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Una procesión en crecimiento

Corpus 2013

Muchas personas se echan a la calle en una fresca mañana para vivir un espléndido Corpus Christi.

Foto: Juan Carlos Vázquez
Juan Parejo

30 de mayo 2013 - 05:03

Más fresco, más extenso y con más público en la calle. Cuando los niños carráncanos de la Sacramental del Sagrario regresaban a la Catedral por la Puerta de los Palos apenas había salido un tercio de la procesión del Corpus Christi. El cortejo tarda alrededor de una hora y media en hacer el recorrido. Al menos ése fue el tiempo que empleó la custodia -que salió más tarde que otros años, a las 10:55, y también entró algo más tarde: minutos antes de las 12:30-. Son cuatro horas las que está el Corpus en la calle. Este año, las representaciones de las hermandades han ido más nutridas que nunca, motivo que explica que la procesión se demorara. Mucho público se echó a la calle en la fresca mañana del día de San Fernando para disfrutar de un espléndido Corpus Christi.

Mucho se ha hablado y escrito sobre cómo la víspera se ha impuesto a la procesión. No deja de ser cierto, como se ha podido comprobar un año más. Como tampoco lo es que este año se ha equilibrado mucho más el anuncio y la celebración. Ayer había muchísima gente en la calle. Hubo incluso bullas en algunas zonas del recorrido. La ocupación de las sillas que instala el Consejo también ha sido muy alta. Llenos en el Salvador, Sierpes, Cuna o Placentines.

A primera hora de la mañana, cuando los bacalaos empiezan a ocupar la Avenida, el frío era el protagonista. En el balcón del hostal Leonardo Da Vinci una señora incluso tuvo que usar la colgadura como improvisada manta. El Corpus avanza camino de la Plaza de San Francisco mientras algunos hermanos mayores y un macero de la Diputación Provincial desayunan en el bar Gonzalo. Son las ventajas de salir de los últimos. El cortejo avanza más diligente que otros años. Al menos esa es la sensación que da. La primera certeza de la mañana llega con el paso de Santa Ángela de la Cruz: no termina de encajar. Los responsables de la procesión ya piensan en la manera de mejorarlo. Las representaciones son amplias. En las glorias abunda la vara y la hacheta. Algunas de las penitenciales llevan filas amplísimas. Se nota que hay muchas hermandades que llevan varios años sin salir. El muestrario de gafas de sol en la Plaza de San Francisco, cuando el sol da de frente, es de todos los colores y formas posibles.

El Día del Corpus también era el Día de la Caridad. Muchos voluntarios de Cáritas recorrieron la procesión con sus huchas. Toda ayuda es poca para esta institución que tanto hace por los pobres y necesitados. El Día del Corpus también era el de San Fernando. El Patrón de la ciudad al que tanto le han movido la festividad que la gente ya no se aclara, como comentaba una pareja en la Avenida. "¿Cómo van a hacer la misa de San Fernando? Es a las doce, ¿no?". "Será por la tarde con el lío ese de la jura de bandera". Los actos litúrgicos se celebrarán mañana sábado.

A las 9:50 llega el escuadrón del Ejército a la Catedral. Diez minutos más tarde sale San Leandro. Este año el clavel vuelve a ser el rey en el exorno de los pasos. Mención especial merece la Hermandad del Silencio por el de la Inmaculada. El público que a primera hora es todavía escaso ya arropa con fuerza la procesión. Entre San Leandro y San Fernando encontramos el tramo más largo. Lo ocupan las hermandades sacramentales más antiguas. Ha sido un gran acierto la nueva ubicación de las cuatro corporaciones que radican en basílicas (Cachorro, María Auxiliadora, Gran Poder y Macarena) detrás del paso de la Inmaculada. Con este cambio se ha conseguido aliviar el tramo más tedioso y dar más separación a los pasos del último tramo del cortejo. Ahora es todo mucho más homogéneo. Los canopeos recuerdan a las manguillas de las parroquias que antiguamente ocupaban este lugar. En los próximos años es muy probable que se introduzcan más novedades para hacer más amena la larga procesión, como algunas corales intercaladas. Tampoco hay que descartar, si el Cabildo acepta, que algún año vuelvan a salir pasos con imágenes de gloria en el cortejo. Son decenas las vírgenes que lo han hecho en los siglos de historia del Corpus.

El número de participantes es un buen tema de conversación entre paso y paso. Dos amigos creen que habría que limitarlo. "Llevamos dos horas viendo pasar gente. Yo pondría al hermano mayor y a dos acompañantes con cirio". "Fíjate. Todos éstos son del Gran Poder. Por lo menos van cien". Como no se le pueden poner vallas al campo tampoco se le pueden poner limitaciones al Santísimo, y aunque es cierto que por momentos la procesión se hace tediosa, fueron las hermandades las que revitalizaron un Corpus que languidecía no hace muchos años.

Como es habitual la última parte discurre con más celeridad. Llega el Niño Jesús del Sagrario magníficamente restaurado por el IAPH. "Lo han dejado muy blanquito. Le van a tener que echar protector solar", bromean los dos amigos. A las once menos cinco sale la custodia. Es más tarde que otros años. La procesión ha sido más larga. El público aplaude a los soldados que desfilan tras el Santísimo. En la calle Alemanes las furgonetas se cargan con cirios y estandartes. Es hora de volver al barrio. En el bar Gonzalo otros hermanos mayores desayunan. A las 11:30 San Fernando se para ante el misterio de la Cena que preside el altar del Arzobispado. El sol ya pica. A las 12:25 los soldados desfilan ante la custodia que está a punto de entrar. Una turista aplaude desde su habitación con vistas en el Hotel Eme. Termina el Corpus. Sale la Cena y la gente se dispersa. Llegan la otras bullas. Las de los bares. La mañana del Corpus desemboca en un mediodía espléndido. El centro está lleno. Y por la tarde hay jura de bandera y desfile militar en honor a San Fernando, Patrón de Sevilla, aunque al pobre no paren de moverle su fiesta.

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