Heroína, un repunte lejos de la epidemia

balance del plan andaluz contra la droga

El número de admisiones a tratamiento por la adicción a esta sustancia crece un 13% en los últimos cinco años

La estadística sigue lejos de generar cifras preocupantes

Un heroinómano descansa sobre una cama improvisada en las Tres Mil Viviendas. / Juan Carlos Muñoz
Fernando Pérez Ávila

27 de enero 2018 - 02:32

Sevilla/En octubre de 2017, el presidente de EEUU, Donald Trump, declaró la epidemia de heroína que azota al país como una emergencia nacional. El año anterior murieron más de 64.000 personas en todo el territorio estadounidense por sobredosis de opiáceos. Una media de 175 muertes al día. Cada vez que se conocen noticias sobre el auge de la heroína en Europa o EEUU, en España saltan las alarmas. Si la alerta de Trump coincide con el mayor alijo de heroína en la Península Ibérica en los últimos diez años, la inquietud es todavía mayor. En noviembre de 2017, la Policía Nacional se incautó de 331 kilos de esta droga que se ocultaban entre toneladas de cemento. La operación policial se desarrolló en el puerto de Barcelona, pero la droga se iba a distribuir por toda España y por distintos países de Europa. En Sevilla no ha habido alijos importantes de heroína en los últimos meses, pero el tráfico de esta droga ha estado detrás de uno de los crímenes más brutales que se recuerdan en la historia reciente de la provincia: el del turco Mehmet Demir, traficante de heroína; su esposa Sandra Capitán Capitán, y la hija de ésta, de sólo 6 años, Lucía Begines Capitán. Los tres fueron ejecutados en una vivienda de Dos Hermanas y enterrados en un zulo cubierto con sosa cáustica.

Sevilla fue una de las provincias más afectadas por el azote de la heroína entre finales de los 70 y la década de los 80 del siglo pasado. A pesar de que se mira con recelo cualquier incremento del consumo de heroína por temor a que pueda importarse, la situación actual en Sevilla no debe suponer ninguna preocupación. Al menos así lo piensan los especialistas. El consumo de heroína ha crecido algo en los últimos años, tanto en la capital como en la provincia. Así lo indican las estadísticas de admisiones a tratamiento en los últimos años. En un lustro, se ha pasado de 833 personas admitidas en el año 2013 a 948 en 2017. Es decir, un incremento cercano al 13%. Sin embargo, los guarismos siguen todavía lejos de los de la década anterior. En 2008, por ejemplo, eran 1.309 los admitidos a tratatamiento, mientras que en 2010 se alcanzaron los 1.344. Es decir, casi cuatrocientas personas más que en la actualidad.

La vía intravenosa está prácticamente erradicada en Sevilla, donde se toma inhaladaSigue siendo la sustancia con más personas en tratamiento por ser programas más largos

Este repunte no preocupa al coordinador del plan andaluz contra las drogas, Fernando Arenas, que considera que la situación con respecto a la heroína está perfectamente controlada en Sevilla y en el resto de Andalucía. "El consumo está estancado, hay años en los que puede haber un repunte pero está dentro de unos márgenes". De ser la primera sustancia en número de admisiones a tratamiento en la red asistencial de la Junta, la heroína ha pasado al tercer lugar, por detrás de la cocaína y el alcohol. En Andalucía es la cuarta, por detrás también del cannabis. El número de admisiones es uno de los indicadores más fiables del consumo. Sin embargo, hay que tener en cuenta que muchas de estas nuevas admisiones son readmisiones, es decir, personas que se dieron de alta en los programas y se rehabilitaron pero han vuelto a caer.

No hay que confundir este dato con el de las personas que están en tratamiento, que en Sevilla son 4.723. En la mayoría de los casos, los programas contra la adicción de opiáceos son de muy larga duración y a veces requieren tratamientos de por vida. De hecho, sigue siendo la sustancia que más personas tiene en atención, precisamente porque requiere de periodos mucho más largos. En muchos casos son personas con enfermedades crónicas y en riesgo de exclusión social, aunque también hay heroinómanos de los años ochenta que se rehabilitaron, llevan una vida normal integrada en la sociedad, pero tienen que seguir tomando su dosis de metadona. Otro dato que tranquiliza a los expertos es el de la edad media de las personas en tratamiento, que supera los cuarenta años, lo que revela que en la mayoría de los casos son supervivientes de la epidemia de los años ochenta.

Igual ocurre con la edad de inicio al consumo. El plan andaluz contra las drogas realiza cada dos años encuestas y entrevistas para conocer los hábitos de consumo de drogas. Una de las cuestiones que se plantean es la edad de inicio. La adicción a la heroína se da a a unas edades mucho más tardías que otras drogas. "Realmente el principal problema que tenemos ahora entre los jóvenes es el alcohol. Y entre las drogas ilegales, suelen buscar principalmente sustancias de tipo químico, como las pastillas. El consumo de heroína entre menores de edad es muy infrecuente, del 0,1% del total. Más del 50% de los encuestados se iniciaron en la heroína de los 21 años en adelante", apunta Arenas, que añade que los menores están también empezando a tener problemas de adicción al teléfono móvil.

El problema de EEUU es difícilmente extrapolable a España. La restricción de los fármacos derivados de los opiáceos, como la morfina o el tramadol, que dejaron de recetarse en el sistema nacional de salud, derivó en un incremento del consumo de heroína. Personas que estaban siendo tratadas con morfina y otros opiáceos y dejaron de tener acceso a estos medicamentos comenzaron a consumir heroína, simplemente porque es más barata. Esto ha llenado de heroinómanos las calles de EEUU. Entre las víctimas por sobredosis hay algunos ilustres como el actor Philip Seymour Hoffmann, que apareció muerto en su domicilio de Nueva York en febrero de 2014.

"Hay una diferencia importante en el consumo de heroína en Andalucía en relación con el resto de España. Aquí hace ya muchos años que se erradicó el consumo por vía intravenosa, es decir, con jeringuillas que transmitían enfermedades como el sida y la hepatitis. Se consume mucho más inhalada, lo que supone un menor riesgo de contagio. En el resto de España sí se pueden ver todavía heroinómanos que se pinchan, mientras que aquí puede haberlos, pero son muy pocos y casos muy puntuales". Arenas recuerda que Andalucía tiene una red asistencial muy amplia, con 173 centros, y que el tratamiento con metadona ha dado muy buenos resultados.

Además de hacerlo de manera inhalada, la heroína se consume mezclada con cocaína, lo que en el argot se conoce como rebujao. De esta forma, los toxicómanos disfrutan del efecto de euforia o subidón que transmite la cocaína para luego sumirse en el estado de letargo provocado por la heroína, que funciona como depresor del sistema nervioso central. Los datos de personas en tratamiento por opiáceos así lo confirman. En enero del año pasado, de las 4.454 personas en este programa en la provincia de Sevilla, sólo 493 lo eran por adicción a la heroína, sin mezcla con otras sustancias. En cambio, la gran mayoría, 3.806, recibían tratamiento por ser adictas a la mezcla de heroína más cocaína base.

Un heroinómano descansa sobre una cama improvisada en las Tres Mil Viviendas.

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