Los Portales, la ‘ecoaldea’ de Sevilla que vive al margen del bullicio de la ciudad

En las estribaciones de la Sierra Morena, a unos 50 kilómetros al norte de Sevilla, una ecoaldea conocida como Los Portales preserva su calma desde 1984, ajena al incesante ajetreo de la capital. La naturaleza se abre camino en ella, mientras que sus habitantes mantienen un estilo de vida enfocado en el autoconsumo, la sostenibilidad y el cuidado del medioambiente.

En esta misma línea, una visión clara enmarca los objetivos de su existencia. “El cambio climático global está desafiando al mundo a actuar de nuevas formas”, recogen desde su página web, donde nos invitan a conocer más sobre una manera diferente e innovadora de vivir; a través de prácticas como la agricultura orgánica, una educación holística, la elaboración de medicinas naturales, el arte o las sinergias limpias y el desarrollo personal.

"No vemos la comunidad como un fin en sí mismo, sino como una herramienta de creación y transformación", afirman. De esta forma, la regeneración del ecosistema es uno de sus pilares principales y hacen hincapié en la problemática de la desertificación, un proceso especialmente dramático en el sur de Europa. Ahora bien, ¿qué entendemos exactamente por ecoaldea?

¿Qué es una ‘ecoaldea’?

Según Iberdrola, “las ecoaldeas son pequeñas comunidades autosuficientes que viven por y para el medio natural. Existen unas 10.000 en todo el mundo, se desarrollan en áreas rurales y sus habitantes construyen sociedades basadas en la cooperación, el autoconsumo, las energías renovables y los materiales ecológicos”.

Del mismo modo, la Red Ibérica de Ecoaldeas las define como “asentamientos a escala humana diseñados conscientemente a través de procesos participativos para asegurar la sostenibilidad a largo plazo”. Asimismo, giran en torno a cuatro dimensiones importantes: “la económica, la social, la ecológica y la visión del mundo” propia y personal de cada ecoaldea.

Más del 40% de la Tierra ha sido declarada desértica

Como veíamos al principio, Los Portales procura hallar soluciones para paliar los efectos de la desertificación. “Más del 40% de la superficie de la Tierra ha sido declarada desértica, y en el sur de Europa, el proceso es dramático; en España, un tercio de la tierra se ha vuelto árida”, sostiene la entidad ante una cuestión que “no muestra signo de desaceleración, especialmente en el sur”.

Precisamente, el período comprendido entre 2010 y 2020 ha sido declarado por las Naciones Unidas como el “Decenio de los Desiertos y la Lucha contra la Desertificación”. Algo que, según Los Portales, no se debe sólo a la falta de agua, sino a un “tratamiento inadecuado del agua por parte de los humanos”.

Por ese motivo, parten de la consolidación de un estilo que vida que favorezca al ecosistema y se mueva en sintonía con la naturaleza como principio fundamental. “Reducir la erosión del suelo, regenerar y preservar su fertilidad, mejorar su capacidad para absorber el agua de la lluvia, restaurar la biodiversidad, detener la desertificación y prevenir incendios e inundaciones, son algunos de sus objetivos.

De la cocina al arte: un estilo de vida

Todas las facetas de la vida en Los Portales se mantienen en línea con la regeneración del ecosistema en una zona donde, concretamente, “ se ha experimentado sequías estivales cada vez más severas”. Así, han plantado “numerosos frutales, olivos y otros árboles que aportan algo más de sombra a los cálidos veranos andaluces” y sus huertos e invernaderos “rebosan de verduras, fresas, hierbas aromáticas y plantas medicinales”.

Además, “elaboran su propia miel y aceite de oliva, con molino propio”. Hoy en día, un bien cada vez más preciado debido al encarecimiento de los precios. En cuanto a su cocina, es especialmente vegetariana y se encuentra “permanentemente actualizada en función de los nuevos conocimientos sobre la influencia de la alimentación en la salud”. De esta forma, preparan menús hipotóxicos, una dieta orientada a la depuración completa del organismo.

Algo similar sucede con el arte, que relacionan con el “arte de vivir: honrar, respetar y cuidar el entorno en el que vivimos, desarrollar relaciones personales armoniosas, intensas y creativas; crear belleza en el lugar y en las formas en las que se desarrolla nuestra vida; crear consciencia tanto individual como colectiva; favorecer el máximo desarrollo del potencial de nuestros hijos; preparar nuestra comida para que además de sana sea sabrosa y placentera; gestionar conflictos desde el respeto total a la persona”.

Sin embargo, más allá de lo puramente emocional, plantean una amplia muestra de pintura y dibujo, escritura, música, joyería, costura, marionetas y hasta teatro. Toda una vida alrededor del espacio natural y al margen del bullicio de Sevilla.