El retablo de San Juan Bautista de la iglesia de la Anunciación estará diez meses en restauración
La recuperación de la obra de Martínez Montañés
La actuación se realizará en tres fases y tendrá un coste de 120.000 euros.
El proyecto de conservación ha sido redactado por el IAPH.
Gran variedad de patologías. El retablo de San Juan Bautista, realizado por Juan Martínez Montañés, Francisco de Villegas y Juan de Uceda (1610-1620-1622), que se encuentra en la iglesia de la Anunciación, será restaurado en profundidad durante diez meses para frenar su deterioro. La mayoría de las alteraciones que sufre están relacionadas con el desmontaje del lugar para el que fue construido (el monasterio de Santa María del Socorro), su traslado y posterior montaje en la ubicación actual, como señala el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH), encargado de realizar el estudio sobre la obra y la propuesta de conservación. También presenta problemas relacionados con el envejecimiento natural de los materiales y con determinadas particularidades de los elementos constitutivos. Factores ambientales y biológicos, como la presencia de xilófagos, han contribuido al deterioro presente.
Los técnicos del IAPH han realizado un minucioso estudio del retablo por encargo de la Universidad de Sevilla, detallando mediante fichas individualizadas las patologías de cada uno de los relieves y pinturas que lo conforman. En el soporte se localizan gran variedad de patologías. “Hay que subrayar la separación de piezas generalizada y los desplazamientos de algunos elementos constitutivos”. Los cambios dimensionales de la madera, causados por las variaciones de humedad, han originado la aparición de grietas, fisuras y fracturas de distinta envergadura. En algunos casos, estas fisuras son consecuencia los elementos metálicos. Se localizan además fragmentos desplazados o desprendidos, así como la pérdida de adhesión en numerosos puntos. “En la zona inferior del retablo aparecen evidencias de actuaciones realizadas a lo largo del tiempo tales como piezas nuevas realizadas en madera de conífera o clavos y puntillas para fijar piezas”.
Toda la superficie está cubierta por una gruesa capa de polvo. “Se percibe un consistente velo grisáceo en las zonas superiores de los relieves y en las partes más sobresalientes de la arquitectura. La naturaleza higroscópica del polvo favorece la aparición de insectos y hongos además de generar un daño estético, pues impide la correcta apreciación de los colores originales. Asimismo hay acumulaciones de cera deforma muy especial sobre la parte”. Las pérdidas volumétricas “son puntuales” y se localizan en pequeñas zonas de la arquitectura, principalmente en las áreas más sobresalientes, así como en puntos muy concretos de algunos de los relieves escultóricos (manos, ropajes…).
El retablo está afectado por el biodeterioro en la madera producido por insectos xilófagos. “Tras la inspección visual se ha observado un considerable ataque que deteriora la madera y ocasiona daños. Este ataque se reparte por todo el conjunto. Es ataque y parece inactivo”.
Los estratos que constituyen la policromía y el dorado presentan buena cohesión y adhesión, exceptuando zonas puntuales que presentan levantamientos y pérdidas de reducido tamaño. “Éstas dejan a la vista una madera de color blanquecina resultante del teñido superficial del material lignario por el estrato de preparación”. La acumulación de hollín y la oxidación de la protección aplicada en la superficie proporcionan un aspecto homogéneamente ennegrecido.
La predela (banco del retablo) presenta un importante deterioro que afecta a las pinturas de ambos extremos y más concretamente a la correspondiente al lateral derecho. “Si bien tienen su origen en la época de instalación en el convento de Santa María del Socorro, el deterioro se ha intensificado durante los años de presencia del retablo en el templo de la Anunciación”.
La importante restauración que devolverá todo el esplendor a esta gran obra se realizará en tres fases en las que se simultanearán los tratamientos en la arquitectura, los relieves y las pinturas. La primera fase durará tres meses y comprenderá la limpieza de los depósitos superficiales y los tratamientos en los soportes. La segunda fase se extenderá por tres meses y medio. Durante este tiempo se abarcarán la tareas para la fijación de los estratos, la limpieza de los barnices y la eliminación de las intervenciones anteriores (repintes alterados y estucos desbordantes). Cuatro meses es el tiempo estipulado para la última fase. Se procederá al estucado de las lagunas en los estratos de preparación. Posteriormente, se reintegrarán las lagunas de la policromía, primero con acuarela. Posteriormente, tras un barnizado, se reintegrará con pigmentos al barniz y se aplicará la protección final.
De forma paralela se completará el estudio analítico, se continuará con la investigación histórica y artística y el estudio directo sobre el retablo y se hará un completo seguimiento fotográfico. Por último, se redactará el programa de mantenimiento.
No hay comentarios