Las reales fábricas de Sevilla: un tesoro que perdura en el tiempo

Sevilla/Las manufacturas reales (o reales fábricas) fueron instalaciones industriales fundadas por iniciativa de los monarcas absolutos durante el Antiguo Régimen.

Muchas de ellas se dedicaban a la fabricación de objetos de lujo para el consumo de los propios palacios reales (abanicos, relojes, sombreros, tapices o cristal, por ejemplo); otras, como sucedió en Sevilla, estuvieron ligadas a la industria militar.

Cuatro de de los edificios donde se desarrollaron algunas de estas importantes industrias siguen hoy en pie: Artillería, Atarazanas, Casa de la Moneda y Fábrica de Tabacos.

Una quinta, la Real Fábrica de Salitre, es la única que no ha perdurado.

Exceptuando a las Reales Atarazanas, las restantes reales fábricas de Sevilla, a pesar de la distancia temporal existente entre ellas, estuvieron en funcionamiento de manera simultánea durante unos 70 años, aproximadamente, entre el año 1750 y principios del siglo XIX.

Reales Atarazanas (1252-finales s.XVI)

El astillero medieval más grande del país fue construido en Sevilla hace cerca de 800 años por Alfonso X El Sabio.

Las 17 naves que lo conformaban se ubicaban en el barrio del Arenal, en sentido perpendicular al río Guadalquivir y adosadas a un fragmento de la muralla islámica de la ciudad.

Con el paso de los años, el edificio sufrió constantes modificaciones de fisonomía y usos: almacenes reales y aduanas, fábrica y depósito de artillería, complejo hospitalario y cuartel del Ejército.

De la mano del arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra, el espacio se transformará en un centro de encuentro, intercambio y relación de los ciudadanos con el mundo del arte, la cultura y el conocimiento.

Real Casa de la Moneda (1532-1868)

Mandada construir en 1532 por Felipe II, era el lugar donde se fundía el oro y la plata procedente de las Indias, que después se convertía en marcos y doblones para el posterior sostenimiento de la economía europea en pleno siglo XVI, época de conquistadores del Nuevo Mundo.

Llegó a emplear a más de 200 personas. Esta intensa actividad provocó importantes reformas en su edificio, tanto internas como externas, que cambiarían radicalmente su estructura primitiva.

En 1868 perdió su función fabril, se dividió en lotes y se vendió a diversos particulares para convertirse en el espacio residencial que es hoy.

Real Fábrica de Artillería (1634-1991)

Su construcción se inicia en el primer tercio del siglo XVIII. Se trata de una gran edificación militar con un sentido unitario del espacio, capaz de albergar los diferentes talleres en los que se tenía que desarrollar la producción de cañones y su armamento.

Fue objeto de múltiples ampliaciones para adecuarse a la evolución de la artillería moderna. Del edificio original no quedan restos, pues con la construcción de la nueva fábrica en 1720, el taller antiguo fue gradualmente demolido. Dejó de funcionar en 1991.

Hoy acoge eventos culturales en el sector Este y, en el Oeste, el recién inaugurado sector occidental que acoge, estos días, la exposición 'Los Machado. Retrato de familia'.

Real Fábrica de Tabacos (1728-1950)

La Real Fábrica de Tabacos de Sevilla, actual sede central de la Universidad Hispalense, es una de las mayores construcciones civiles e industriales de todo el siglo XVIII europeo.

Su enorme planta, un rectángulo de 184 x 147 metros, solo era superada en la España del momento por la del Real Monasterio de El Escorial.

Su construcción comenzó en el año 1728 y fue diseñada por el arquitecto sevillano Pedro de Silva. Se inauguró oficialmente en 1758 y llegó a ser un importante centro de producción de tabaco en Europa para la Real Hacienda española y un importante motor económico para la ciudad hasta mediados del siglo XX, cuando la producción de tabaco en la fábrica disminuyó gradualmente.

En 1945 se creó Tabacalera S.A., que trasladó la producción a Los Remedios. El traslado de la Universidad de Sevilla a este edificio se produjo de forma escalonada entre 1954 y 1956.

Real Fábrica de Salitre (1756-1818)

El salitre, mezclado con azufre y carbón vegetal, se utilizaba para fabricar la pólvora.

Sevilla capitalizó el suministro de este material entre los siglos XV y XVII, pero su fabricación privada resultaba una actividad bastante peligrosa.

Por este motivo, en 1757, Fernando VI autorizó la construcción de una Real Fábrica de Salitre en unos terrenos cenagosos cedidos por el Cabildo entre la Puerta del Sol y la Puerta Osario, aprovechando la cercanía del arroyo Tagarete, que contaba con una importante presencia de salitre en sus aguas.

Funcionó como Real Fábrica hasta 1818, cuando se entregó a la familia Cárdena por la incapacidad para la Hacienda Pública de asumir los costes de producción en un contexto de encarecimiento de los suministros por falta de materiales.

No volvería a prosperar debido a la creciente importación de pólvora desde Inglaterra, cesando en su actividad poco tiempo después.

Tras su cierre, comienza a funcionar en Sevilla la Fábrica de Pólvora de Santa Bárbara, situada cerca de la actual barriada de Torreblanca, que mantuvo su producción hasta 1867.