Sueños esféricos
Juan Antonio Solís
Nadie en el mundo más afortunado que Víctor Orta
La receta electrónica, que ya ha cumplido una década en las boticas sevillanas, ha permitido descongestionar las consultas de los médicos de familia hasta un 20%, al aliviar en gran medida el trabajo burocrático en los centros de salud. La sustitución progresiva de la receta de papel por la digital en el SAS ha supuesto además un destacable avance en la seguridad del paciente, ya que los tratamientos son sometidos al control del farmacéutico, así como un importante ahorro para el Servicio Andaluz de Salud en fármacos.
Manuel Ojeda, vicepresidente en el Colegio de Farmacéuticos de Sevilla y primer farmacéutico en implantar la receta electrónica en 2003, hace balance de este sistema de dispensación y apunta al aumento de la seguridad del paciente como la ventaja más destacable de aplicar las nuevas tecnologías a las recetas. "El sistema nos permite tener información sobre cada paciente y detectar posibles duplicidades en sus tratamientos y otras incidencias que podemos comunicar al SAS", explica. Por ejemplo, cuando un especialista cambia el tratamiento al paciente, sin que el médico de familia tenga conocimiento de ello, puede provocar que el paciente reciba dos tratamientos para la misma dolencia. La receta electrónica permite que el farmacéutico detecte esta anomalía al entrar en el historial del paciente y, tras ello, puede solicitar al SAS una suspensión cautelar de un tratamiento o bien advertir al médico para que lo revise. Otra posible incidencia es, por ejemplo, la detección de posibles interferencias de medicamentos recetados por médicos distintos a un mismo paciente. De este modo, la receta electrónica funciona como un filtro de control de los fármacos.
Mediante la tarjeta sanitaria, el farmacéutico puede comprobar todos los medicamentos que un médico ha recetado a una persona y dispensa justo las dosis que necesita cada paciente según las indicaciones de su galeno. "Esto impide que en los hogares se acumulen cajas de medicamentos que el paciente no necesita, lo que además supone una bomba de relojería en una casa, además de un gasto innecesario", comenta Ojeda.
Otra de las ventajas de la receta electrónica se ha constatado desde el verano de 2012 con la implantación del copago farmacéutico. "La receta electrónica ha permitido que los pensionistas no tengan que abonar el importe íntegro de su aportación una vez que llegan al tope del copago, lo que sucede en otras comunidades autónomas", añade.
En estos momentos, las farmacias cuentan con nueva versión de la receta electrónica que incorpora mejoras que tienden a una atención personalizada con cada paciente.
"Las farmacias deben avanzar al mismo paso que la sociedad y aplicar las nuevas tecnologías en la vida diaria así como utilizar las redes sociales y otros instrumentos", añade Ojeda. En esta línea, una vez consolidada la receta electrónica, el siguiente paso en las farmacias vendrá con los resultados de un proyecto de investigación de la Cátedra Avenzoar.
"Trabajamos en la creación de una herramienta de control de errores de medicamentos, con la que pretendemos la integración, de forma automática, de la atención farmacéutica; de modo que quedarán registrados datos sobre los resultados de tratamientos en los pacientes", explica Ojeda. A través de la conversación entre el farmacéutico y el paciente, este proyecto busca la inclusión en las historias clínicas de datos sobre la respuesta ante los fármacos dispensados .
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