Los placeros suman 37 años de provisionalidad en el mercado de abastos y aún no tienen fecha
La apertura tras el verano depende de informes y permisos que avalen la seguridad
También son de chicle los plazos que los responsables políticos dan a los placeros del mercado de abastos, que suman ya 37 años de provisionalidad en unas instalaciones que no han aguantado el paso del tiempo por una cuestión básica: no estaban pensadas para tanto tiempo desde la mudanza en 1973. La esperanza con la que los titulares de los puestos acogieron la reactivación del proyecto en 2003, cuando se convocó el concurso público de ideas, se ha tornado en desesperación y en desconfianza. Uno de los comerciantes más veteranos en el sector de la fruta y verdura, Domingo, advierte que le queda un año y medio para su jubilación, y que a este paso no conocerá en activo la nueva sede del mercado.
Y no es de extrañar. Aunque la obra civil de hormigón del Metropol Parasol esté casi concluida, falta por equipar el interior del mercado de abastos con mobiliario y cámaras frigoríficas, pedido que se ha realizado hace sólo unas semanas. Las promesas de mudanza en Navidad y posteriormente en Semana Santa trasladadas por Gómez de Celis no se han podido cumplir. Y está pendiente de definición si se podrá hacer antes de verano, ya que aunque el mercado de abasto quede concluido habría que avalar la posibilidad de su apertura con informes que garanticen la seguridad de usuarios e inquilinos, máxime con 2 años de trabajos programados en altura para instalar un umbráculo de 2.000 toneladas de peso y 4.000 nudos de unión, lo que se antoja complicado.
El pliego de condiciones para el traspaso de los puestos establece que una vez que se inicie el período de explotación del complejo, los puestos que vayan quedando libre por jubilación pasarían previa desafección al adjudicatario.
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