La plantilla del Alcázar mantiene sus protestas hasta que Espadas plasme "por escrito" sus compromisos

La plantilla de los Reales Alcázares de Sevilla, declarados Patrimonio de la Humanidad en 1987 y punta de lanza del turismo de la ciudad hispalense, ha acordado continuar con sus movilizaciones hasta tener "por escrito" los compromisos adoptados por el alcalde, el socialista Juan Espadas, en materia de recursos humanos, según ha informado la delegada de personal del recinto palaciego Mercedes Hernández (UGT).

Hernández ha explicado que durante una asamblea celebrada este pasado jueves, la plantilla ha valorado los compromisos de Espadas para la incorporación de tres personas para el mantenimiento del Real Alcázar a principios de noviembre y un refuerzo ante el desarrollo de nuevas actividades, así como la implementación de una relación de puestos de trabajo (RPT) del monumento y una valoración de puestos de trabajo (VPT). Y es que Hernández ya había avisado de que el monumento cuenta sólo con 43 trabajadores, en su mayoría personal laboral, acaba de afrontar cuatro vacantes de las que sólo habría sido cubierta una y para 2017 espera "tres jubilaciones". "La situación es lamentable", dice Hernández señalando el creciente número de actividades y eventos en el recinto palaciego y el alto número de visitas que está cosechando el monumento, uno de los principales activos patrimoniales de Sevilla.

Pero la plantilla reclama que tales compromisos sean plasmados "por escrito", con lo que los trabajadores han decidido "seguir con las convocatorias de paro" hasta ver cumplida dicha demanda. A tal efecto, la plantilla prevé celebrar a partir de las 10,30 horas del próximo martes un "desayuno protesta" en la propia Puerta del León, donde se ubica el acceso turístico al monumento. "Vamos a comernos unos bocatas en la Perta del León y después celebraremos una concentración", ha dicho Mercedes Hernández.

Al respecto, la portavoz sindical insiste en que la plantilla valora las promesas del Gobierno municipal socialista, pero avisa de que hasta que las mismas no sean plasmadas "por escrito", "todo está en el aire".