“Los violentos están muy organizados y emplean técnicas de ‘kale borroka”
Policías antidisturbios de Sevilla en Cataluña
Alrededor de 150 policías nacionales de Sevilla están desplegados estos días por Cataluña
Muchos de ellos participaron en las cargas del viernes en la Jefatura de Policía de Barcelona
Tres de los cinco grupos que la Unidad de Intervención Policial (UIP), los antidisturbios de la Policía Nacional, tiene en Sevilla, están desde hace casi dos semanas desplegados en Cataluña. A ellos se les suma otro grupo de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR), conocidos dentro del cuerpo como los Rayos. En total son aproximadamente 150 los policías nacionales de Sevilla que han sido enviados a trabajar durante la crisis catalana, agravada en las calles tras la sentencia del Tribunal Supremo que condena a los líderes del Procés. Muchos de ellos participaron en las cargas del pasado viernes en la Jefatura Superior de Barcelona en la Vía Layetana.
Buena parte de los agentes que se encuentran en esta misión ya tienen experiencia en la crisis catalana. Estuvieron durante el otoño de 2017 y formaron parte del despliegue especial del Ministerio del Interior para el referéndum ilegal del 1 de octubre. Hay algunos cambios con respecto a aquello. Para empezar, el alojamiento es en hoteles y no hay nadie en barcos como aquel crucero con la imagen de Piolín en el que llegaron a hacinarse cientos de policías y guardias civiles en el Puerto de Barcelona durante meses.
De aquella experiencia surgió una especie de identidad común que todavía muchos policías y guardias civiles lucen con orgullo. Buena parte de estos agentes se han vuelto a colocar de perfil de WhatsApp los logos que se hicieron con Piolín empuñando una escopeta y los escudos de sus distintas unidades. Hoy aquellos agentes que comían todos los días espaguetis y que se quejaban de una dieta pobre servida con desgana por la tripulación del barco pernoctan en hoteles situados fuera de Barcelona, en los que de momento no ha habido ningún problema y en los que viven con relativa comidad. Por ese lado no están tan mal como hace dos años.
La desventaja es que están a más de una hora de camino de la capital, y eso les obliga a alargar sus turnos con el desplazamiento, tanto a la ida como a la vuelta. Así, algunas de las jornadas se hacen eternas porque nunca se sabe cuando va a terminar. Hay días en los que los policías han llegado a estar 19 horas seguidas trabajando, con un pequeño parón para tomar un bocadillo. "Si el servicio lo requiere, echamos 19 horas o las que hagan falta. Por lo general no hacemos menos de diez horas seguidas. También es cierto que uno de los grupos tiene que descansar para incorporarse al servicio a las cinco de la mañana y tienen que estar frescos", apunta uno de los agentes sevillanos de la UIP que está estos días en Cataluña.
"Tampoco estamos en todas partes. El grueso del trabajo en la calle lo asumen los Mossos d’Esquadra, que son los que tienen las competencias en orden público. Nosotros estamos de refuerzo o para apoyarles si lo necesitan. De hecho, uno de los primeros días tuvimos que cargar en la Delegación del Gobierno, porque habían rodeado a los Mossos y sin nuestra ayuda difícilmente habrían podido salir de allí". El viernes tuvieron que cargar en varias ocasiones en Vía Layetana, después de que una multitud se concentrara ante la Jefatura de Policía. Además, suelen estar desplegados en la estación de Sants y en el aeropuerto del Prat, donde ya tuvieron que emplearse a fondo el primer día de protestas.
La mayoría de los agentes de la UIP y la UPR de Sevilla llevan en Barcelona desde el 10 de octubre. Un día antes varios de ellos estuvieron en Valencia, donde se celebraba el Día de la Comunidad Valenciana,y de ahí se dirigieron a Cataluña. En principio no tienen previsto estar más allá de octubre, si bien alargarán su estancia en función de las necesidades del servicio. "La otra vez vinimos para quince días y estuvimos más de tres meses". En esta ocasión también el enemigo es diferente.
"Sabemos que son un grupo muy bien organizado. Deben llevar meses o incluso años preparando esto porque se mueven muy rápido. De un lugar a otro pasan en cuestión de minutos y se montan concentraciones grandes de personas en un momento. Se comunican por teléfono. No creemos que todo sea sólo por la aplicación", explica un agente, en referencia a la app Tsunami Democratic, que indica a los radicales donde deben celebrar sus protestas.
"Utilizan tácticas de guerrilla urbana. Son la kale borroka pura y dura. No hay ninguna diferencia", apunta otro policía. "Lo que están haciendo no es más que lo que les ha dicho el presidente, apretar". Los violentos queman mobiliario urbano y lanzan todo tipo de objetos como tornillos, botellas, ladrillos, piedras y canicas. "En Sevilla hemos vivido esto en alguna manifestación de los astilleros, que fueron muy violentas".
Los policías nacionales infunden bastante respeto a los radicales. "Nos temen bastante más que a los Mossos. En parte porque nuestro material antidisturbios es más potente. Nosotros utilizamos pelotas de goma y tenemos las escopetas largas". Los Mossos lanzan proyectiles de foam, una especie de pelotas de golf recubiertas de una espuma de alta densidad, cuya trayectoria es más previsible que las pelotas de goma, ya que rebotan menos.
Lo hacen con unas escopetas de pequeño tamaño. Las pelotas de goma son más grandes y causan más daño en un impacto directo. En plena acción viene bien ese refuerzo y en varias ocasiones estos días se ha podido ver una pareja mixta, compuesta por un mosso escudero (que porta el escudo antidisturbios) y un bocachero (como se denomina en el lenguaje policial al que dispara la escopeta) policía nacional.
La colaboración con los Mossos es fluida, a diferencia de lo ocurrido hace dos años, cuando muchos agentes de la Policía y la Guardia Civil se sintieron traicionados por la Policía Autonómica catalana. Por el momento la instrucción general es la de contener y no cargar a la primera de cambio. Sólo cuando la situación puede llegar a desbordarse es cuando los policías entran en acción. "Cuando nos movemos, corren. Mientras estamos quietos nos tiran de todo, nos insultan y nos gritan. Pero cuando empezamos a actuar salen corriendo", dice un antidisturbios sevillano. Entre los teléfonos móviles de los agentes de la UIP ha corrido estos días un archivo gif de un tiburón que está quieto mientras miles de peces pequeños se acercan a él para, acto seguido, salir huyendo despavoridos cuando el tiburón da una dentellada.
Algunos policías recuerdan la cifra de personas heridas que lanzaron los independentistas tras el referéndum ilegal. "Dijeron que el 1 de octubre había habido más de mil heridos. Ahora, en cambio, en los tres primeros días de guerra creo que iban sólo 120, que por cierto la mayoría de ellos son mossos d’esquadra y policías nacionales. Hay que ser cínicos para decir que en un sólo día nuestras cargas causaron mil heridos y ahora, cuando son ellos los que lanzan objetos y queman contenedores y coches, ya no hablan de tantos heridos".
También hay numerosos guardias civiles sevillanos desplegados por Cataluña. Pertenecen a los Grupos de Reserva y Seguridad (GRS), los antidisturbios de la Guardia Civil. Durante toda la semana habían permanecido quietos y hasta la tarde del viernes no habían entrado en acción. Hasta entonces, como en el caso de la Policía, las órdenes eran de contener. Si los disturbios continúan, las instrucciones serán otras.
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