El policía local Casimiro Villegas: "Fue una pelea feroz, temí por mi vida"
El agente que se enfrenta a veinte años de cárcel por disparar a los asaltantes de su casa niega que conociera a los ladrones
Asegura que disparó en un primer momento a las ruedas de la furgoneta y después respondió cuando le tiroteaban con una escopeta
El policía local de Sevilla Casimiro Villegas ha declarado este lunes que en su domicilio se vivió "una pelea feroz" y que "temió por su vida" en varias ocasiones durante el asalto. El agente se enfrenta a veinte años de cárcel por disparar a los cuatro delincuentes que irrumpieron en su vivienda, en Dos Hermanas, la madrugada del 29 de marzo de 2011. El juicio contra el policía y los asaltantes ha comenzado este lunes en la Sección Tercera de la Audiencia de Sevilla.
El agente ha detallado que fue su mujer la que lo despertó a las tres de la mañana, ya que había oído un ruido, al que él no dio importancia. Había estado durante la tarde cambiando la resistencia de las placas solares y pensó que se había dejado abierta alguna puerta o ventana. Se levantó y vio que todo estaba bien. "Ya iba a volver a acostarme cuando abrí la puerta del salón y me atacaron dos individuos, uno de frente y otro por la izquierda".
Le atacaron, ha dicho, "con una clara intención de derribarme y tirarme al suelo". Después apareció un tercero, al que ha asegurado que vio armado con una escopeta, "a no ser que tuviera un brazo muy largo". Logró agarrarse a uno de ellos, que le mordió en la mano, acto que él respondió mordiéndole en la cara. Fue el mordisco que arrancó parte de la nariz a uno de los delincuentes, Raúl P. R. Mientras, oyó a otro de los ladrones gritar "dispara y mátalo".
Casimiro Villegas aprovechó este momento para zafarse y llegar al dormitorio, donde indicó a su mujer que no saliera y cogió su pistola reglamentaria y un cargador con diez balas. En el pasillo chocó contra uno de los asaltantes y lo derribó de un manotazo. "Se produjo un gran ruido y creí que se me había disparado el arma". De hecho, así lo declaró en un primer momento durante la instrucción, aunque no se hallaron casquillos ni evidencias de disparo en el interior de la casa. Después, salió a uno de los porches y se encontró con una furgoneta aparcada, "de cara", dentro de su parcela.
En ese momento sólo vio a uno de los delincuentes, que se le cruzó por la izquierda, aunque no disparó porque no lo vio que "supusiera una amenaza". En la furgoneta, en ese primer momento, no vio a nadie, por lo que se identificó como policía y dio un disparo al aire y luego disparó contra el vehículo, con intención de darle a las ruedas e inutilizarlo.
Después, comprobó que no había nadie en otra zona de la casa y, al regresar, al porche, vio a una persona que le encañonaba junto a la furgoneta. Los asaltantes habían movido ya el vehículo y se habían chocado contra el muro de la parcela.
Fue en ese momento cuando Casimiro Villegas disparó de nuevo, sin precisar cuántas veces. "Cuando uno está luchando por su vida, no cuenta los disparos. No estaba en una competición de tiro deportivo", ha añadido. El policía ha explicado que nunca había utilizado el arma reglamentaria durante una intervención y que sólo había disparado en las prácticas de tiro, 50 cartuchos al año, en un escenario muy distinto al que se vivió en su casa, "sin las pulsaciones a tope ni con una mano lesionada por el mordisco".
"A mí me enseñaron a disparar a dos manos y en una situación análoga al tiro deportivo, no así. A mí me temblaban las manos. Yo quise disparar a las ruedas de la furgoneta para inutilizarla, de hecho creí que la había inutilizado y no era así", ha explicado el agente, que se ha mostrado convencido de que los asaltantes abrieron fuego contra él, aunque sólo se ha podido encontrar un "trozo de plomo amorfo" que podría coincidir con un cartucho de escopeta "utilizado en la caza mayor".
Casimiro Villegas ha asegurado que no conocía de nada a los asaltantes de su casa, ni tampoco al tal Karim que uno de los delincuentes ha declarado que le debía dinero. "No sabía quiénes eran, ni siquiera sus apodos. Nunca he tenido una intervención con ellos. Además, yo estaba destinado en la sala de Transmisiones".
Sobre la estrategia de los asaltantes de relacionar el caso con un asunto de tráfico de drogas, ha explicado que por dos veces le pidió a la juez de Instrucción que llamara a los perros antidroga de la Policía Nacional para que inspeccionaran toda la parcela. "En la casa no había ningún zulo ni restos de droga, que ustedes saben que la droga deja restos". Además, ha añadido que sus compañeros de la Policía Local tardaron unos diez minutos en llegar a su casa, mientras él los guiaba por teléfono. Es imposible así que, como dice uno de los acusados, llegara nadie a sacar unos paquetes de la casa tras el tiroteo.
El policía local ha añadido que los ladrones forzaron tres accesos para entrar en su casa y que desconoce por qué se llevaron un ordenador portátil que se estaba cargando en la cocina, para lo que tuvieron que cruzar el salón entero. "En ese ordenador había documentación de mi mujer, que preparaba unas oposiciones para funcionaria de prisiones, y mía, de cuando fui presidente de la intercomunidad de la urbanización e hicimos una obra".
El funcionario se ha preguntado "por qué" se llegó a la situación en la que tuvo que disparar. "Si entras en una casa y ves un chaquetón de la Policía Local, ¿por qué sigues? Y después, si me ves que salgo en camisetas y calzoncillos, ¿para qué me atacas?".
El agente ha lamentado que tanto él como su mujer llevan ochos en tratamiento psiquiátrico. "Tomo entre diez y doce pastillas diarias. Mi mujer ha perdido el tiroides, tiene pesadillas recurrentes. Esto nos ha causado un trastorno de estrés postraumático. No sólo he perdido mi puesto de trabajo, sino que un tribunal me ha declarado que no valgo ni para policía local ni para cualquier oficio".
El juicio contra Casimiro Villegas y los cuatro asaltantes de su casa continuará el próximo jueves 21 de marzo con las declaraciones de los testigos.
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