La reencarnación de las naranjas amargas que inundan Sevilla
Recolecta
La ciudad cuenta con más de 47.000 naranjos amargos distribuidos por los once distritos, que este año generarán unos tres millones de kilos de fruta.
La naranja sevillana se aprovecha para la fabricación de esencia alimentaria, cosméticos, compost o biogás, así como para la alimentación del ganado caprino.
Arranca la recogida de tres millones de kilos de naranjas en Sevilla
Mermelada de naranjas del Real Alcázar de Sevilla para la reina de Inglaterra
A lo largo de diez siglos, el naranjo amargo se ha convertido en el árbol emblema de Sevilla, capital mundial del azahar. La primavera sevillana no se entendería sin ese característico olor que inunda la ciudad gracias a los más de 47.000 naranjos diseminados por sus calles y parques. Pero ese olor provoca más de un dolor de cabeza en el Ayuntamiento de Sevilla cada año: ¿cómo se recogen y qué se hace con tres millones de kilos de naranjas no aptas para su consumo directo por su extrema acidez y por su constante exposición a la contaminación? Abonos, piensos, cosméticos y biogás son algunos de sus aprovechamientos.
El número de naranjos en el viario público y en los parques y jardines cuya recogida compete al Servicio Municipal de Parques y Jardines, adscrito al área de Transición Ecológica y Deportes, asciende a 47.776. Esta cantidad no incluye ni jardines privados ni aquellos parques o entornos cuyo mantenimiento corresponde a otras administraciones, como es el caso de la Junta de Andalucía con el Parque del Alamillo, ni los Jardines del Real Alcázar de Sevilla, o el Rectorado de la Universidad de Sevilla. Por lo que la cifra total de ejemplares existentes en la ciudad podría superar los 50.000, diez veces más que en 1970, cuando la capital disponía de 5.000 unidades.
Este-Alcosa-Torreblanca es el distrito que cuenta con más ejemplares, 8.017. Le sigue Cerro-Amate y el distrito Sur con 6.277 y 6.038 naranjos. San Pablo-Santa Justa tampoco se queda atrás con 5.345. El resto de distritos cuentan actualmente con 4.455 naranjos en el caso de Nervión; 4.143, Bellavista-La Palmera; 4.057, Macarena; 3.136 en el caso de Triana; 3.053 Casco Antiguo; y Norte, 2.332. Los Remedios es el distritos con menos plantaciones de naranjos. Sólo cuenta con 606.
Originario de China, fueron los siempre prácticos romanos los que introdujeron este cítrico en España y los musulmanes potenciaron su uso en Sevilla. Estos conocían sus propiedades y usaban el agua de azahar como tónico estomacal. Las infusiones de estas flores son carminativas y también sedantes. Además, la esencia de azahar es buen antiespasmódico y tiene un uso alimentario.
Así, del gozo estético de los Jardines del Real Alcázar se pasó a la conciencia urbana y, a partir de 1929, con motivo de la Exposición Iberoamericana, y, especialmente, en la década de los años 60 y 70, el naranjo dejó los jardines y las huertas para asentarse en las calles y convertirse en el árbol urbano por excelencia.
Campaña de recogida de la naranja amarga 2022-2023
La recogida de estos frutos amargos es imprescindible no solo para mantener limpia la ciudad, sino también para facilitar la nueva floración en primavera, que suele coincidir con la celebración de las fiestas mayores de Sevilla, Semana Santa y la Feria de Abril.
La campaña de recogida de la naranja amarga 2022-2023 se inició a mediados de diciembre en una primera fase que se centró en los naranjos ubicados en los recorridos de las distintas cabalgatas de Reyes Magos. Esta fase de la campaña se desarrolló en horario nocturno para generar los menores problemas al tráfico. Además, el trabajo de estos equipos también se desarrolló en aquellas zonas donde se han detectado una caída prematura.
La campaña se generaliza ahora a toda la ciudad y concluirá a finales de febrero. Ahora es el momento en el que la fruta está madura, y resulta más fácil de desprender el fruto de sus ramas y, así, no se causa daño al árbol. Las labores de recogida cuentan con una planificación por barrios, primero grandes avenidas y después calles interiores.
La campaña afecta a 47.776 naranjos y, aproximadamente, a una producción de tres millones de kilos de naranja que hay que recoger en el menor plazo posible. Durante la campaña del año pasado se recogieron 2.861.750 kilos de naranjas urbanas. Según datos de Emasesa, cada ejemplar genera entre 45 y 130 kilos de naranjas amargas.
