Los pequeños tesoros del Alfonso XIII
Curiosidades
El hotel recibe un paquete con una llave que un huésped americano se llevó en 1974
Un museo del 29 por descubrir
El hotel Alfonso XIII ha recuperado ya un centenar de llaveros y antiguas llaves de las habitaciones del emblemático establecimiento. Su valor es sentimental, pues esas cerraduras están en desuso. También patrimonial porque son pequeños tesoros que permite reconstruir la historia de un hotel a través de las experiencias de sus huéspedes. Uno de ellos se llevó en 1974 la llave de la habitación 369 y 47 años ha decidido devolverla, no sin esconder su vergüenza.
Tal vez fue un despiste o no, fue un hurto, pues en esa época llevarse esos grandes llaveros como recuerdo era una costumbre en vistas a todos los que han ido desapareciendo a lo largo de la historia del hotel. Pero lo que sí parece cierto es que el huésped, casi medio siglo después, está avergonzado por su acción y ha decidido enmendarlo.
"Querido personal del hotel Alfonso XIII. Tomé esta llave en 1974. La acabo de encontrar en el fondo de una caja. Lo siento muchísimo. Estoy avergonzado como para firmar con mi nombre". Ésta es la traducción de la nota, que por rúbrica lleva un corazón y que acompañaba al paquete, sellado en una oficina de correos de Merrifield, un pueblo de poco más de 15.000 habitantes de Virginia, en Estados Unidos.
El detalle ha sorprendido tanto a la dirección del hotel, que ha decidido contactar con el remitente para darle las gracias y, en contrapartida, corresponderle con un regalo si deciden volver a visitar el hotel de más lujo de la capital hispalense. Y Carlo Suffredini, el director del hotel, busca ya un hueco en el particular museo que tiene el establecimiento para lucir ese llavero junto con la nota que explica la anécdota.
Un pequeño tesoro más que se sumará a la colección de fotografías y objetos diversos que el hotel expone en uno de los pasillos de la planta baja, donde se encuentra también el Museo del Turismo, una sala dedicada a la Exposición Iberoamericana del 29 y que permiten hacer un ameno recorrido por la historia de este alojamiento y por la de la propia ciudad.
Tanto en ese área musealizada como en las habitaciones actuales, la dirección ha ido colocando documentos de valor sentimental, como postales remitidas por los primeros clientes en los años 20 y 30 celebrando su estancia e incluso una lista de las tarifas de la apertura del establecimiento, que fijan en 100 pesetas el precio de una habitación doble. También están expuesta la vajilla y la cristalería usadas en la boda de la sobrina de Alfonso XIII, Alfonsina, con el conde Juan Zamoyski, que se celebró en el hotel.
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