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Las bajas del profesorado y las obras por terminar marcan el nuevo curso

Las ausencias de maestros en el primer día del colegio y las reformas paradas o que continuarán durante las jornadas lectivas son las principales incidencias del nuevo año escolar · 300.000 niños acuden con normalidad a los 1.036 centros

La entrada a la cocina de la guardería de Pino Montano.
Noelia Márquez / Sevilla

16 de septiembre 2008 - 05:03

El aluvión de bajas en el profesorado (más de 600) y las obras pendientes o sin terminar en algunos de los centros docentes marcan el curso escolar que, salvo incidencias puntuales, comenzó ayer con normalidad en la mayoría de los 1.036 colegios de Sevilla. Los centros abrieron sus puertas a los 300.110 estudiantes más pequeños del sistema (Infantil, Primaria, Secundaria y Educación Especial). Entre las incidencias, las obras han provocado que los 1.125 alumnos de dos colegios (Aníbal González,de Sevilla, y Luis Cernuda, de Castilleja) comiencen con retraso, mañana miércoles.

Durante este curso, 55 centros docentes mantienen las caracolas que se abrieron, en la mayoría de los casos, por la ejecución de obras. En otros colegios como el centro público Joaquín Turina, sito en el Porvenir, las caracolas se instalaron hace años por un problema de escolarización. El Joaquín Turina tiene en sus aulas a 75 alumnos más de los que puede asumir y por ello en el espacio del recreo permanecen dos instalaciones prefabricadas con tres aulas. Los padres esperan que la Junta elimine las caracolas una vez que las promociones con exceso de alumnos terminen sus primeros estudios.

La guardería municipal de Pino Montano es la escuela infantil de la ciudad con más capacidad y la que más problemas tiene. Los 300 pequeños de 0 a 6 años escolarizados en esta guardería no dispone de patio de recreo donde jugar, ni de comedor ni de cocina. Las obras de estas tres zonas básicas del edificio están por terminar y los pequeños, junto a los 40 maestros, se verán obligados a permanecer toda la jornada en las aulas. El director de la guardería de Pino Montano, Rafael Pérez, explicó ayer que los padres "se quejan continuamente de las condiciones en las que están sus hijos y que están planeando protestas". Los retrasos en las obras acumulan más de ocho meses.

Las reformas en la cocina están paradas y en el comedor los operarios no trabajan desde el viernes. Esta situación perjudica al 75% de las familias con niños escolarizados en esta guardería, que necesitan el servicio del comedor para conciliar vida familiar y laboral. Otro colegio con precariedades es el Menéndez Pidal de Torreblanca, un centro docente incluido en el programa de Educación Compensatoria por registrar un elevado índice de alumnos que sufren situaciones de desventaja social.

Pese a las necesidades especiales que requieren estos alumnos, lo cierto es que el Menéndez Pidal cuenta, de momento, con dos profesores menos debido a dos bajas de larga duración. El profesor de apoyo de compensatoria (plaza docente cuyo cometido es ayudar y estimular al niño con problemas) en realidad está desempeñando otras funciones por falta de personal. Son 48 los pequeños del Menéndez Pidal que, según informes psicopedagógicos, requieren de la atención de un logopeda o de un profesor de Pedagogía terapéutica. Pero este centro no cuenta con especialistas para ellos. Sin embargo, la plantilla docente de este colegio de Torreblanca ha comenzado con "mucha ilusión" varios proyectos, como una ludoteca, una biblioteca y un periódico escolar.

Las bajas sin cubrir también afectan a otros colegios como el Ignacio Sánchez Mejías (Pino Montano) donde falta un profesor por llegar; el Julio Coloma (Los Bermejales) que ayer registró la ausencia de un especialista de inglés; el Joaquín Turina (El Porvenir), que aún espera un profesor bilingüe; el Emilio Prados (Rochelambert), donde falta un maestro; o el Isbilya (Sevilla Este), donde hay dos bajas. Los andamios y los obreros serán compañeros durante las jornadas lectivas de los alumnos del colegio Julio Coloma (Los Bermejales) donde aún no ha finalizado la reforma de la cocina. Reemplazar el muro, que está "muy inestable", según dijo ayer el director de este centro, es una promesa de momento incumplida. En el colegio Juan XXIII también continúan las obras del comedor nuevo. Un aula adaptada hace las funciones del comedor hasta que termine la obra en este colegio.

En otro punto de la ciudad, en el colegio San Jacinto (Triana), el problema se localiza en un excesivo deterioro de los aseos de los alumnos. La Ampa de este colegio explicó ayer que el Ayuntamiento prometió el año pasado una reforma que siguen esperando. Una rehabilitación es la que también requiere el colegio donde ayer se presentó oficialmente el curso, el José María del Campo (Triana), un edificio centenario, obra de Aníbal González. En este histórico edificio se han acometido reformas menores pero los padres de los alumnos explican que las obras tienen que ser profundas por "el elevado deterioro que sufre".

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