La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¡Anda, jaleo, jaleo!
El monasterio de Santa María de las Cuevas, en la isla de la Cartuja de Sevilla, afrontará este año la recuperación y adaptación del conocido como claustro de legos. Con esta intervención, que promueve el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico y que costará casi un millón de euros, sufragados en su totalidad por fondos Feder, se pondrá punto y final a la rehabilitación integral de este conjunto monumental tras más de 50 años. Pero, ¿quiénes eran estos legos que ocupaban este claustro?
La organización espacial del monasterio de la Cartuja responde al esquema de funcionamiento de una orden medieval, fuertemente estratificada. Existían dos categorías básicas, según se explica en la memoria del proyecto de obras. Los monjes o padres, que vivían aislados en celdas individuales con su pequeña huerta individual correspondiente cerrada con tapia para evitar las vistas de los monjes vecinos. Y los legos o hermanos, que eran de inferior categoría, disponían de un claustro específico más alejado de la iglesia y conectados a ella, así como al refectorio y a las áreas de almacenamiento, cocina, cuadras, etcétera.
Los hermanos legos se ocupan de labores manuales y de los asuntos seculares de un monasterio, con el fin de permitir la plena vida contemplativa de los monjes. Por tanto, tenían como propósito el apoyo práctico en la gestión de talleres, granjas, cocinas y otras dependencias del monasterio, para dejar libertad a los monjes de coro de orar y estudiar. Sin embargo, los hermanos legos también eran monjes y dedicaban una parte importante del día a rezar.
En el caso de la Cartuja, los ámbitos fundamentales del sector de clausura, iglesia y refectorio disponen de ámbitos separados para uno y otro segmento. Fuera de la clausura se desarrollaban otras funciones más públicas, asociadas al ámbito de la caridad, de contacto entre el monasterio y el mundo exterior.
Actualmente, tras las actuaciones realizadas en el conjunto de cara a la exposición de 1992, se distinguen cuatro áreas de construcción que se insertan como piezas independientes del conjunto cercado y configuran un amplio abanico en cuanto a criterios de intervención sobre el patrimonio se refiere. Entre estas áreas se encuentran el Conjunto de Afuera, la Zona Monacal, la Clausura de Legos y la Huerta Sur.
"La Cartuja se constituía en una pequeña ciudad, defendida de las avenidas del río por el muro que la rodeaba, en el que sólo se abrían dos puertas, la principal a poniente, que daba al campo, y la otra secundaria a levante, que lo hacía al río. Extramuros había un asentamiento habitado por sirvientes y trabajadores. La cerca alcanzaba una altura en torno a los dos metros y medio que se construyeron en tapial con rafas de ladrillo", señala el proyecto.
En el siglo XVIII tiene lugar una importante reforma, en que se desplaza la puerta del recinto murado en dirección opuesta al río, levantándose una nueva cerca perimetral y reconstruyéndose casi totalmente la Capilla de la Virgen de Las Cuevas (llamada también Capilla de Afuera).
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