Tribuna Económica
Carmen Pérez
T area para 2025
Informe de Cáritas Sevilla
La pobreza se ha convertido en un problema crónico en Sevilla. De largo tiempo y de gran alcance. La etapa más dura de la crisis ha pasado, pero ha dejado una dramática huella en la provincia, la de numerosas familias sin recursos para vivir. Una realidad que Cáritas Diocesana dio a conocer este martes durante la presentación de su balance anual, un acto que estuvo presidido por el arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo, quien agradeció la labor altruista que desempeñan los más de 3.000 voluntarios que trabajan para esta ONG católica, que en 2017 invirtió 5,7 millones de euros en atender a los más necesitados.
Los datos que recoge el informe pueden resultar, a simple vista, contradictorios. Disminuye el número de familias atendidas pero se mantiene el de intervenciones. Durante el pasado ejercicio las Cáritas parroquiales de la archidiócesis acompañaron a 16.119 familias. Esta cifra supone un descenso del 7,8% respecto a 2016. De dicha acción se beneficiaron 51.581 personas. Pues bien, la bajada, aunque a priori represente una mejoría, esconde la dramática realidad que se vive en muchos hogares sevillanos, la herencia de los años más duros de la crisis. Y ello obedece a que el número de familias atendidas debe relacionarse siempre con el de las intervenciones, que ha sido similar al de 2016: 120.000.
La cifra desvela que hay hogares que han podido salir de la penuria, pero que, sin embargo, quedan demasiados en los que la falta de recursos para valerse por sí mismos se ha agravado con el paso del tiempo, de ahí que el número de intervenciones no se haya alterado. Así lo explicó este martes el director de Cáritas Diocesana de Sevilla, Mariano Pérez de Ayala, quien detalló que estas acciones cubren las necesidades primarias y más urgentes de las familias: comida, ropa y vivienda. Una carestía que las Cáritas parroquiales socorrieron en 2017 con un gasto de 4.887.678 euros. El desembolso superó en un 8,14% el de 2016, una subida que demuestra también que la recuperación económica de la que hablan los expertos está aún muy lejos de alcanzar a bastantes hogares sevillanos, en los que la pobreza se ha convertido en un problema crónico. Sirva de ejemplo un dato. El número de hogares con todos sus miembros activos en paro asciende a 70.762.
Pérez de Ayala aludió a los últimos informes que alertan de que las secuelas de la crisis aún están presentes en la sociedad. Unos efectos a los que la provincia sevillana no es ajena. Las consecuencias del declive económico se evidencian, ahora, en una inmensa fractura social. Por un lado, se encuentra una capa de la población -cada vez más minoritaria- con un desahogado acceso al bienestar, y por otro, una gran masa sin recursos y en los umbrales de la exclusión.
Esta peligrosa "dualidad" queda patente en barrios de Sevilla que conforman la lista de los más pobres de España. Ahí se encuentran Los Pajaritos, donde la renta media anual por hogar se sitúa en 12.307 euros; el Polígono Sur, con una renta familiar de 13.180 euros al año; Torreblanca, con 14.661 euros; el Cerro del Águila, con 17.520; Villegas, con 17.918; Su Eminencia, con 18.226; y San Pablo, con 18.486. Un listado demasiado largo en el que la pobreza campa a sus anchas y no deja de crecer desde hace una década.
La crisis también ha provocado un aumento del precio del alquiler similar al de la "burbuja" inmobiliaria que se vivió en los años previos al declive económico. La demanda del arrendamiento -muy por encima de la compra- ha encarecido su coste hasta hacerlo inaccesible a las familias que disponen de una renta mínima. De esta situación alertó el director de Cáritas Diocesana, quien apremió a las administraciones públicas a retomar los planes de vivienda sociales interrumpidos por el desplome inmobiliario. "Los programas de vivienda social deben volver cuanto antes para dar respuesta a las necesidades de muchas familias que no tienen un techo bajo el que vivir, pues los recursos con los que cuentan no sufragan el alquiler", destacó Pérez de Ayala. Durante 2017 las Cáritas parroquiales destinaron 826.070 euros a sufragar gastos relacionados con la vivienda, como pagos de alquiler, hipotecas o recibos de la luz y el agua.
Las distintas acciones desarrolladas por esta ONG católica el año pasado conllevaron un desembolso de 5,7 millones de euros, la mayor parte de este gasto (1,8 millones) se empleó en las atenciones de las Cáritas parroquiales. Por su parte, los ingresos se elevaron a 5,3 millones. El prelado hispalense hizo hincapié en que, de esta cantidad, el 76% procede de los fieles sevillanos, a través de donaciones, colectas y legados. Sólo una cuarta parte se sufraga mediante subvenciones (1.255.595 euros).
No sólo en los barrios de la capital la pobreza permanece anclada. Esta situación de exclusión social también arraiga en importantes municipios del área metropolitana. Así ocurre en Alcalá de Guadaíra, donde el 44,3% de las personas sin recursos ya se encontraban en esta precaria tesitura en 2009, cuando había estallado la crisis. Le siguen Utrera y Dos Hermanas.
Los casos de aislamiento y penuria continúan persistiendo en pueblos de la Sierra Sur, como Marinaleda, Los Corrales, Badalatosa, Pruna, Martín de la Jara, La Lantejuela, Coripe y Algámitas, donde se registran numerosas rentas anuales por debajo de los 13.800 euros. La Sierra Norte tampoco escapa de la pobreza crónica. La Puebla de los Infantes y Las Navas de la Concepción son buenos ejemplos de esta situación.
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