El peatón arrinconado
La multiplicación de los veladores
Hay calles del centro como Mateos Gago con un velador por cada 13 metros cuadrados. La 'presión' para el peatón es mayor en casos como el de Argote de Molina, con uno por cada diez metros cuadrados.
Los veladores han tomado determinadas calles de la ciudad hasta el punto de ejercer una presión contra el peatón que puede ser tasada con ayuda de los datos oficiales del catastro (Ministerio de Hacienda) y un mero ejercicio de campo consistente en contar el número de mesas a mediodía o por la noche, en franjas horarias tradicionalmente de mayor uso. ¿Por cada cuántos metros cuadrados hay un velador en calles como Albareda o en plazas como la de Doña Elvira? La peatonalización ha tenido un efecto cuyo control es cada día más complejo: la proliferación de mesas y sillas con el consiguiente despliegue de pizarras abatibles que, de hecho, suponen también un aumento del número de obstáculos que ha de sortear el peatón. El aumento de los veladores también se explica por las leyes antitabaco que impiden fumar en el interior. Negocios que jamás habían colocado mesas en el exterior han tenido que hacerlo para no perder a los clientes fumadores. Una causa y otra han dado pie a una percepción casi generalizada: hay calles por las que resulta muy molesto caminar en muchos momentos.
Una de ellas es Mateos Gago, la entrada oficial al barrio de Santa Cruz desde la Plaza Virgen de los Reyes, un itinerario obligado para los turistas. En el tramo comprendido entre dicha plaza y la calle Mesón del Moro, que supone una extensión de 1.645 metros cuadrados, hay cada día una oferta de 126 veladores. Un velador por cada 13 metros cuadrados. Si a ello se suman las dos o cuatro sillas de cada velador, los coches aparcados en batería y la estrechez de las aceras, hay instantes en los que la presión que sufre el peatón es muy elevada.
Un enclave turístico de Santa Cruz es la Plaza de Doña Elvira, donde el perímetro del salón de la plaza está tomado por las mesas y sillas. Aquí la presión es de un velador por cada 14,5 metros cuadrados, sin olvidar que de las 77 mesas contabilizadas hay muchas de tamaño superior. Muy cerca, en la Plaza de los Venerables, los datos son peores para el peatón, pues hay 33 veladores en 303 metros cuadrados, lo que supone uno por cada 9 metros cuadrados.
Una de las calles donde más ha crecido el número de veladores hasta parecer una suerte de Benidorm de la tapa es Albareda, en el entorno de la Plaza Nueva. En esta calle las mesas se disponen en ambos lados, dejando al viandante un estrecho carril central. En el tramo entre las calles Jaén y Tetuán hay dispuestas 43 mesas. La presión es de un velador por cada 6,7 metros cuadrados. En el tramo entre Tetuán y General Polavieja hay 30 veladores. El resultado es aún peor: un velador por cada 5,7 metros cuadrados.
En otra calle de esta misma zona próxima al Ayuntamiento, General Polavieja, el peatón sufre una presión de un velador por cada 6,3 metros cuadrados.
La multiplicación de las mesas y sillas en Argote de Molina es más que evidente. En esta calle se aprecian el velador de tamaño estándar, así como una versión minimalista que se instala en la trasera del hotel de cinco estrellas de Alemanes, ocupando prácticamente el pequeño espacio de acera que hay entre la fachada del inmueble y la hilera de bolardos. En Argote de Molina, en el tramo comprendido entre Alemanes y Placentines, hay un velador por cada 9,7 metros cuadrados. En Álvarez Quintero, en el tramo entre Argote de Molina y Rodríguez Zapata, hay un velador por cada 4,1 metros cuadrados, por lo que esta zona del entorno de la Catedral sufre los mayores niveles de presión.
También existen casos de evidente crecimiento del número de veladores, pero compensado por la extensión de la calle. En Triana, en el tramo peatonalizado de la calle San Jacinto hay 66 mesas, una cantidad que no existía en los años de tráfico rodado. Pero en este caso la proporción es de un velador por 47,8 metros cuadrados. En la calle San Fernando se ha producido un crecimiento notable de mesas, pero en este caso el dato no es tan positivo como parece (un velador por 50,8 metros cuadrados) pues hay que descontar el espacio de la plataforma del tranvía y el carril-bici. Se trata de una calle incómoda para el peatón, máxime si se tiene en cuenta la falta de sombra.
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