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Sevilla, preparada para la Carrera Nocturna

"Soy muy de pueblo y mi pueblo es El Pedroso"

Es mitad sevillano, mitad ampurdanés. Sus abuelos eran de El Coronil, El Pedroso, Palafrugell y Massanet de Cabrenys.

Ignacio Martínez

30 de diciembre 2012 - 05:03

Es mitad sevillano mitad ampurdanés. Su abuelo paterno, Fernando Lara Calero, médico de El Coronil, se casó con Inés Hernández Sayago, natural de El Pedroso. Allí nació su padre, el patriarca de los Lara. Su otro abuelo, Francisco Bosch, era un industrial del negocio textil de Palafrugell, pueblo de la Costa Brava en el bajo Ampurdán. Su abuela catalana, Ángeles Carbonell, era de un pueblecito del alto Ampurdán que hace frontera con Francia: Massanet de Cabrenys. José Manuel Lara Bosch nunca ha oído en Masanet hablar en castellano. Su doble naturaleza catalana y andaluza le ha marcado.

Envidia a la gente de pueblo, porque nadie es anónimo: "Me siento muy de pueblo y mi pueblo es El Pedroso". Y no porque heredara de su padre el título de Marqués de El Pedroso, sino porque en esta localidad de la sierra norte de Sevilla pasó estancias anuales, en Semana Santa y verano, en los primeros 11 años de su vida, mientras vivió su abuelo. "Era una liberación llegar a Andalucía, con la luz del sol, el campo, los animales". Al morir don Fernando, la abuela se fue a vivir a Barcelona y los viajes a El Pedroso se espaciaron; no era igual sin la familia.

Valora mucho la relación humana y eso le ha hecho volver al pueblo de sus ancestros, en donde invirtió y mantiene unas becas universitarias. Como en Mairena del Alcor. Allí tiene casa en una finca de olivos, lo que le convirtió en socio de la cooperativa local. Y en su biblioteca municipal están los fondos bibliográficos de la Fundación Lara desde que ésta dejó la sede de la calle Fabiola de Sevilla. Esa biblioteca, como la de Alcalá de Guadaíra, llevan el nombre de su padre.

Su mujer, Consuelo García Píriz, natural de Olivenza (Badajoz) se siente muy sevillana, aquí estudió y aquí se conocieron: ella era la jefa de azafatas de un Premio Ateneo de novela, que entonces patrocinaba Planeta. Dos de sus cuatro hijos trabajan en Planeta. Marta es directora fiscal del departamento jurídico. José Manuel es director general y apunta a heredero en el liderazgo de la compañía. Ángela es periodista en la delegación de La Razón en Barcelona. Y Pablo ha trabajado ocho años en el grupo de cosmética Puig.

Sus conocidos le califican de austero, aunque él atribuye semejante virtud a su padre. En literatura su pasión es la novela histórica y costumbrista española de los siglos XIX y XX. No obstante sus escritores de culto son Juan Rulfo y Ernesto Sabato, con quienes mantuvo una intensa relación personal. Del autor de Pedro Páramo leyó las veinte versiones de las primeras 80 páginas de La Cordillera. "Eran grandes páginas, no entiendo por qué no terminó. Se puso un nivel de exigencia tan alto..." De Sabato tiene en su despacho de la novena planta del edificio Planeta en La Diagonal de Barcelona un autorretrato al óleo.

Le admira la función social del arte y la literatura. Si se le pide que cite una película sorprende con Los lunes al sol, antes de recordar que con varios amigos montó la productora Lola Films que llevó al cine La muchacha de las bragas de oro de Marsé, entre otros títulos literarios. En música se declara seguidor de Serrat, Sabina y Raimon. Y aficionado al flamenco con debilidad por Menese. Gente de izquierdas admirada por un empresario de corte conservador que se define como de centro derecha. Y en materia de lugares favoritos destaca una ciudad, Sevilla, y tres espacios naturales: el parque nacional Nahuel Huapi, en la Patagonia argentina, visto desde lo alto de Bariloche; el valle de Solius en el Ampurdán, y en las estribaciones sevillanas de Sierra Morena, El Pedroso. Nobleza obliga.

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