles singulares, y este ejemplar está en él. Cuando esto se hace es para protegerlos. Nunca se ha realizado nada sobre los bienes de interés natural. Los servicios ecosistémicos que presta el árbol son indiscutibles y hay que valorar el entorno en el que se encuentra. El ficus tiene un gran valor ecológico. Es un hito paisajístico con sus 110 años", explica Figueroa.
El ficus de San Jacinto se encuentra en la diana por los graves accidentes que ha causado en los últimos años. Tras los últimos incidentes, la comunidad de frailes dominicos, como propietaria, solicitó el apeo por suponer ungrave peligro para los feligreses que acuden al templo y para la comunidad educativa del CEIP San Jacinto. Estas circunstancias han llevado al Ayuntamiento a intervenir de forma subsidiaria en algunas ocasiones sobre el árbol.
La Comisión Provincial de Patrimonio, organismo dependiente de la delegación provincial de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía, se tenía que pronunciar sobre la tala al estar el ejemplar en un BIC. El pasado 27 de abril analizaba la solicitud de apeo del ficus presentada por la comunidad de religiosos, el informe sobre la afección que el árbol originaba sobre el monumento, y el informe elaborado por Parques y Jardines a petición del citado organismo para conocer su estado y los tratamientos y acciones que se podía llevar a cabo sobre el mismo antes de llevar a cabo su definitivo apeo. La Comisión evitaba pronunciarse taxativamente y se limitaba a pedir que se tomaran las medidas oportunas y necesarias para garantizar la seguridad de las personas antes de retirar el ejemplar, aunque no señalaba cuáles eran éstas.
El estudio elaborado por Parques y Jardines sobre el estado del ficus no dejaba lugar a dudas del peligro que el árbol representa actualmente tanto para las personas como para el propio templo y urgía a los propietarios a tomar medidas para atajar este deterioro. Advertía el Ayuntamiento que se trata de un árbol que "requiere de una supervisión técnica y control especializado y constante que, por parte de los actuales gestores y propietarios del espacio no se está llevando a cabo". Esta falta de cuidados "supone un notable peligro potencial para las personas y usuarios que transitan en el cruce de calles existentes bajo su copa". Esta supervisión y control especializado y constante debe ser llevada a cabo para garantizar la seguridad. De no realizarse, añadía Parques y Jardines, "la presencia del árbol no es compatible con la seguridad de las personas".
No obstante, y pese a este peligro evidente, los técnicos dejan claro que el ficus se puede salvar con mantenimiento y cuidados adecuados y mantenidos en el tiempo, pero la propiedad aduce que carece de los medios económicos para llevar a cabo estas acciones. Por ello, Figueroa reclama que si la parroquia no puede hacerlo tiene que ser el Ayuntamiento el que tome el control para evitar el apeo: "¿Se ha estudiado a fondo el por qué se quiere eliminar este árbol? Si la parroquia no se quiere o no puede hacerse cargo del mantenimiento, como es patrimonio de la Sevilla, debería hacerlo el Ayuntamiento".
El catedrático de Ecología de la Universidad de Sevilla insiste en elevado valor ecológico del árbol y cómo forma parte de la arquitectura paisajística. Capta CO2, genera oxígeno, elimina dióxido de Nitrógeno, partículas que son muy nocivas para los ciudadanos... también juega un papel importante en la biodiversidad. Es parada y refugio de muchas aves rapaces nocturnas y de avifauna diurna.
"Mi ruego es que no se retire. Que se estudie a fondo por especialistas. Que esos trabajos se hagan públicos y que luego se analicen las posibilidades de que se pueda mantener. Se tiene que parar toda decisión de cortarlo. El Ayuntamiento tiene una enorme responsabilidad con el árbol como bien de interés natural que es. Se función es pública y por eso hay que hacer todo lo posible para mantenerlo", concluye Figueroa.
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