Los 'quemados' de la Plaza de España

"Antes que nada los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad aquí presentes queremos pedir perdón a los ciudadanos por no poder detener a los mayores chorizos de este país: los políticos y los banqueros". Así de crítico arranca el manifiesto leído este lunes durante la primera concentración de protesta de la plataforma de empleados de seguridad pública contra los recortes del Gobierno central, que congregó a más de un millar de personas durante la mañana de ayer en la Plaza de España, ante las puertas de la Delegación del Gobierno.

"Nos roban nuestra paga para poder seguir pagándoles a todos los enchufados que han entrado en la Administración con el único mérito de estar afiliado a un partido político y pegar carteles en las elecciones. Los colectivos que nos dedicamos a la seguridad estamos quemados, el Gobierno está jugando con la seguridad. A la precariedad de los medios materiales con los que contamos hay que sumarle la falta de personal y la desmotivación con la que cada día vamos a trabajar", continuó el portavoz de la plataforma, Santiago Raposo.

La protesta fue ruidosa y colorida, con cientos de sirenas de bomberos, pitos y petardos alborotando durante una hora y con el lanzamiento de botes de humo de distintos colores, circunstancias que aprovecharon los turistas para obtener unas fotografías poco clásicas de la Plaza de España. Pese al estruendo, la protesta no pasó a mayores e incluso los policías nacionales que custodiaban la entrada a la Delegación del Gobierno saludaron cordialmente a sus compañeros.

Tras una hora de concentración, los funcionarios se marcharon a la sede del PP en la calle San Fernando, que bautizaron como "la cueva de Alí Babá". Para ello cortaron el tráfico en el Prado de San Sebastián y el tranvía durante unos minutos. Camisetas con leyendas como "el PP y la gaviota nos dejan en pelotas" o "salvamos a personas, no a banqueros" pudieron verse en una manifestación en la que también hubo familiares de guardias civiles y militares, a los que se les impide manifestarse por su régimen disciplinario. De hecho, un guardia que simuló ahorcarse en Granada ha sido imputado como autor de un delito de desórdenes.