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Los restos del derribo del Teatro Coliseo

Los murales que Hohenleiter pintó para el edificio permanecen guardados en un sótano de la Hispalense tras décadas de olvido El pintor Ricardo Jiménez investiga ahora este legado

Los restos del derribo del Teatro Coliseo
Luis Sánchez-Moliní

31 de marzo 2013 - 05:03

El derribo del interior del Teatro Coliseo España a mediados de la década de los 70 se recuerda como uno de los principales atentados contra el patrimonio histórico de la ciudad en aquellos convulsos años del final del franquismo. Sin embargo, algo se salvó de la piqueta. El hoy profesor emérito de la Universidad de Sevilla Francisco Arquillo, junto a un grupo de estudiantes de su asignatura de Restauración en la Facultad de Bellas Artes, consiguió in extremissalvaguardar para las generaciones venideras las pinturas murales de gran formato pintadas por Francisco Hohenleiter de Castro (Cádiz, 1899-Sevilla, 1968), uno de los pintores más cotizados de la ciudad durante la primera mitad del siglo XX, para el salón de honor del inmueble. Fue una labor a contrarreloj realizada entre diciembre de 1976 y enero de 1977, con las pinturas ya a la intemperie debido al derribo del techo del edificio diseñado por los arquitectos José y Aurelio Gómez Millán.

Asimismo, gracias a la donación del Banco Vizcaya (que compró del inmueble) al Vicerrectorado de Infraestructura de la Universidad de Sevilla se consiguieron conservar los paños de azulejos que decoraban las zonas comunes del teatro -construido con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929-, que fueron realizados por el prestigioso ceramista Enrique Orce Mármol.

Todo este patrimonio salvado gracias a la intervención de la Universidad de Sevilla es el objeto del estudio realizado por el licenciado en Bellas Artes y pintor Ricardo Jiménez Ruiz en colaboración con el grupo de investigación de la profesora María Fernanda Morón de Castro, quien fuera conservadora de la Hispalense durante los años en los que Joaquín Luque fue rector de la institución académica.

En dicho estudio se pone en evidencia que, pese a la rápida y eficaz actuación de la Hispalense en un primer momento, las piezas rescatadas han quedado durante décadas almacenadas y olvidadas en los sótanos de dos edificios universitarios sin que se haya culminado su proceso de restauración.

Los tres murales de Hohenleiter aún permanecen cubiertos con las gasas que se aplicaron a la superficie pictórica para el proceso de extracción del muro donde se encontraban, y apilados en el aula de Restauración, ubicada en el sótano 1 de la Facultad de Bellas Artes. "Retirar las gasas que cubren las pinturas es un trabajo de restauración muy complicado. Aun así no se puede garantizar al cien por cien que se conserve toda la superficie pictórica, más teniendo en cuenta los años que han pasado", asegura Ricardo Jiménez. Como consecuencia, y debido al olvido y la falta de financiación, las pinturas no se pueden ver en la actualidad y como testimonio quedan unas fotos en blanco y negro que se reproducen en este reportaje.

La propia María Fernanda Morón de Castro pensó en su época de conservadora de la Hispalense reubicar estos murales en la escalera principal de la actual Facultad de Derecho (que tiene otras pinturas de Hohenleiter dedicadas al arma de Artillería), algo que no pasó de ser una idea. Su restauración y puesta en valor sigue siendo una asignatura pendiente.

El caso de los azulejos de Enrique Orce es aún peor. Pese a su evidente interés artístico y ornamental han permanecido 37 años en un sótano en la actual Escuela Técnica Superior de Ingeniería Informática de la Hispalense (antigua Industriales), en el campus de Reina Mercedes y, según las estimaciones de Jiménez, han podido desaparecer hasta un tercio de las piezas que se almacenaban, sin que se conozcan las causas.

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