"Podríamos tener la primera vacuna del virus del Nilo entre los próximos tres o seis años"

Jorge Carrillo. Investigador de la primera vacuna frente al Virus del Nilo

El investigador cordobés coordina desde Cataluña un proyecto financiado por la UE con el que quieren conseguir un suero para prevenir la enfermedad que ya se ha cobrado la vida de siete personas en la provincia de Sevilla

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Muere otra persona con virus del Nilo en la provincia de Sevilla

El investigador Jorge Carrillo, en su laboratorio en la sede de la Fundación IrsiCaixa, en Badalona.
El investigador Jorge Carrillo, en su laboratorio en la sede de la Fundación IrsiCaixa, en Badalona. / M. G.

Se llama Jorge Carrillo, es un biólogo cordobés especializado en inmunología y se encuentra en estos momentos en el punto de mira de los miles de vecinos afectados de cerca por la crisis del virus del Nilo, que ya se ha cobrado la vida en la provincia de Sevilla de siete personas, seis de ellas fallecidas por el impacto directo de la infección, y decenas de infectados.

¿La razón? Es el coordinador de un consorcio internacional que busca la primera vacuna con aplicación en humanos contra el virus. Se muestra optimista y esperanzado. “Creemos que es factible desarrollar la vacuna y estamos trabajando para acortar los tiempos”, indica 

En el proyecto que lidera desde el Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixaen, el LWNVIVAT (Limiting West Nile Virus Impact by Novel Vaccines and Therapeutics Approaches), la Unión Europea ha destinado 5,7 millones de euros. Intervienen ocho grupos de investigación de España, Francia, Alemania y Dinamarca y arrancó el 1 de diciembre de 2023. Son cuatro los principales retos a los que se enfrenta el equipo. 

"Conseguir cubrir todos los linajes del virus para que la vacuna sea eficaz al más alto nivel, que sea efectiva para las personas en alto riesgo y la durabilidad", indica Carrillo, para quien este último punto se presenta como el principal escollo. Esta fase de investigación está previsto que finalice en 2027, donde se iniciaría el desarrollo clínico que implica su fabricación en laboratorios y su adecuación a las pautas regulatorias, para lo que todavía no hay financiación asegurada.

En paralelo, el equipo que coordina Carrillo también trabaja en la generación de anticuerpos como una herramienta que permita tratar una infección para la que no hay un tratamiento específico. 

Pregunta.¿Cómo funciona esa vacuna en la que están trabajando?

Respuesta.Trabajamos con la proteína E del virus, que es la que produce la infección, porque sabemos que los anticuerpos dirigidos a esta ella la bloquean. Así, buscamos diseñar un prototipo de vacuna que pueda desarrollar anticuerpos neutralizantes, altamente específicos de este virus, protegiendo frente a la infección la enfermedad y además también queremos que se desarrolle una respuesta celular protectora. De esta forma, tendríamos las dos patas fundamentales de la inmunidad específica, que es la respuesta humoral mediada por anticuerpos y la respuesta celular mediada por linfocitos T, que son capaces de proteger frente a la infección.

P.¿Cómo han llegado a esta conclusión?

R.Básicamente por la experiencia que tenemos con otros virus. En mi equipo trabajamos con VIH y también llegamos a desarrollar vacunas contra el SARS-CoV-2, que no hicieron falta por el hito que supuso el desarrollo en tiempo récord de las vacunas de Pfizer y Astrazéneca, pero que funcionaban muy bien en los modelos animales. Con esa experiencia, decidimos centrarnos en esta proteína, también después de hacer una búsqueda muy exhaustiva de toda la literatura y de toda la bibliografía de otros grupos que llevan trabajando en este virus durante mucho tiempo.

P.¿Será una vacuna pública?

R.Yo entiendo que sí. Que cuando la vacuna esté disponible será de administración pública. Ahora bien, cómo se va a administrar, a qué grupos, en qué zonas o qué estrategia de inmunización se va a seguir, a fecha de hoy es muy pronto para decirlo porque depende de muchas cosas.  Es algo que se verá en el momento en que la vacuna esté disponible y en función de cómo esté la incidencia de la enfermedad.

El investigador Jorge Carrillo durante el desarrollo del proyecto LWNVIVAT.
El investigador Jorge Carrillo durante el desarrollo del proyecto LWNVIVAT. / M. G.

P.¿Qué queda para ello?

R.El proyecto empezó el 1 de diciembre de 2023 y estamos en el primer año de ejecución. Tiene una duración estimada de 4 años y a la finalización del proyecto y a la finalización del mismo, esperamos poder tener un prototipo de vacuna muy bien definido, que haya demostrado seguridad, eficacia ante la diversidad genética que tiene este virus y manufacturabilidad, es decir, que se pueda fabricar a nivel industrial. Esperamos tener todo esto muy bien acotado y, asimismo, también todo lo que tiene que ver con la ruta regulatoria que tenemos que seguir.

