Los restos de la primitiva iglesia de Santa Catalina se podrán visitar
Los trabajos arqueológicos hallan la traza de un templo diferente al actual. El arquitecto estima que, al menos, queda un año de obras.
El subsuelo de Santa Catalina habla. Los trabajos arqueológicos han revelado cómo era la traza de la iglesia primitiva mudéjar levantada a finales del siglo XIII o principios del XIV. Y era muy diferente a la actual. Los restos de los pilares encontrados dibujan una iglesia con tres naves del mismo ancho, más baja que la actual y con cinco pilares y cuatro arcos, probablemente de herradura, mucho más acorde con la portada primitiva que se encuentra camuflada tras la de Santa Lucía, adosada por Juan Talavera en la gran reforma de los años 20, y que habría sustituido a una de estilo neoclásico. El arquitecto que dirige los trabajos, Francisco Jurado, anunció que estos restos se podrán visitar para que todo el mundo pueda conocer la huella histórica de la iglesia. Esta primera estructura habría sido derribada, en su mayor parte, tras un terremoto y sobre sus restos se fue levantando el templo actual.
La estratigrafía actual muestra la evolución de la iglesia desde el siglo XIV. Los arqueólogos han excavado aproximadamente un metro de los 2,5 ó 3 previstos y han conseguido llegar a la cota original del arco de herradura por el que se accedía. Jurado señaló que se podría instalar en esta entrada un vidrio o panel traslúcido para que se vea en toda su dimensión. También se han descubierto las otras dos puertas originales, ahora selladas.
La excavación también ha confirmado que la iglesia no tenía ningún problema de estabilidad, como resaltó el arquitecto: "Todavía quedan 3 ó 4 metros de terreno empapados de agua. La idea que teníamos era la de vaciar para sanear y estudiar el subsuelo. Ahora podemos establecer este sótano con la cripta en la que se podrán leer todos estos restos. La iglesia seguirá teniendo un aspecto muy parecido al de antes pero con otro templo con las claves históricas debajo". En el sector correspondiente a los pies se han excavado restos de un coro, coetáneo a la construcción de la capilla sacramental, y parecido al de Santa Ana, que habría sido abandonado en el siglo XIX.
En cuanto a la posibilidad de que existieran restos de una mezquita anterior, se descarta con casi toda seguridad, como apuntó Olga Guerrero, una de las arqueólogas: "Si la hubiera, pensamos que estaría más hacia fuera, hacia la calle. Estos restos podrían estar más asociados al cierre de un jardín o una estructura similar. Lo más interesante es que nos seguimos moviendo en estratos previos a la iglesia." De hecho, es muy probable que encuentren restos de la muralla romana, como se ha puesto de manifiestos en un estudio que apunta a su existencia bajo la capilla sacramental, o del urbanismo islámico del siglo XIII, que es a lo que apunta las estructuras de los niveles de excavación actuales.
El elemento clave que podría confirmar la existencia de una mezquita próxima es la torre. Una construcción que estuvo exenta y que en algún momento fue anexionada al muro del templo. Así lo confirmó Jurado: "La parte inferior tiene un aspecto más de minarete que de torre. Siempre pensamos que podría haber restos de las mezquita, pero no salen. Seguimos creyendo que la parte inferior corresponde a un nivel islámico y que luego se terminó como campanario. Estamos ahora con los estudios que nos permitan establecer las hipótesis".
Precisamente la torre, en la fachada sur, va a recuperar las sebkas (elementos decorativos geométricos) que tenía hasta el siglo XIX gracias a fotografías antiguas: "Lo haremos con un lenguaje más neutro y sutil y de manera que sea reversible". También se han reconstruido los merlones que habían sido modificados .
Los trabajos también han permitido descubrir alguno de los revestimientos originales de las fachadas más antiguas, como los enfoscados que inicialmente tenía la capilla sacramental y otros de mayor antigüedad encontrados en la cabecera de la iglesia bajo el suelo de acceso al camarín del altar mayor. Jurado explicó que hay que estudiar las terminaciones: "Recuperaremos los elementos decorativos que nos parezcan de interés. A veces están las dudas de qué se hace, pero los colores del exterior cambiarán porque eran muy artificiales".
La actual fase de rehabilitación, que abarca el subsuelo y el exterior, podría acabar en el primer trimestre de 2015 y la idea es solapar con la segunda fase, cuyo proyecto ya está presentado, consistente en la finalización de los trabajos en el interior. Jurado calcula que, como mínimo, la obra podría dilatarse otro año: "El templo ha estado 8 años cerrado y no hay que ir con prisas". Todo apunta a que la reapertura será en la primavera de 2016.
Zoido se compromete a pagar 1,5 millones
El alcalde, Juan Ignacio Zoido, y el arzobispo, Juan José Asenjo, firmaron un protocolo de actuación tras la visita a Santa Catalina en la que recibieron las explicaciones del arquitecto, Francisco Jurado, y la arqueóloga Olga Guerrero. Según este acuerdo, que se desarrollará en un futuro convenio, el Ayuntamiento aportará 1,5 de los 3.115.967,55 euros en los que está presupuestada la obra. Además, La Caixa ha aportado 150.000 euros. Zoido, tras la rúbrica, expuso que "uno de los mejores regalos de Navidad que la ciudad de Sevilla puede recibir en estos momentos es la rehabilitación de este templo de Santa Catalina" y apuntaló su compromiso con el Arzobispado para que así sea. Por su parte, Asenjo agradeció al Ayuntamiento y a La Caixa su ayuda económica para rehabilitar Santa Catalina y se deshizo en elogios hacia el arquitecto con el que lleva muchos años trabajando. El prelado advirtió que en un futuro todos tendrán que colaborar en la rehabilitación de las iglesias, y puso el ejemplo de Fuentes de Andalucía, donde los vecinos han aportado 700.000 euros para restaurar su parroquia: "Hay que implicar a todos en el mantenimiento y la conservación".
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