Los rebrotes disparan las cancelaciones y las previsiones turísticas para el otoño se hunden

Las empresas llevan meses trabajando a pérdidas y descartan una recuperación antes de 2021

La curva que se inició en junio con ocupaciones de hasta el 50% ha caído y la incertidumbre obliga a operar a ciegas

El sector MICE se reinventa

Un cochero aguarda en la parada de la Plaza Virgen de los Reyes a turistas. / Juan Carlos Muñoz
María José Guzmán

16 de agosto 2020 - 07:00

El director del hotel Riberas de Triana recibe felicitaciones y buenos deseos en las redes sociales tras comunicar su reapertura. Fue el 1 de agosto, en un panorama de incertidumbre y extrema debilidad. Amador Recio explica cómo esa decisión ha supuesto una inyección de adrenalina y entusiasmo y representa a otros profesionales del sector que pelean individual y colectivamente para reflotar el turismo, con mayúsculas.

Este verano, temporada baja en Sevilla, el porcentaje de establecimientos hoteleros que han optado por abrir de nuevo sus puertas tras el cierre por la pandemia está lejos del 50%, apenas un tercio. Y los que lo han hecho en un gesto de valentía mantienen una ocupación media inferior al 30%, según los datos de la asociación de hoteleros sevillanos. Su presidente, Manuel Cornax, apunta que “todo sigue igual y septiembre no pinta muy bien”. Aun así, en septiembre hay anunciadas nuevas reaperturas, más de 20, y la mayoría apuesta por aguantar por debajo del umbral de la rentabilidad. Buscan posicionarse a la espera de un milagro que en junio se dejó entrever en un horizonte a medio plazo y que las restricciones que numerosos países están poniendo a los turistas que hayan estado en España y el temor general a viajar han borrado estos días de sopetón.

Manuel Domínguez, director del hotel Doña María, fue de los primeros en dar el paso en la capital. Y, a pesar de que junio no empezó con buen pie, después del tercer fin de semana el hotel llegó a tener el 80% de ocupación: turistas españoles, el cliente que esperaban, y un 20% de extranjeros, fundamentalmente holandeses e ingleses. El verano se ha desarrollado con una ocupación media cercana al 40% entre semana y de hasta el 75% los sábados y domingos. “Pero a partir de los rebrotes hemos caído hasta el 25% a finales de julio y los fines de semana no hemos llegado al 40%”, explica. Aunque agosto comenzó con un ligero repunte y repartió la ocupación al 50% entre turistas nacionales y extranjeros, la evolución de la pandemia ha provocado un aumento en catarata de las cancelaciones, sobre todo de clientes de Reino Unido, Francia y Alemania. En el caso del Doña María en cuanto empezaron los rebrotes las reservas para otoño cayeron un 60% y para la primavera, que contaba con una buena previsión, apenas alcanzan ahora el 18%.

El sector trabaja con escasa previsión, pues muchas reservas se realizan apenas 48 horas antes o incluso en el mismo día, y opera con plantillas muy ajustadas

Es un ejemplo que coincide con los datos del mayor hotel de Sevilla, el Silken Al-Ándalus, que ha mantenido en julio una ocupación mejor de la esperada cuando abrió sus puertas: del 43%, lo que supone una media de 250 habitaciones ocupadas en un 98% por turistas nacionales. “Así ha sido hasta la fecha, pero esta segunda quincena de agosto es una incertidumbre total”, comenta Alberto Blanca, director del establecimiento que se vende como un oasis de palmeras en el verano sevillano. Al miedo a viajar y las restricciones que se van imponiendo se une también una mayor oferta de hoteles que prevén reabrir, por ello la estrategia de este establecimiento es abrir nuevas líneas de negocio, dos de ellas se estrenarán en septiembre. Ya en verano, Silken Al-Ándalus se ha convertido en una opción también para reuniones de empresa, familiares y pequeños grupos.

Modernización

Hay establecimientos modernizando y realizando mejoras y reformas y otras empresas que aprovechan el periodo de baja o nula actividad de sus negocios para reconvertir su actividad: algunas producen mascarillas, mamparas y otras necesidades requeridas por la crisis.