P.¿Se atreve a dar fechas, aunque sean aproximadas?

R.Estamos trabajando para que, si el proyecto tiene una duración inicial de cuatro años, poder reducir ese tiempo y poder tener un prototipo de vacuna definido con mayor celeridad. Es muy difícil dar una fecha, pero aún así, yo podría decir que, aproximadamente, podríamos tener este prototipo de vacuna, o una vacuna ya disponible, en un periodo, a partir de ahora, de entre tres y seis años. Los tiempos siempre se pueden acortar. Obviamente, de cuanto más dinero se pueda disponer más rápido irá todo. Lo vimos con el Covid, cómo se introdujo muchísimo dinero en la industria y a los grupos de investigación para poder acelerar los tiempos. Investigar la investigación es crucial. Tenemos que aumentar las partidas presupuestarias para tener una investigación de mayor calidad, mejor financiada, porque esto repercute en beneficio de todos. 

P.¿Por qué ese aumento de la incidencia ahora?

R.España es el tercer país que más casos ha notificado este año. El primero ha sido Grecia y el segundo Italia. Es un virus que está muy extendido y hay zonas donde es endémico y, de una manera o de otra, afecta a otros muchos países. Aún así, es un virus que va a ir a más. Digamos que estamos en la punta del iceberg. Hablando ya de un futuro, está claro que se va a ir expandiendo cada vez y eso es debido al cambio climático, también a las prácticas agrícolas que se realizan ahora, a la movilidad de las personas o a los cambios en las migraciones de las aves. No hay que olvidar que ese es su reservorio natural, es decir, el vector que lo transmite es el mosquito, pero el virus afecta principalmente a aves y cuando un ave está infectada y le pica el mosquito es cuando éste se convierte en portador del virus y se lo puede transmitir al ser humano, o también a los caballos, por una picadura.

P.Y, pese a todo, ¿por qué llegamos a día de hoy sin tratamiento?

R.Sí se ha investigado en otras ocasiones, no al punto que estamos nosotros ahora, pero sí existen distintos prototipos de vacunas que se llegaron a probar en seres humanos, en las primeras fases. Los primeros resultados fueron prometedores, pero en algún momento se abandonó su desarrollo, desconozco muy la razón, aunque opino que una de las causas pueda ser, teniendo en cuenta que sí hay vacunas para uso veterinario para caballos, es que confían una buena protección, pero se tiene que revacunar anualmente. Es decir, la duración de la inmunidad que genera es muy pobre. Otra razón puede ser que el desarrollo clínico de de estas vacunas es bastante complejo por el número de casos que hay, porque no son predecibles y porque afecta a distintas áreas. Para una fase 3, en la que posiblemente tengas que vacunar entorno a 30.000 personas para poder ver la eficacia de la vacuna, es complejo. Estamos hablando de estudios clínicos que, posiblemente, involucraban distintos países, con áreas bastante extensas y con un número de personas muy alto para poder hacerlo y creo que todo eso es lo que hace que al final se dificulte su desarrollo clínico, para el que, además, se necesita una inversión de dinero bastante alta.

P.¿Qué grado de responsabilidad os genera el aumento de la incidencia este año y las muertes, concentradas en la provincia de Sevilla o directamente vinculadas a la misma? 

R.Es totalmente entendible la posición de los afectados. Es muy comprensible que tengan este nivel de preocupación y que estén pidiendo ya una vacuna. A los investigadores, lo que nos transmite presión es el número de casos y el número de personas que han fallecido y saber que el año que viene, posiblemente, esto se pueda repetir y, de hecho, por eso estamos trabajando de una forma muy intensa para poder desarrollar la vacuna lo antes posible 

P.Da la sensación de que en los últimos años se multiplican las enfermedades. ¿Cree que tenemos más información o realmente hay más brotes potencialmente peligrosos?

R.Yo, personalmente, creo que lo que tenemos es más información. El virus del Nilo Occidental se descubrió en 1937 en una en una mujer que tenía fiebre en el distrito del Nilo Occidental de Uganda, por eso se llama así. Al igual que se ha identificado este virus, hay otros muchísimos virus que están circulando por ahí, que son potenciales patógenos para la humanidad. De hecho, no hay que olvidar también que hay otros virus del mismo género de los flavivirus, que se transmiten también por mosquitos, como es el Zika, el dengue y otros, que, están también al acecho debido al cambio climático. En definitiva, creo que tenemos que estar preparados para luchar contra estos patógenos que parece que son los que tienen más puntos de que nos pueden dar problemas en el futuro. Podemos ver el ejemplo del coronavirus, que no nos pilló preparados.

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