"Un 14% de la población es diabética, pero sólo la mitad lo sabe"
los invisibles
Federico Relimpio Astolfi. Endocrinólogo experto en diabetes, unido a familias señeras de la medicina, ha publicado 'K.O.L.', su primera novela, nada complaciente con el gremio
HIJO, nieto y bisnieto de médicos, Federico Astolfi Relimpio (Sevilla, 1965) es el primero que se adentró en la literatura.
-¿Quién era el doctor Relimpio?
-Este señor es mi bisabuelo. Fue catedrático de Química y fundó el Laboratorio Municipal para las vacunaciones antirrábicas. Procedía de Almagro y allí murió, en una casa que han visto millones de personas porque en ella rodó Almodóvar escenas de Volver.
-San Federico es el 18 de julio...
-Pero este Federico Relimpio no estuvo en la famosa reunión de Federicos del 18 de julio de 1936 en el hotel Majestic (hoy Colón) porque murió en los años 20.
-¿Y los Relimpios sin calle?
-Lo más interesante de mi familia es un hijo de este señor. José Luis Relimpio Carreño, tío-abuelo mío. Un médico con un compromiso social. En mis comienzos atendí a pacientes mayores del área de la Macarena que fueron tratados por mi tío Pepe en los años 30.
-¿Por qué le atrae tanto?
-Se afilió a uno de los partidos reformistas de centro, posiblemente prietista. Lo echaron de la masonería por no pagar las cuotas. Está muy ligado a Puelles de los Santos, De la Bandera, Horacio Hermoso, todos fusilados en el 36 y vinculados a la medicina.
-¿Dónde le coge el 18 de julio?
-Mi tío era delegado provincial de Trabajo del Gobierno de la República. Lo fusilan en la carretera de Carmona en la saca de Puelles de los Santos. Lo sabemos por materiales que consiguió mi abuela Anacleta, boticaria del año 31. Al ser mujer despertaba menos sospechas, se podía mover, contrata un taxi y va a ver los cadáveres. No encontró el de Relimpio, pero el sepulturero le dio unas gafas rotas y unas notas.
-¿Va a novelar esa vida?
-Lo más emocionante es la historia de esta foto. La señora es su esposa, Rosario Martín Fuentes. Están en la playa de Rota, posiblemente ese mismo verano. Se bajaba a la playa de chaqueta y corbata. Esto da para una novela, no me atrevo a escribirla por sus implicaciones emocionales.
-¿Cuál sería su sinopsis?
-Rosario se queda viuda, se fue y nunca más se supo nada de ella. Hace cuatro años, llega a mi consulta una mujer y me dice que está casada con un hijo de la señora de la foto. Tuvo cuatro o cinco hijos, pero en su nueva vida guardó celosamente los materiales de aquel matrimonio truncado.
-Relimpio y Astolfi. ¿Las dos Sevillas de las dos Españas?
-En absoluto. Yo no creo en esas simplificaciones. No existe la Sevilla eterna como no hay una Sevilla de derechas y otra de izquierdas. Ni siquiera una del Betis y otra del Sevilla. Fue mucho más sencillo. Ángel María Relimpio, otro hijo del de la calle, se casó con mi abuela Anacleta. Tuvieron seis hijos. Uno de ellos, Federico, mi padre, fue cirujano-jefe del Virgen del Rocío cuando lo llamaban Corea. Se fue con su maestro Sebastián García Díaz al hospital de las Cinco Llagas, donde el jefe de Cirugía era José Antonio Relimpio. Su hija María Victoria Astolfi, mi madre, era enfermera de ese hospital.
-¿Médico por tradición?
-Me gusta la idea de seguir la tradición familiar de la medicina, pero no me gusta abrir la barriga y me especialicé en endocrinología y diabetes.
-¿Cuántos diabéticos hay?
-Según datos recientes de estudios epidemiológicos hechos en España, un 14% de la población es diabética. Un 7% lo sabe, un 7% no lo sabe.
-Abunda el médico novelista...
-Por una simple razón. La profesión te permite conectar con la persona en el momento más frágil del dolor, del sufrimiento. Sólo hace falta un poquito de sensibilidad y de humanismo, huir de tecnicismos y no hacer una tesis ni un manual de autoayuda.
-¿Le hablan sus colegas?
-Cuento las cosas que no me gustan, las amistades peligrosas de muchos médicos con la industria farmacéutica.
-¿Por qué resalta que se terminó de imprimir el día mundial de la Salud dedicado este año a la hipertensión arterial?
-Es un asesino silente que ataca a las rentas más bajas, siempre de la mano de la obesidad, la diabetes, la hipertensión y la enfermedad cardiovascular, fundamentalmente cerebrovascular.
-¿Usted fue a Venecia como el personaje de su novela?
-Y en las mismas condiciones.
-¿Qué autores le llegan?
-No soy de las vanguardias. Ahora estoy muy metido, hasta el límite de la borrachera, con Chejov. Con él llevo todo el verano. Te habla directamente, parece que estoy sentado con él. Soy muy de Shakespeare. Como digo en mi casa, todo desaparece de mi mesa salvo el Ricardo III.
-¿Dónde celebró su santo?
-El 18 de julio nos suele coger en Portugal, con dorada a la sal y vino alentejano. El Atlántico tiene algo iónico y electromagnético que me da bienestar, paz, ganas de hacer cosas. Todo lo que me quita el aire africano y levantino.
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