Los inspectores de la CHG detenidos pedían mil euros por hacer la vista gorda

Los dos inspectores de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) detenidos por la Policía Nacional cobraban mordidas de 1.000 euros, que se repartían a partes iguales. Los arrestados exigían esta cantidad a cambio de hacer la vista gorda en las fincas del Aljarafe que inspeccionaban.

Una vez aceptada la mordida, hacían valoraciones favorables e indicaban que en los terrenos inspeccionados no había pozos ilegales, o los que habían estaban cegados o en desuso, cuando funcionaban a pleno rendimiento.

La Policía mantiene abierta la investigación para tratar de averiguar cuánto dinero llegaron a obtener de esta manera los dos sospechosos. Los agentes han podido saber que al dueño de una finca le pidieron 500 euros para cada uno, pero creen que pueden haber actuado así durante mucho tiempo. Irían exigiendo numerosas pequeñas mordidas, cuyo importe podría varíar en función de si se trataba de un pequeño terreno o de grandes fincas de regadío.

Además de los dos inspectores detenidos, hay otras ocho personas que han sido investigadas aunque no llegaron a ser detenidas. Se trata de ocho parcelistas que habrían pagado mordidas a estos dos empleados de la CHG. Los propietarios de los terrenos se enfrentan a un delito de cohecho por el pago de las mordidas y han sido propuestos para una sanción administrativa por la tenencia de los pozos ilegales.

La investigación continúa abierta y está a la espera de un informe que ha de elaborar el organismo de cuenca. Los dos detenidos han quedado en libertad con cargos por orden del juzgado. Se les mantienen los delitos de prevaricación, cohecho y falsedad documental. La Policía Nacional ha destacado este lunes en una nota de prensa que la operación ha contado en todo momento con la colaboración de la CHG.

Los arrestos se practicaron el pasado 12 de abril. La Policía ha inspeccionado 14 fincas en las que los dos detenidos podrían haber exigido mordidas. En algunas de ellas, los agentes encontraron verdaderas construcciones hidráulicas ilegales, en las que se desaprovechaba una gran cantidad de agua. En todos los casos se ha propuesto el cegado de los pozos.