La restauración del Arco de la Macarena desvela que tuvo otros colores originales
Patrimonio
Las catas en la muralla descubren puntos con dos tonalidades que apuntan cómo pudo ser el proyecto del arquitecto José Chamorro
Los técnicos hallan en algunos puntos trazos amarillo claro y otros rojizos en cornisas y pináculos
Reconstruyendo el plano de la muralla
¿Cómo era originariamente el Arco de la Macarena? Es algo que no se conoce al completo porque lo único que existe del proyecto que realizó el arquitecto de Carmona José Chamorro a principios del siglo XIX son bocetos que detallan sus líneas y diseño, pero no su color original. Ahora, los trabajos que se acometen en el arco desde hace un mes, dentro del proyecto de restauración de la muralla de la Macarena que arrancó el pasado mes de febrero, han arrojado algo de luz gracias a las tonalidades que están observando los técnicos que realizan las catas arqueológicas en este patrimonio de la ciudad, declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 1908.
En concreto, en determinadas zonas del arco se ha detectado que el color original era albero, pero con una tonalidad más clara que el que presenta actualmente. Además, en otros elementos, como cornisas y pináculos, se ha detectado un color rojizo, según la información de los restauradores que trabajan en el proyecto. Son colores que se asemejan, por ejemplo, a los de la actual iglesia de San Bartolomé, de principios del siglo XIX, de 1779 concretamente, y obra también de José Chamorro. En concreto, serían los que se conocen entre los albañiles como color almagra, el rojizo que procede de la arcilla de la vega de Triana, y el calamocha, el amarillo del albero de Alcalá de Guadaíra que luce humedecido en las plazas de toros.
La puerta de la Macarena, en su actual configuración, es una obra que cuenta ya con dos siglos, pero que incluye algunos elementos de la muralla islámica de Sevilla y en la que puede observar también los distintos usos que tuvo en el tiempo, adaptándose a las nuevas necesidades urbanas. Si bien en sus inicios éste fue militar, defensivo, luego las puertas de la muralla se transformaron y en el siglo XIX mantuvieron otras funciones, como la de proteger la ciudad de las continuas riadas del Guadalquivir. Es por ello que el interior del arco se observan columnas con hendiduras donde se colgaban los sacos terreros para frenar la entrada del agua. También tuvieron otro uso, pues este arco fue una puerta donde los funcionarios municipales cobraban el arbitrio a los hortelanos, que se conocía como fielato.
Precisamente, los técnicos están estudiando dos cámaras situadas a ambos lados de su interior, que estaban tapiadas y ocultas, una de ellas desconocida. Se trataría de cuerpos de guardia que ocupaban los encargados del cobro de aranceles. También se han hallado restos de una hornacina tapiada bajo el arco que ocuparía una virgen como habitualmente ocurría en las puertas de acceso a las ciudades.
El actual arco está enmarcado por pilatrones y rematado por jarrones diseñados por Chamorro. Esta puerta fue reedificada en 1723 y reformada en 1795 por el citado arquitecto. Pero los trabajos de restauración y conservación también están ayudando a profundizar en los orígenes de la puerta de la Macarena, ya que bajo las capas de pintura y las restauraciones posteriores aparecen restos de la construcción de época almohade y almorávide, con una configuración similar a la muralla.
La actuación que se acomete ahora a cargo de la empresa Hermanos Campano, con un coste de 204.000 euros y un plazo de ejecución previsto es de seis meses, es complementario a la restauración de los lienzos interior y exterior de la muralla.
Estas obras se centran principalmente en la reparación de los pináculos de remate y en mejoras de impermeabilización de la cubierta y también en la reparación de las diversas patologías que afectan a las fábricas, tanto en las de ladrillo como en las tapias. También se aprovechará para eliminar las reparaciones puntuales realizadas anteriormente con morteros de cemento, así como las pinturas aplicadas con productos acrílicos. Asimismo, se restaurarán los paños de azulejería del Arco mediante limpieza y eliminación de depósitos, algas y demás elementos perjudiciales, consolidación de la superficie vítrea y protección final. Se procederá, asimismo, a la restauración de la policromía aparecida en la cornisa. Por último se aplicará un revoco de mortero de cal acabado con un estuco y rematado mediante un enjalbegado de cal, proporcionando un acabado más acorde con el carácter de Bien de Interés Cultural del monumento.
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