Pérgolas de ida y vuelta para los colegios de Sevilla
El Macero
Mientras el gobierno local anuncia la reutilización de estas instalaciones de la Expo para dar sombra en los recreos, el concejal de Urbanismo pone en duda su funcionalidad
"Hay que ver otro tipo de toldos, velas tensadas, más cómodas y fáciles de mantener"
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Cuesta lo suyo ponerse a escribir de toldos, sombra y calor cuando la provincia ha estado en alerta naranja por una DANA, ya saben, ese nuevo acrónimo con el que se designa a lo que antaño se llamaba gota fría. Los telediarios siguen colmatados de imágenes de tierras levantinas cubiertas por el fango (no al que alude constantemente el guapo de la Moncloa) y las tareas de búsqueda de desaparecidos continúan cuando desde el Ayuntamiento de Sevilla se anuncia una partida de 300.000 euros para darle una segunda vida a las pérgolas usadas hace más de 30 años en la Expo. Instalaciones que se emplearán ahora en los colegios, donde los alumnos sudan lo suyo a principios y finales de curso.
En estos tiempos de cambio climático toda precaución es poca. Lo hemos vivido esta semana, con suspensión de clases ante la alerta naranja activada por la Aemet por riesgo de fuertes lluvias. La tragedia de Valencia (una de las gestiones políticas de mayor vergüenza del siglo XXI) hace extremar cualquier medida al respecto. Los niños no fueron al colegio el pasado jueves. Cierto es que luego la DANA se desinfló y las incidencias fueron mínimas, pero en las actuales circunstancias más vale pecar de prudentes que de lo contrario.
Pero en esta ciudad, además de la lluvia (tan necesaria, por otra parte, para espantar el fantasma de la sequía), conviene estar muy atentos al termómetro cuando pega una buena levantá y se pone por las nubes. Los meses en los que el mercurio se sitúa por encima de los 30 grados se adueñan cada vez más del calendario. La ropa de entretiempo, de hecho, se queda colgada en el ropero, sin apenas uso. Uno de los colectivos más afectados por la situación meteorológica es el de los alumnos, que pasan buena parte del día en aulas no acondicionadas ni para el frío, ni mucho menos para el calor. No han sido pocas las manifestaciones de las AMPA los últimos años exigiendo mejoras en este sentido en los centros educativos.
Escuelas de Calor
Fruto de este malestar surgió la plataforma Escuelas de Calor, cuyos integrantes, entre otras medidas, propusieron el empleo de las antiguas pérgolas de la Expo'92 para acabar con la falta de sombra en los colegios. Dichas instalaciones han permanecido décadas junto al edificio de Torretriana, donde se encuentra la Consejería de Desarrollo Educativo y FP (en la Junta de Andalucía hay quienes tienen predilección por usar nombres extensos como títulos de cofradías). Tal petición fue escuchada por el equipo de José Luis Sanz, que hace escasos días aseguraba que en los presupuestos de la Gerencia de Urbanismo para el próximo ejercicio se incluye una partida de 300.000 euros para la puesta a punto de las pérgolas y su reutilización.
Sabemos de sobra que a Sanz los colegios le suponen un auténtico quebradero de cabeza. A principios de 2024, el regidor hispalense aseguró que se los había encontrado en un espantoso abandono al tomar la Alcaldía, fruto de la dejación socialista. Incluso encargó una auditoría para verificar tal degradación. Desde entonces no ha dejado de anunciar planes y obras para ponerlos a punto (en la medida de lo posible). Esta misma semana ha hecho lo propio con un programa mediante el que se remodelarán las zonas de Educación Infantil de estos centros, donde a diario acuden miles de menores. Todo ello, con una federación de AMPA públicas que pone en duda este trabajo y que lamenta los recortes acometidos en la plantilla municipal que presta servicio en dichas instalaciones, especialmente las de limpieza y portería.
Raro es el pleno o junta municipal de distrito en la que la situación de los colegios no protagonice algún punto del orden del día. Así ocurrió recientemente en la del Distrito Norte, donde precisamente la falta de sombra en edificios escolares se convirtió en motivo de debate. La presidenta del AMPA del CEIP Hermanos Machado, en Pino Montano, tomó la palabra para preguntar por las referidas pérgolas, en concreto, si su reutilización es factible.
Las palabras del concejal de Urbanismo
La respuesta la otorgó Juan de la Rosa, delegado del distrito y también concejal de Urbanismo, a cuya Gerencia compete darle una segunda vida a estas instalaciones con 30 años de historia. De la Rosa confirmó la cesión por parte de la Administración andaluza, aunque, eso sí, no puso la mano en el fuego por que estas estructuras puedan cumplir el cometido solicitado por Escuelas de Calor en los centros de enseñanza. En el acta del día quedan reflejadas las palabras del concejal del PP: "El presidente responde que, efectivamente, ha habido la cesión de pérgolas por parte de la Junta de Andalucía, pero éstas son de hace muchos años y quieren comprobar su estado y viabilidad". Continúa su intervención con una precisión nada baladí: "Hay que ver otro tipo de toldos, como velas tensadas, más cómodas y más fáciles de mantener, con el objetivo de dar sombra en los centros educativos". No debe olvidarse que las pérgolas se pensaron para cubrirse con vegetación.
Llama cuanto menos la atención que el principal responsable de Urbanismo sea el que ponga en duda que la ansiada reutilización resulte efectiva. Y ello, pese a dotarse con una cuantía de 300.000 euros su "adecuación y reutilización", como se ha leído estos días.
Está comprobado que el devenir de los toldos, carpas y pérgolas en esta ciudad va camino de convertirse en una historia de ida y vuelta. Ahí están los casos que ocuparon titulares, como el de la cubierta de la Copa Davis de 2004, que acabó en una chatarrería; o los toldos-tanga que se colocaron la década pasada en la Plaza del Pan (un día duraron instalados ante la críticas). O los dimes y diretes con los toldos en la Avenida de la Constitución, que llegó a rechazar Patrimonio cuando el PSOE gobernaba la Alcaldía. Sin olvidar la rotura de los recién puestos en el Paseo del Marqués de Contadero y las lonas que muchos veranos han llegado tarde a las calles del centro. Esperemos que las pérgolas de la Expo -bajo las que paseamos los que hoy peinamos canas- logren mejor fin. Crucemos los dedos.
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