"La picaresca ha estado muy bien vista por las empresas"
Son y están
Es de los sevillanos que tomaron parte en el desarrollo de la Cartuja antes, durante y después de la Expo 92, pionero en crear empresas tecnológicas desde la Universidad y aprovecha el aniversario de la Muestra Universal para aportar un modelo de futuro y pedir cambios de mentalidad en el Ayuntamiento y en el nuevo Gobierno andaluz.
EN la parcela del Pabellón de Holanda en la Expo 92, la empresa Isotrol, de sistemas de tecnologías de la información, impulsó en alianza con otras firmas sevillanas la construcción del Edificio BlueNet. Lo comparten y en él tiene su sede. Ese espítitu de emprender de forma colaborativa está continuamente en boca de José Luis Calvo Borrego. Cuando creó Isotrol, hace 28 años, la empresa eran cuatro personas. Ahora la plantilla tiene 215 empleados. Su presidente se caracteriza por compaginar, en periodos cortos y sucesivos, el desarrollo de su empresa, su labor docente en la Escuela de Ingenieros, donde es catedrático de Electrónica desde 1983, y cometidos de gestión y representación pública. Ha sido director del Pabellón de Retevisión; director del Instituto de Fomento de Andalucía; presidente de Sadiel, empresa creada por la Junta para desarrollar la informática y la electrónica; presidente de la asociación empresarial Eticom; secretario general de Deportes en la Junta cuando se fraguó la captación de la Ryder Cup de golf; desde hace cinco años preside el Instituto Andaluz de Tecnología...
-¿Cómo cogió carrerilla para esa biografía tan intensa?
-Todo empezó de modo insospechado: tras acabar la carrera de Ingenieros, ayudé a otros hermanos a montar negocios de bares y discotecas que alcanzaron popularidad en Sevilla: La Canasta, La Recua... Yo me fui de becario a Toulouse y su polo aeronáutico. Volví, ya empecé a dar clases en Ingenieros, me incorporé a Abengoa, donde estuve nueve años. Me fui de esa empresa y en 1984 me planteé crear una empresa tecnológica desde la Universidad de Sevilla. Así nació Isotrol. En aquella época estaba mal visto crear empresa y empleo desde la Universidad, lo confundían con actividad especulativa. No se dan cuenta de que es lo contrario, es asumir riesgos. Y hasta hoy, en Isotrol no hemos repartido dividendos, todos los beneficios se han acumulado para innovar con reservas y recursos propios.
-De su paso por Sadiel, por el IFA y por el diseño de los parques tecnológicos andaluces, ¿qué aconseja hoy en día?
-Se crearon desde la Junta instrumentos que se convirtieron en fines, y dejaron de ser medios. Si empiezan a engordar, en lugar de apoyar a las iniciativas empresariales reales, las condiciona de modo negativo. Hay que revisar ese modelo para que vuelvan a su sentido originario, y que favorezcan el juego empresarial de crear productos y servicios con hueco en el mercado y mejores que la competencia. No funciona favorecer una dinámica empresarial que sea artificial.
-Su opinión sobre el equipo de gestión de la Expo 92.
-Vinieron personas de primer nivel. Pocos eran de Sevilla porque no fue fácil encontrar sevillanos muy cualificados que quisieran trabajar siete días a la semana durante mucho tiempo con tareas de envergadura. De los de fuera, bastantes se compraron casa en Sevilla con la idea de quedarse y hubieran sido un elemento de cambio de la mentalidad de la ciudad y del modelo empresarial. Todos se acabaron yendo porque el entorno no lo permitió, no los acogió. Se toparon con prohombres de la ciudad cuyo mayor mérito era haber heredado un solar o haber especulado. Falta tradición empresarial potente que valore a los empresarios de verdad, los que arriesgan su dinero y su tiempo para hacer actividades que generen empleo. Sólo cambiando esa mentalidad se puede cambiar la situación económica, y sólo así Sevilla podría liderar esos procesos de cambios en Andalucía. De lo contrario, se convierte en freno que pretende mantener modelos que ya no son viables.
-¿Acaso en la Expo 92 no hubo despilfarro y favoritismos?
-Para el reto que suponía, creo que fue buena la eficacia en la asignación de recursos públicos. Hubo un momento en el que había que lanzar tal cantidad de obras que, lógicamente, algunos precios se dispararon. Pero se hicieron mejor con menos sobrecoste, o mejor rentabilización, que en la Sevilla posterior, véase el Estadio, Isla Mágica, Metrocentro, las setas y Fibes. La Sevilla posterior a la Expo ha cometido muchos errores estratégicos.
-¿En qué se acertó y en qué se erró para reutilizar la isla de la Cartuja?
