Una quincena de edificios valiosos siguen cerrados y sin uso
Patrimonio
La solución es complicada por la escasez de fondos públicos y la falta de inversión privada.
La situación de la antigua iglesia de San Laureano, cerrada y sin uso desde hace años y sin perspectivas de cambio, se repite en muchos más edificios protegidos de la ciudad que esperan una inversión privada o pública que los recupere, algo complicado con esta crisis que va camino de eternizarse. Un simple repaso a las hemerotecas arroja una lista de una quincena de inmuebles en esta misma tesitura en la capital desde hace lustros. Dependen del Ayuntamiento en muchos casos, que tiene escasa capacidad económica de maniobra en la actualidad. La solución es complicada además por la exigencia de recorte presupuestario y la ausencia de inversores privados.
El caso del convento de San Agustín, en la calle Fray Alonso de Orozco, parecía esperanzador cuando en 2007 se anunció el proyecto para convertirlo en un hotel de cinco estrellas de convenciones. En la actualidad los arquitectos Cruz y Ortiz, responsables del proyecto, insisten en que el proyecto sigue el pie y que no ha empezado la obra porque están esperando la licencia de obra de la Gerencia de Urbanismo. Han pasado demasiados años y los trámites avanzan lentos.
La única parte de este convento que está activa es el refectorio, usado provisionalmente y conservado por la hermandad de San Esteban.
El Monasterio de San Jerónimo, en el barrio del mismo nombre, lleva igualmente años sometido a una restauración para convertirlo en centro cívico pero no hay manera de que culmine por los continuos contratiempos de la obra. El Ayuntamiento tampoco es claro sobre lo que está sucediendo.
La Fábrica de sombreros con su vistosa chimenea de ladrillo, situada entre la calle Castellar, Heliotropo y Maravilla, es otro edificio valioso pendiente de recuperación. Sus naves centrales tienen alto valor patrimonial y están calificadas como equipamiento público (SIPS). El plan general de la ciudad proyectó que albergaran talleres y residencial con un aparcamiento subterráneo para dar servicio a estos usos.
La Fábrica de Vidrios de La Trinidad, en la Macarena, que cuenta con otra vistosa chimenea de ladrillo, y el Mercado de la Carne frente a los Bomberos de San Bernardo están en la misma situación.
Con un pasado industrial activo y ahora cerrados también figuran en la lista el edificio de Tabacalera (Altadis) de Los Remedios y las naves de Renfe de San Jerónimo. Estas últimas han sido noticia durante años por la ocupación sistemática del interior por parte de familias de transeúntes, y la queja de los vecinos más próximos a este lugar.
Hay tres cuarteles militares que todavía siguen sin uso: la Fábrica de Artillería de Nervión y los cuarteles de Daoiz y Velarde (Raca 14) y Caballería (Sagunto) en las salidas de la ciudad hacia Cádiz. Para la Fábrica de Artillería el Ayuntamiento ha anunciado planes de todo tipo que no acaban de cuajar.
En pleno centro de la ciudad, la Sala San Hermenegildo, un antiguo colegio jesuita que fue la primera sede del parlamento y luego sede cultural del Ayuntamiento, está ahora cerrado y sin uso. Un cartel semidespegado de la pared da muestras de los usos variados que ha tenido. En 2008 el Parlamento andaluz llegó a plantearse usarlo como segunda sede. El edificio de la antigua comisaría de policía de la Gavidia completa la lista de edificios que aguardan a tener el uso que merecen, además de los Baños de la Reina Mora -entre la calle Baños y Miguel Cid-.
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