La pérdida de ilusión y el desgaste, principales causas de separación
La media de edad de las personas en trámite de divorcio está entre los 35 y los 45 años · Ellas dan el primer paso
"Una primera adaptación es clave a la hora de comenzar un proyecto en común, pues, si hace 30 años la mayor causa de separación era la infidelidad, hoy en día es el desgaste y la pérdida de ilusión". Así apuntaba ayer la abogada especialista en Derecho de Familia María Pérez Galván, que acudió al Desayuno Sociedad de Antares para repasar la actualidad en conflictos familiares, y especialmente, en divorcios.
Con la incorporación de la mujer al mundo laboral no sólo cambia su modo de vida profesional, sino que las relaciones personales también han evolucionado a un nuevo modelo que se denota a la hora de resolver conflictos, tal y como remarcó María Pérez: "La mujer sigue siendo el soporte principal de la casa a pesar de trabajar a tiempo completo. Son también las que más toman la iniciativa a la hora de decidir separarse y, cuando lo hacen, tiran de lo que haga falta para sacar a los hijos adelante". Esto no quiere decir que los jóvenes maridos no se estén implicando cada vez más en las tareas conjuntas.
Las nuevas generaciones de parejas comparten más que nunca la responsabilidad de los niños, lo que se traduce posteriormente en un aumento de custodias compartidas. Según Pérez Galván, "los hombres cada vez luchan más por quedarse con los hijos", y por ello recomienda siempre "que pacten amigablemente el tiempo que pasará cada uno con ellos, para que el divorcio se resuelva de manera tranquila y los hijos no sufran".
Pero un divorcio "amistoso" suena bonito aunque poco factible. Los abogados han de hacer muchas veces de psicólogos y amigos, intentando siempre a priori buscar una solución a los problemas de la pareja en caso de que éstos sean livianos. La media de edad de las personas que se divorcian ronda entre los 35 y 45 años. Por su parte, los menores de 30 años con hijos pequeños suelen separarse para recuperar una vida anterior de amigos y juergas. "Hay que sopesar si se tiene la madurez suficiente para llevar a cabo una convivencia en pareja, adaptarse a los hijos y al trabajo", aconseja Pérez. Cuando ambos trabajan y vuelven cansados, apenas hay comunicación y la vida diaria se vuelve rutinaria y monótona: "Los abogados no sólo nos centramos en los trámites judiciales, también aconsejamos que se cuide a la pareja. Al igual que hacemos la revisión del coche hay que hacerlo con nuestro matrimonio", recomienda la abogada.
Pérez Galván mostró su sorpresa ante el rechazo que existe en Andalucía, especialmente en Sevilla, a planificar un testamento o a realizar separación de bienes: "Muchas familias se molestan si la otra parte quiere ir a los abogados antes de la boda. Pero, desgraciadamente, por experiencia sé que el dinero es el conflicto base de un divorcio. Se mezcla matrimonio con patrimonio".
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