-En 1985-86 se montó un equipo, en el que yo estuve, para definir el uso de la Expo tras su clausura. Ahí participó Manuel Castells, y Francisco Ferraro, y Josefina Cruz, entre otros. Pero, una vez acabada la Expo, los gestores que enviaron desde el Gobierno central, encabezados por Rafael de la Cruz, no estaban de verdad involucrados en el desarrollo del proyecto. Hubo empresas como Xerox que quisieron quedarse y se fueron porque la organizadora no resolvía nada ni tenía interés. Tampoco en la gestión de los activos. Se perdieron oportunidades y años. En un contexto difícil, Cartuja se empezó a relanzar gracias a las empresas que nos hemos instalado en un lugar que nos parece el adecuado en Sevilla.
-¿Por qué el Ayuntamiento no lidera el impulso de Cartuja?
-Al Ayuntamiento de Sevilla, la Expo le venía grande y después nunca ha asumido que Cartuja 93 es el futuro de la ciudad y su liderazgo en Andalucía. Tiene que cambiar de mentalidad y considerar estratégico el papel que puede jugar en Cartuja para la imagen de Sevilla en el mundo, para aprovechar la tecnología que estamos haciendo muchas empresas, para atraer inversores a partir de proyectos viables. La ciudad tiene que conseguir que a nivel mundial se la identifique con industria de alta tecnología.
-¿Qué debe cambiar en las relaciones entre el poder político y los empresarios?
-Tiene que haber mayor visión a medio y largo plazo de la estrategia, y mayor complicidad público-privada, para que a todo aquel que aporta valor se le reconozca y tenga un retorno razonable, mientras que aquel que juegue a especular se le filtre y se le impida que lo haga. Si estableces muchos mecanismos para evitar la picaresca, y lo vemos (en Sevilla, en la bahía de Cádiz...), el pícaro especializado en eso acaba por saltarse los controles porque establece mecanismos de colaboración atípica, mientras que el empresario serio se aburre.
-¿Cómo se erradica la picaresca como modelo de éxito?
-Lo malo no es que todos jueguen a la picaresca, sino que estaba bien visto entre los empresarios. Se decía que es tonto el que hace bien las cosas. A mí me han dicho que, con más de 200 empleados, para qué me iba a complicar la vida si con buenos contactos en la Junta iba a ganar más. Lo grave no es sólo que esa ha sido la regla, sino que era la mentalidad considerada bien vista. Esto hay que cambiarlo. Tiene que partir de la sociedad. Porque tenemos lo que nos merecemos.
-Da la impresión de que en el sector TIC muchas empresas son sólo satélites de lo que promueve o demanda la Junta como cliente.
-La Junta, con tantos proyectos de prestación de servicios, hacía que todo el mundo engordara generando actividades o seudoproductos por la que te pagaban un precio no muy alto pero razonable, con un pequeño margen. Todo el mundo entraba en ese juego. Sin embargo, muchas hemos intentado desarrollar productos propios, lo que requiere pensar más a medio o largo plazo y vender fuera de España.
-Ponga un ejemplo.
-Acabamos de firmar en Chile un acuerdo para desarrollar temas de ingeniería y energía, participamos cinco empresas sevillanas: Isotrol, otras tres de ingeniería: Ghenova, Azcatec y Saincosa, y el estudio de arquitectura y urbanismo Eddea.
-¿Qué sustenta el auge de Isotrol?
-Tenemos alta eficiencia en la gestión de plantas de energías renovables, con control en tiempo real de instalaciones dentro y fuera de España, tenemos en Brasil, Portugal, Italia... En informática hemos destacado con el software educativo para escolares, tan implantado en Andalucía. Estamos exportando ese sistema a países latinoamericanos. Nuestra facturación ya procede del extranjero en un 40%. Muchas veces de la mano de empresas tractoras como Endesa. Creo que es un buen momento para hacer inversiones, por supuesto muy calculadas, selectivas y especializadas. Grupos de empresas de los parques tecnológicos de Sevilla, Málaga y Granada pueden ser competitivos en mercados próximos (nacionales y europeos) a ojos de empresas a las que resulte más conveniente, por proximidad geográfica y mental, tener los centros de trabajo cerca y no en China o India, donde están subiendo los costes laborales. En ciudades indias como Bangalore, emporio de la informática, los salarios ya son más altos que aquí.
-¿El sector TIC desde Sevilla puede ejercer liderazgo?
-Sí, hay buenas empresas, y multinacionales interesadas en invertir. En los últimos meses he tenido gestiones con algunas de esas grandes empresas porque la Junta ha puesto en marcha la externalización de centros de procesos de datos. Cada uno puede tener un coste anual de 100 millones de euros y hay empresas dispuestas a invertir para prestar ese servicio a la Administración con un ahorro entre el 30% y el 40% y con mejor calidad y seguridad. Esos centros serán dimensionados para incorporar otra serie de actividades. Con lo cual, muchas pequeñas y medianas empresas podíamos establecer acuerdos de colaboración con las grandes para generar una especialización tecnológica. Eso se puede hacer desde Sevilla y es más barato que desde Madrid, Berlín o Londres.
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