La Plaza de Santa Isabel en Sevilla lleva un mes cerrada por culpa de las ratas
Los trabajos que se llevan a cabo impiden disfrutar del enclave
El Ayuntamiento asegura que las labores acabarán en próximos días
Ratas en Sevilla. Tras la flauta de Hamelin
Una de las plazas más bellas de Sevilla -para algunos, la que más- lleva cerrada más de un mes. Así se encuentra la de Santa Isabel, que se sitúa delante del convento del mismo nombre, al norte del Casco Antiguo. Desde hace varias semanas permanece vallada. La razón: las labores de desratización que el Ayuntamiento acomete debido a la proliferación de estos roedores.
Lo de que las ratas campan a sus anchas por la capital andaluza no es una exageración. No hay zona que quede libre de ellas. Ni siquiera las que están más alejadas del río. Su presencia se ha convertido ya en habitual. Tal es el caso de la Plaza de Santa Isabel, al norte del Casco Antiguo de Sevilla. Se trata de un enclave conformado por el convento del mismo nombre y la capilla donde reside la Hermandad de los Servitas, justo detrás de la parroquia de San Marcos.
La abundacia de estos roedores ha obligado a la Delegación de Espacio Público, a cargo de Evelia Rincón, a actuar para acabar con su presencia. Estos trabajos han provocado que desde hace más de un mes dicha plaza se encuentre totalmente vallada. A diferencia de otras zonas de la ciudad donde también se ha procedido a desratizar -como el pasaje Josefa Reina Puerto- la intervención no se ha limitado a los parterres, sino a todo el enclave, lo que hace imposible su uso y disfrute (ni siquiera los bancos).
Los vecinos han lamentado que esta medida se haya desarrollado sin previo aviso y el tiempo que ha durado. Fuentes del gobierno local, por su parte, aseguran que los trabajos están a punto de culminar y que las vallas se retirarán los próximos días.
Un paseo por la zona constata los efectos del cierre, con la acumulación de basura en las zonas ajardinadas y en los aledaños del Convento de Santa Isabel, cuya portada -obra de Alonso de Vandelvira y con relieve de Andrés de Ocampo- sólo se puede contemplar a través de las mencionadas infraestructuras metálicas. Esta plaza, por cierto, había sido motivo de críticas vecinales años anteriores al convertise en refugio de indigentes.
“Tiempo atrás las ratas nos han entrado en el convento varios días y se veían por la plaza a primera hora”, detallan desde el cenobio de Santa Isabel.
No es la primera vez que el gobierno de Sanz se ve obligado a cerrar un espacio público por culpa de las ratas. Ya ocurrió el pasado verano en el Parque Huerta del Perejil, en el Distrito Norte, donde la presencia de estos roedores causó mucha alarma en las familias. "Hay más ratas que niños", llegaron a decir los usuarios habituales. Meses antes, el Ayuntamiento se había enfrenado a otra situación similar en el CEIP Borbolla, donde uno de estos roedores llegó a atacar un alumno. En poco más de medio año, el alcalde tuvo que pasar de negar este problema a aceptarlo y anunciar una campaña de desratización en los centros escolares.
La abundancia de ratas no sólo ha salpicado al actual gobierno. Es un problema que viene de años anteriores. En los mandatos socialistas también fueron múltiples las críticas por esta situación. De hecho, en la campaña de las municipales de 2023 el entonces candidato José Luis Sanz y su equipo publicaron numerosos vídeos en las redes sociales -muchos de ellos se hicieron virales- donde alertaban de la presencia de ratas en jardines, parterres y en mitad de la vía pública, como la céntrica Plaza Nueva. Vídeos que vuelven a llenar las redes, aunque ahora a quien se pide explicaciones es a Sanz. Las ratas se consolidan en la ciudad. Al menos, la Plaza de Santa Isabel se queda libre de ellas.
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