El aspecto de las Atarazanas de Sevilla tras su rehabilitación enciende de nuevo el debate
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Las Atarazanas del siglo XXI: las claves de su reforma en detalle
La nueva imagen que presentan las Reales Atarazanas de Sevilla tras su rehabilitación ha reavivado el debate de una intervención que está próxima a finalizar. A pesar de que la reforma del astillero del siglo XIII cuenta con los parabienes de Cultura y de la Comisión de Patrimonio, las asociaciones conservacionistas, sobre todo Adepa que hasta ahora ha influido de forma determinante en las obras, siguen alzando la voz por unos trabajos en un edificio cuya estética medieval condideran que podría verse desvirtuada. Sin embargo, desde el Colegio de Arquitectos defienden de manera rotunda y determinante la intervención y piden que se pase página sobre debates que consideran estériles, anticuados y que impiden avanzar.
Las últimas imágenes de la reforma muestran un edificio con unas cubiertas metálicas que se alejan del aspecto anterior de este edificio medieval. El punto de vista interior es igualmente llamativo. Con estas nuevas estructuras y la instalación de escaleras mecánicas junto a los arcos históricos.
La intervención ha eliminado las antiguas cubiertas de teja árabe -se supone que los albañiles que construyeron las cubiertas de las Atarazanas eran mudéjares- que tenían un sistema de evacuación de aguas muy parecido al de la mezquita de Córdoba. También señalan que las Atarazanas se encuentran en el entorno de los monumentos sevillanos que son Patrimonio Mundial, otro argumento esgrimido por los detractores de la obra.
Las críticas que hacen los detractores de la reforma es que no respetaría la historia del edificio ni su materialidad. Los conservacionistas siempre han advertido que el respeto al astillero debía ser máximo y que la rehabilitación tenía que centrarse en el inmueble poniéndolo en el centro de la actuación y evitando añadidos que los desvirtuaran. Estos colectivos señalan diversos artículos de las leyes de patrimonio.
El artículo 15 de La Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español define los monumentos de la siguiente forma: "Son Monumentos aquellos bienes inmuebles que constituyen realizaciones arquitectónicas o de ingeniería, u obras de escultura colosal siempre que tengan interés histórico, artístico, científico o social".
Y la Ley 14/2007 de Patrimonio Histórico de Andalucía, en su artículo 20, define las obras que se pueden realizar en los Bienes de Interés Cultural: "Los materiales empleados en la conservación, restauración y rehabilitación deberán ser compatibles con los del bien. En su elección se seguirán criterios de reversibilidad, debiendo ofrecer comportamientos y resultados suficientemente contrastados".
Las Atarazanas son un Bien de Interés Cultural desde 1969 y, advierten, le serían de aplicación los artículos descritos de la leyes Nacional y la Andaluza. En este caso, la pregunta que lanzan los conservacionistas es: ¿Cómo y quién ha autorizado unas cubiertas de chapa metálica? Algo que consideran más propio de una nave industrial que del astillero del siglo XIII más antiguo de Europa.
Una encendida defensa de la rehabilitación
Por su parte, desde el Colegio de Arquitectos hacen una encendida defensa de la rehabilitación en todos sus aspectos. Aseveran que el proyecto de Atarazanas cuenta con todas las garantías técnicas y patrimoniales, como ya se ha señalado anteriormente, y añaden que será un motivo de celebración para Sevilla cuando pueda concluirse con el tiempo, los recursos y el apoyo que merece. Señalan que es momento de pasar página, hablar con conocimiento, y otorgar el peso de las opiniones a quienes trabajan cada día en cada disciplina, intentando dar lo mejor, confiando en los arquitectos que asumen una responsabilidad enorme en cada proyecto que firman.
Insisten en que este debate entre la modernidad y la tradición se superó hace décadas en la teoría patrimonial, y reclaman que Sevilla huya de este tipo de discursos inmovilistas que cuestionen a los profesionales. Además, ensalzan la labor del arquitecto responsable de la intervención en las Atarazanas y su reconocimiento y proyección internacional que no se valora en su ciudad, como avalarían sus Medalla de Oro de la Arquitectura Española en 2016 o el Premio Andalucía de Arquitectura 2007 en su primera edición.
Sevilla recuperará en los próximo meses las Atarazanas como gran centro cultural tras una intervención, necesaria por otra parte, que ha estado envuelta en la polémica desde el primer momento y que ha sido objeto de un profundo debate entre quienes la consideran un error y quienes la ven adecuada.
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