Todos han tenido que ajustar sus precios y lanzar ofertas atractivas. También las viviendas turísticas que, en su inmensa mayoría, siguen aguantando con un pickup negativo, esto es, con más cancelaciones que reservas. David Moreno, en representación de la Asociación de Viviendas Turísticas de Andalucía (AVVA), califica de “nefasto” el verano en su sector. El calor siempre es un hándicap estos meses en Sevilla, pero el año pasado, en pleno boom turístico, se llegó a ocupaciones del 78,6% en agosto. Este año los precios han caído un 13% y la ocupación ha estado por debajo del 20%, prácticamente la mitad de lo que tenían previsto. Y hasta finales de año las reservas han caído en picado. ¿Cuánto más pueden aguantar? De momento, la salida que tienen este tipo de alojamientos, reconvertirse de alquiler turístico a larga temporada, es una opción que están eligiendo muy pocos, menos del 10% según los datos de AVVA.

La recuperación de las conexiones aéreas, con casi en un 80% de las existentes hace un año aunque con menos frecuencias, se mantienen a duras penas pero son un seguro de recuperación

Gustavo de Medina preside la Asociación de Empresas Turísticas (ASET) y coincide en que la radiografía del sector es muy fea. Y no sólo en la ciudad. En playas onubenses frecuentadas por sevillanos la ocupación en hoteles es igualmente baja. “Estamos parcheando a la baja y nadie puede decir hoy qué pasara en octubre, lo que sí parece es que ya Godot no viene”, comenta en referencia a las expectativas frustradas.

El otoño se presenta incierto, pero aun así algunos guías comienzan su actividad y las empresas de alquiler de bicicletas también generan sus primeras reservas para turistas que con sus mascarillas se mueven por la ciudad. Y, a pesar de las malas noticias para el turismo, el Alcázar de Sevilla registró esta semana por vez primera unas 1.800 visitas y han reaparecido colas ante la Puerta del León. ¿Un espejismo? Las previsiones de hoy mañana no sirven. La pandemia sigue poniendo obstáculos en una ciudad vacía y con cancelas bajadas que algunos, como Manuel Domínguez, tienen claro que tardará, al menos, tres años en recuperarse.

Veladores casi vacíos en el centro de Sevilla. / Juan Carlos Muñoz

La voz crítica de las agencias de viajes sevillanas

Ni para cubrir los gastos. Las agencias de viajes están soportando un verano nefasto. “A pesar de haber abierto casi el 80% del parque de agencias, lo que demuestra el compromiso con nuestra clientela y el deseo de intentar hacer negocio, el volumen de actividad difícilmente llega al 10% de lo habitual en estas fechas de temporada”, comenta José Manuel Lastra, presidente de la Asociación de Agencias de Viajes de Sevilla (AEVISE). Tras las medidas restrictivas impuestas por más de una veintena de países europeos, tanto el turismo emisor como el receptivo han quedado tocados. “Tan sólo los destinos o emisores de proximidad aportan algo, pero trabajamos por tanto a pérdidas y van seis meses, añadido al trabajo anteriormente realizado de cara a las diferentes campañas que también se dieron al traste”, apunta.

Los agentes de viajes tienen sus dudas acerca de que, en materia de turismo, se esté haciendo lo suficiente para conseguir paliar los graves efectos económicos de esta crisis. “Se viene hablando del bono turístico desde abril, pero la realidad es que no hay nada cerrado y el verano está a punto de finalizar”, explica. Lastra recuerda que las agencias se han ofrecido en repetidas ocasiones para canalizar la distribución de ese turismo de proximidad provincial y regional, “sin haber conseguido que nuestros organismos de promoción turística pongan en nuestro sector algún punto de atención”. A pesar de todo, las agencias seguirán intentándolo.

Las agencias de viajes siguen clamando por medidas de ámbito estatal que permitan mantener su tejido productivo: prolongación y mejora en las condiciones de los ERTEs, más financiación y renegociaciones en las ya obtenidas, ayudas contundentes a los autónomos...

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