"Si la rama cae en Semana Santa sobre un paso, estaría Sevilla levantada"
El marido de Estrella Álvarez, la vendedora de la ONCE alcanzada por la rama del ficus, relata cómo fue el accidente, en el que llegó a temer lo peor, y el robo que sufrió después
Francisco Macías es trianero, pero en el momento en que concedió esta entrevista, el pasado Viernes de Dolores, aún no había querido volver a pisar el barrio. Una semana antes, el viernes 19 de marzo, una enorme rama del ficus de la parroquia de San Jacinto le cayó encima. Resultó herido, pero la peor parte se la llevó su mujer, Estrella Álvarez, vendedora de la ONCE, que fue aplastada por el árbol y permanece ingresada en estado grave en el Hospital Virgen Macarena. Tiene siete costillas y un omóplato rotos, y le han tenido que extirpar el bazo. Le siguen haciendo pruebas para averiguar si hay lesiones más graves. Ahora se recupera muy lentamente.
"Yo estaba al lado de ella. De momento cayó aquello a una velocidad increíble. Me dio en la cabeza y en el hombro, y tengo todavía el moratón. Me levanté del suelo corriendo y busqué mis gafas", relata Macías, que habla con este periódico en la puerta del edificio CREA, en San Jerónimo, barrio donde reside. Su mujer quedó sepultada bajo la enorme rama. No podían sacarla. "Había unas siete u ocho personas intentando quitar la rama, y no era posible. Era increíble. Había chavales jóvenes y fuertes y no eran capaces de quitarla. Abrimos un hueco para intentar sacarle la cabeza a Estrella".
El marido de la cuponera recuerda que un par de minutos antes pasó por el lugar de los hechos un hombre con tres niñas pequeñas. "Tres niñas preciosas. El hombre se paró, dijo que iba a comprar un cupón pero que luego volvía porque no llevaba dinero. Estrella le dijo que podía pagar con tarjeta y así lo hizo. A los dos minutos, como mucho, se cayó la rama en el mismo sitio que él había estado con las niñas. Quería que le tocara el cupón, y ahora pienso en la suerte que tuvo. Lo que le ha tocado es mucho mejor que el cupón".
Dos minutos después, el puesto quedó destrozado por la caída de la rama del ficus, los cuponera herida muy grave y otras cinco personas más con lesiones. Los cupones quedaron esparcidos por el suelo y Macías no pudo recuperarlos todos. Alguien les echó mano, como también le sustrajeron a su mujer parte del dinero que llevaba en el bolso. Y eso que lo tenía cruzado para evitar un tirón. Alguien aprovechó el momento de confusión y el dolor de la mujer para, en vez de socorrerla, robarle. El marido sólo se percató después, cuando hizo el recuento el dinero.
Cuenta Macías que llegó a temer lo peor en los primeros instantes. "Fue monstruoso. Al principio miraba el mazacote de ramas y no se veía a Estrella. Ella estaba atontaílla, pero hablaba. Me decía continuamente 'Paco, me duele, me duele'. Me cogió la mano que parecía un águila, de la fuerza con la que me agarraba. Incluso me daba bocados para soltar el dolor. Fue muy angustioso. Yo la veía muerta. En un momento dado, creía que en la ambulancia camino del hospital... eso es lo que pensaba".
El accidente ocurrió en un lugar en el que Estrella vende a veces, pero no es su puesto. Su lugar es en López de Gomara esquina Evangelista, pero esa tarde la enviaron a San Jacinto. Su marido siempre la acompaña. "Estoy con ella, por si le hace falta algo”. La cuponera cumplió 58 años el Miércoles Santo, casi dos semanas después del accidente que la mantiene en el hospital. "El año pasado lo pasamos encerrados en casa y este año en el hospital", dice el marido, que lleva junto a Estrella 42 años.
Macías lamenta que nadie asuma responsabilidades por lo ocurrido. "El domingo antes del accidente estuvieron allí los Bomberos porque hubo otra caída de ramas. Toda la calle San Jacinto lo sabe. Y me han contado que todavía han caído ramas después. Ya por fin le metieron mano y lo están podando. Si pasa una cofradía y le cae al paso, estaría toda Sevilla levantada. Precisamente yo he visto allí a la Esperanza de Triana, donde mismo pasó el accidente, hará unos ocho años. Y allí no te puedes ni mover de la gente que hay".
Él tuvo la fortuna que su mujer no tuvo. Una de las ramas que cayó se quedó atascada en la valla de la parroquia y no llegó a caer al suelo. Si lo hubiera hecho lo hubiera aplastado. "Tuve el santo de cara. Vi esa rama cuando estaba recogiendo los cupones del suelo. Miré, y me di cuenta de que había nacido de nuevo".
La familia se ha puesto en manos de un abogado para estudiar los pasos a seguir de cara a una posible indemnización y a pedir responsabilidades civiles o penales. El letrado que está llevando el caso es Andrés Avelino Romero, que fue quien llevó también el asunto del hombre fallecido en el Real Alcázar y logró una indemnización para la familia. Ahora, este abogado se encuentra a la espera del atestado de la Policía para saber qué pasos sigue, si emprende acciones por lo penal o si lo hace por lo civil. Y contra quién, pues el ficus pertenece a la parroquia de San Jacinto pero hay que conocer si los responsables de la misma comunicaron el riesgo, y en qué forma, al Ayuntamiento de Sevilla.
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