El Ayuntamiento de Sevilla ha destinado este año un presupuesto de más de 190.000 euros para la recogida de las naranjas, el doble que el pasado año. "La recogida de las naranjas urbanas de Sevilla es un gran desafío, pero nuestro objetivo siempre es mejorar. Por este motivo, se ha duplicado el presupuesto porque hemos detectado un incremento en la producción de naranjas en las últimas campañas que requieren un esfuerzo extra. El nuevo presupuesto permite tener a más equipos en la calle trabajando y reducir los tiempos. Además, estamos muy condicionados a las condiciones climáticas, por lo que tenemos que estar preparados en caso de temporal", indica David Guevara, delegado de Transición Ecológica y Deportes del Ayuntamiento de Sevilla.
Este año, hay implicados en la campaña de recogida 225 operarios, tanto personal propio de Parques y Jardines como de las distintas empresas adjudicatarias de los contratos.
Recogida a mano
Aunque parezca extraño en pleno siglo XXI, el método de recogida de la naranja es manual, una a una. Es difícil utilizar maquinaria para la recogida en entornos urbanos, donde las labores se deben adaptar a la fisonomía de las aceras y calzadas y a los coches aparcados. El uso de escaleras está dejando paso a plataformas mecánicas en aquellos lugares con amplitud suficiente, lo que redunda en una mayor seguridad laboral y agilidad en la recogida.
Este jueves, una quincena de operarios se afanaban en recolectar las naranjas de los árboles de la calle Nuestro Padre Señor Cautivo, en Tiro de Línea. Subidos a escaleras extensibles de un único pie apoyadas en la copa de los árboles en continuo meneo, los trabajadores cogen con sus manos las naranjas que luego guardan en un saco que portan a modo de bandolera. Y para los frutos más altos, los operarios se valen de una vara casera y muy rudimentaria fabricada con una caña de bambú con un gancho en el extremo. En cuestión de minutos, miles de naranjas pasan de las ramas a las cajas para su transporte.
"La recogida de las naranjas urbanas es el mayor dolor de cabeza que tenemos nosotros al año", reconoce Fernando Mora-Figueroa, director general de Medio Ambiente, Parques y Jardines del Ayuntamiento de Sevilla. "Si mañana viene un temporal, se caen todas las naranjas al suelo, y, además, todas a la vez. Cuando el temporal de Filomena, el peor que yo he vivido, se cayeron un tercio de las naranjas al suelo. Y eso hay que recogerlo y limpiarlo en el menor tiempo posible".
Mora-Figueroa destaca como otro problema añadido que la recolecta sólo se puede hacer durante dos meses al año. "Si pudiéramos recoger el fruto a lo largo de los doce meses, esto sería sencillísimo. El problema es dónde metes tú ahora tres millones de kilos de naranja en dos meses, y en diez meses nada. Esto no hay empresa que lo aguante. Por eso se diversifica su uso".
¿Por qué se plantan naranjos en Sevilla?
Al igual que ocurre con otras especies arbóreas, los naranjos contribuyen a luchar contra el cambio climático porque absorben dióxido de carbono, además de captar partículas nocivas y dióxido de nitrógeno, según explica Enrique Figueroa, catedrático de Ecología de la Universidad de Sevilla. El fruto de estos árboles también son un alimento para los pájaros, por lo que se fomenta la biodiversidad.
"El naranjo es el árbol más abundante de Sevilla, más incluso que el platanero. Su crecimiento es bastante rápido y, debido al gran número de hojas, su fotosíntesis es extraordinaria", continúa el profesor emérito. "Es cierto que no es un árbol de gran copa, y menos aún si se le maltrata con la poda, por lo que no es propicio para las grandes avenidas, pero sí para calles estrechas".
Figueroa asegura que, "si se le dejara crecer libremente" y no se podara el árbol "como un Chupa Chups", las copas de los naranjos podrían fusionarse y crear bóvedas que generarían sombras en la ciudad, ayudando así también a disminuir la temperatura en algunas zonas de la ciudad.
Pero para este catedrático lo primero que debería hacerse de manera formal es un estudio sobre el verdadero nivel de contaminación de estas naranjas. "Deberíamos saber si realmente estos frutos contienen metales pesados, porque, si no es así o si los niveles son aceptables, estas naranjas podrían suponer una revolución para el fomento de pequeños negocios locales y su comercialización a través, por ejemplo, de mermeladas con un sello local", señala el catedrático.
Los naranjos que inundan las calles de Sevilla son de la misma especie que ya plantaban los musulmanes en la ciudad, según indica Fernando Mora-Figueroa, director general de Medio Ambiente, Parques y Jardines. "Son árboles muy robustos, carne de perro, crecen en cualquier lugar", exclama Mora-Figueroa.
No obstante, existe un plan director municipal que señala que ninguna especie puede superar el 30% del total del arbolado de la ciudad, por lo que se descarta plantar nuevos naranjos o cítricos en general en la ciudad a no ser que sea para reponer un árbol que se haya perdido de la misma especie. Esto se hace para evitar daños mayores en caso plagas que afecten a una especie en concreto, según explica David Guevara delegado de Transición Ecológica y Deportes. "No queremos reducir el número de naranjos, sino su proporción. Por lo que, de las especies nuevas que plantemos, el número de naranjos será el más pequeño porque ya hay muchos".
