Un robot terapeuta en el Hospital San Juan de Dios de Sevilla

nuevas terapias

Los centros de atención temprana de la Orden hospitalaria han integrado a 'Juande' en sus terapias para ayudar a los más pequeños con dificultades en el desarrollo

Es un sistema basado en Inteligencia Artificial capaz de medir avances a través del juego

Robots para detectar señales emocionales en niños con cáncer

A terapia con 'Juande' en el Hospital San Juan de Dios de Sevilla / José Ángel García

"¡Bienvenido, Diario de Sevilla!". Con este saludo nos recibe en el Hospital San Juan de Dios de Sevilla Juande, un robot socio asistencial tipo nao con inteligencia artificial que desde el pasado enero forma parte los programas terapéuticos en el Centro de Atención Infantil Temprana (CAIT) como apoyo en las terapias con niños con dificultades motoras o del lenguaje.

Junto a él, el pequeño Dylan. A sus cuatro años, no puede estarse quieto. La emoción de estar junto a su nuevo amigo lo supera. No siempre fue así, cuenta su madre Laura Retamosa. "Al principio le impresionaba que un robot le hablara directamente a él y lo llamara por su nombre, pero, aún mosqueado, conseguía atraer su atención y completaba las sesiones", afirma.

Eso es pasado. Ahora Dylan no puede dejar de mirar a su compañero de terapia. Le agarra de la mano, lo abraza y se lo come a besos. "Es impresionante lo que consigue", aporta en medio de este tierno momento Rocío Carrasco, la coordinadora de Atención Infantil Temprana del hospital.

Dylan forma parte de los aproximadamente 70 niños que ya han trabajado con Juande en este centro en Sevilla y de los más de 200 en los cinco hospitales de la Orden en Andalucía. Es el paciente más pequeño en terapia con hemiparesia, una parálisis parcial que afecta, en su caso, al lado derecho del cuerpo, más concretamente al brazo, la mano y el pie.

Llegó al CAIT con dos años. Cuenta su madre que ya desde que era bebé notaba que algo no iba bien en el lado derecho del cuerpo de su hijo. "Yo siempre decía que mi niño iba a ser zurdo porque todo lo hacía con la izquierda", afirma. Sus consultas al pediatra no dieron con la clave hasta los dos años. "Fue a la desesperada porque ya lo veíamos en casa todos y el día que me llamaron de la guardería para decirme que Dylan andaba arrastrando un pie fue la gota que colmó el vaso. Me planté en el centro de salud y dije que de allí no me movía hasta que me derivarán a algún especialista", relata.

Así llegó al Hospital de San Juan de Dios y su centro de atención temprana. Con la llegada de Juande, tras una valoración por parte de su terapeuta, Cristina Abad, se decidió complementar sus terapias con la ayuda del robot.

"No nos equivocamos. La interacción de Dylan con Juande es muy buena, Lo motiva muchísimo por el feedback que le da, tanto visual, porque sus ojos se ponen de color verde cuando consigue hacer el movimiento pautado correctamente, y también auditivo. Para un niño, no es igual que el terapeuta le diga que tiene que repetir un ejercicio o que lo está haciendo genial a que se lo diga el robot. Para él es un juego", afirma. "Tan importante es el trabajo que se está haciendo que Dylan hace seis meses no saltaba con los dos pies juntos, Juande lo ha conseguido", añade Laura.

Basta una pequeña demostración para comprobar de lo que es capaz Juande. Le brillan los ojos y cambian de color según se consigan o no los objetivos marcados. Emite señales de aprobación con sonidos, pero también con una voz infantil, humanizada, con la que se dirige personalmente a cada niño por su nombre para que repita con él una serie de movimientos pautados. También mueve el cuello, los brazos y las manos. Las actividades son siempre individualizadas. "No hay dos niños con un mismo diagnóstico y las mismas necesidades", apostilla.

En una sesión improvisada, Dylan y su terapeuta Cristina trabajan aspectos vinculados a la compresión de órdenes. Juande marca el ritmo. Sube el brazo derecho, la pierna, agáchate o dime el orden de los colores que muestran mis ojos, son algunas de las indicaciones que le da el androide a Dylan y que éste sigue sin rechistar, además de trabajar aspectos como la coordinación y el equilibrio, la atención o el desarrollo de la iniciativa.

Mientras, el robot recoge todo lo que Dylan trabaja a través de una cámara externa y lo envía directamente a una tablet, donde se emite un informe, que es "crucial" para medir el resultado de esos tratamientos, el grado de atención y la evaluación de los objetivos programados. "Es una herramienta perfecta para medir el grado de consecución de los objetivos que le marcamos. Es decir, la terapeuta puede valorar si se consiguen o no unas metas que nos marcamos y si se llega a ellas entender que hay una mejoría y si no, pues que la terapia seguida no es la adecuada. Pero, aunque lo consiga, el grado en el que se está consiguiendo esa mejoría es la gran ventaja que nos está aportando Juande", explica Carrasco.

Un avance más de la inteligencia artificial y la robótica aplicadas a la salud que ha llegado para quedarse. Y es que, este robot se ha incorporado ya a todos los centros de la atención temprana de la Orden de San Juan de Dios en Andalucía como un "aliado" para los profesionales en los tratamientos de Atención Temprana. La coordinadora del CAIT de San Juan de Dios en Sevilla cuenta que desde el 2019 buscaban un dispositivo electrónico que permitiera mejorar la medición de los progresos motores de sus pacientes infantiles.

Así, la llegada en 2018 de Curro al área de oncología pediátrica del Hospital Virgen del Rocío abrió la posibilidad de poder adaptar esta tecnología a la atención temprana. "Nos pusimos en contacto con la empresa Inrobics, que se lo había proporcionado a ellos, visitamos el hospital para ver cómo se podía trabajar con él. Nos pusimos a diseñar el proyecto y el resultado es Juande", indica Carrasco, que explica que en este caso se decidió ir más allá y convertir esta herramienta en un un robot socio-asistencial, convirtiéndolo en una herramienta más dentro de la terapia.

"Lo que pretendemos es que a partir de de actividades lúdicas para los niños guiadas por el robot se puedan hacer ejercicios físicos funcionales que mejoren la calidad de vida de nuestros pacientes", concluye la coordinadora del CAIT de San Juan de Dios en Sevilla, donde el robot ya se está probando en niños con trastorno del espectro autista. La era Juande no ha hecho más que empezar.

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