¿Qué se hace con la naranja amarga de las calles de Sevilla?
Son las empresas adjudicatarias de la campaña de recogida las que se encargan del destino y la comercialización de los tres millones de kilos de naranjas urbanas recolectados en las calles sevillanas. Buena parte de la cosecha va a parar a destilerías, como la sevillana Bordas Chinchurreta, que fabrican aceites esenciales y fragancias. También se utiliza para fabricar abonos, como alimento para el ganado caprino y, desde el año 2020, para generar biogás, una energía que se obtiene del zumo, en la estación depuradora de aguas residuales (EDAR) Copero, gestionado por Emasesa.
En la campaña anterior (2021-2022), el 88,78% de la cosecha se destinó a uso industrial y ganadero; el 3,49% tuvo como destino Emasesa para su proyecto piloto que consiste en aprovechar este residuo para producir gas y generar energía eléctrica; y el 7,72% acabó en el vertedero, según datos del Ayuntamiento de Sevilla. El objetivo es intentar aprovechar lo máximo posible estas naranjas.
"El destino de las naranjas depende mucho de la demanda que exista en ese momento. Por ejemplo, uno de los usos que se da es para sacar esencia de naranja, muy frecuente en los roscones de reyes, sobre todo en los caseros. La familia Luca de Tena es una de las empresas que siempre se ha dedicado a la fabricación de esencia, por ejemplo. Y Bacardí la usa también para su ron. Otra empresa sevillana que también adquiere muchas de esas naranjas es Bordas Chinchurreta", explica Fernando Mora-Figueroa. "Córdoba destina toda su cosecha en compost, nosotros no, el compost es lo último porque es lo que menos valor tiene, preferimos que vaya a esencias y mermelada, por ejemplo, pero es tal la cantidad que recolectamos que es inevitable que un porcentaje vaya a los vertederos". No obstante, según Mora-Figueroa, el objetivo del Ayuntamiento es que cada vez se destine más cantidad de frutos al Copero para la generación de biogás.
Hace unos años, hubo una empresa belga que se interesó por toda la producción de naranjas de la ciudad, según reconoce Mora-Figueroa, pero no llegó a un acuerdo con el Ayuntamiento. "El problema aquí es el coste, no muchas empresas se pueden hacer cargo del gasto que supone la campaña de recogida".
Energía sostenible a partir de las naranjas sevillanas
En 2020, la empresa municipal Emasesa puso en marcha un proyecto piloto para aprovechar las naranjas urbanas para producir gas y generar energía eléctrica. hasta entonces las estaciones depuradoras de la ciudad ya realizaban procesos de codigestión con los restos orgánicos de las aguas residuales generando así gas y, por tanto, energía para que las estaciones fueran autosuficientes. Hace tres años, se pensó en las naranjas urbanas para evitar que estas acabaran en el vertedero. ¿Cómo lo hacen? Exprimen las naranjas de manera industrial y el jugo lo digieren para producir metano (digestión).
En Emasesa ya han hecho números: 1.000 kilos de naranjas producen 500 kilos de zumo, lo que supone la producción de 50 KWh de energía eléctrica. Esto es el consumo de una vivienda durante 5 días. Si todo sale bien, las toneladas de naranja que se recogen en un año de los árboles de la ciudad darían para abastecer a más de 73.000 hogares. Y a esto hay que añadir las cifras de fruta que se recolecta en otros municipios sevillanos, como Tomares o Mairena del Aljarafe, lo que da idea del enorme potencial ecológico de esta iniciativa. Además, por cada 500 kilos de cáscara se producen 100 kilos de compost.
Según apuntan desde el Ayuntamiento, de momento, esta energía limpia se utiliza para el autoconsumo de la depuradora, pero no se descarta, en un futuro, que mueva los autobuses municipales.
Plástico sostenible a partir de las naranjas sevillanas
La startup sevillana Remonda también trabaja para dar una segunda vida a los residuos orgánicos que generan los naranjos. Su proyecto pasa por convertir las pieles de naranja en bioplástico mediante un proceso biotecnológico, para que luego se puedan utilizar como productos biodegradable. Este proceso no solo genera productos de valor agregado a partir de residuos de naranja, sino que también reduce el consumo de un material altamente contaminante como es el plástico convencional.
Este proyecto ha sido reconocido recientemente como la mejor iniciativa sostenible de la incubadora nacida en Cartuja Qanat, en el Parque Científico y Tecnológico (PCT) Cartuja, dependiente de la Consejería de Universidad, Investigación e Innovación.
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